martes, 14 de septiembre de 2021

Italia 2021

Italia, se mire por donde se mire es un país impresionante, y en esta ocasión, tras visitar Bérgamo, Florencia, San Gimignano, Siena, Verona y sobre todo, Venecia, la verdad es que casi lo de menos ha sido el tema de la bicicleta, aunque por supuesto, también ha tenido mucho interés.



Para abrir boca, ya que pasamos la primera noche en Bérgamo, madrugué un poco para dar una vuelta por el entorno de la ciudad, llegando hasta el Lago de Iseo, sitio de gran interés de La Lombardía, por sus bonitos pueblos situados en su orilla, antes de afrontar una de las subidas más exigentes de la zona, el Colle di San Fermo, que en sus 14 km acumula un desnivel de cerca de 1.000 m., con bonitas vistas de las montañas prealpinas.


Lago de Iseo


 

Subida a Colle di San Fermo


Desde la cima, rápido descenso para volver a Bérgamo, pero quedándome sin tiempo para subir a la Ciudad Alta como tenía pensado, ya que la habíamos visitado la noche anterior y nos sorprendió gratamente, al dar la casualidad de estar celebrándose un festival de paisajismo y tener las calles y plazas principales engalanadas y decoradas con plantas y flores.

CLIC AQUÍ PARA VER RUTA: Bergamo-Lago de Iseo-Colle di San Fermo-Bergamo 


Pero había que tirar para Siena ya que la excusa del viaje era mi participación en la Gran Fondo Strade Bianche, que a su vez ha motivado mi iniciación en el “mundo grável”. Por cierto el plan era haberla hecho ya con la “Orbea Terra”, pero pese a tenerla pedida desde Marzo, no ha sido posible tenerla aún por la “crisis” de suministros de componentes.

Había que comer por el camino y que mejor sitio que hacerlo en el centro de Florencia, en una tradicional Trattoria al pie de la magistral cúpula de Bruneleschi…

Tras completar la visita pasando por el Palazzo Vecchio, la Galería de los Uficci, y el Pont Vecchio,  vuelta al coche para llegar directamente a recoger el dorsal en la Fortezza Medicea de Siena, donde tenían montada una auténtica Festbike. En la bolsa del corredor, a parte de propaganda y varios geles, un guardabarros, un cortavientos, y el maillot oficial, sin duda el más bonito que me han dado nunca…no pude resistirme a comprar el culotte a juego.

Para cenar, decidimos desplazarnos a San Gimigniano, pueblo mediaval conservado a la perfección, y cuidado hasta el último detalle…Cayó una auténtica pizza capricciosa.

De vuelta a Siena, pasamos por la Piazza del Campo, con su descomunal torre, donde finalizaría la prueba, al igual que la de los Pro y por el Duomo, que compite en belleza con el de Florencia.

Al día siguiente, paseo desde el hotel hasta la zona  de salida, organizada por cajones, y habiendo caído en el ultimo, el de los dorsales 4.000 a 6.000…20 minutos desde que salió el primero hubo que esperar hasta poder empezar a pedalear.


Previa a la Salida

La primera parte se hizo muy rápida, llegando al primer sector de tierra en el Km 20 a 36 km/h de media.  Menudo atasco se formó, al entrar el pelotón aún bastante compacto, pero cuando encontré hueco, pude poner un buen ritmo adelantando a cantidad de gente…pensé que para algo habían valido los “entrenamientos” por Los Toruños y demás carriles del entorno de Jerez.



Tras salir del primer sector, mantenía una buena media y empecé a plantearme el objetivo de bajar de las 5 horas.

Los siguientes sectores de sterrato los seguí pasando bien, pero entonces llegó el tramo me largo, de 9,5 km, donde empezó a ponerse la cosa sería, con varias subidas al 14%, en las que era complicado guardar el equilibrio con las cubiertas de 28 mm.


Tramo de sterrato


En las zonas asfaltadas, no sé bien por qué, no se formaban grupos buenos, y cuando nos juntábamos 8 o 10, enseguida venía algún repecho fuerte que volvía a romperlo todo. La media iba ya bajando considerablemente, y el desnivel acumulado aumentando. En teoría saldrían 1.600 m, y en el km 70, iban ya 1.000, por lo que iba pensando que la segunda mitad sería más suave…gran error, cada vez los tramos de tierra eran más complicados y los de asfalto se agarraban más, y tras una trampa al 17%, empecé con mis habituales problemas de calambres, quedando aún 50 km para la meta.

El objetivo era ya llegar como fuera…le había dicho a mi mujer que me esperaba en la meta, que si la cosa se daba bien llegaría sobre las 13:00, que si se daba normal, a las  13:30 y que si se daba mal, a las 14:00…una hora estuvo esperándome.


Llegada a Siena


La parte final me costó mucho, e incluso tuve que echar pie a tierra en una ocasión y un rampón de tierra al 18%. Quedaban 10 km, y el desnivel acumulado seguía sumando, llegando a la Muralla de Siena ya con más de 2.000 m y quedando la subida por el empedrado de llegada a meta, que lo hice “un poco” más despacio que Van der Poel…cruzar la pancarta fue todo un alivio, pero siempre me acordaré del terreno de La Toscana.


CLIC AQUÍ PARA VER RUTA: GF Strade Bianche 2021


Sin tiempo para descansar, de nuevo al coche ya que el otro objetivo del viaje era visitar esa tarde Venezia…Teníamos por delante más de 300 km, y con el traficazo italiano que es demasiado. A pesar encontrar varias retenciones grandes, la entrada a Venezia fue súper fácil, encontrando sitio para aparcar sin complicaciones…solo quedaba el paseíto en vaporetto por el Gran Canal hasta la Plaza de San Marcos, que sin duda es el espacio urbano más impresionante que ha podido diseñarse,  destacando sobre todo el Palacio Ducal…habrá que volver, aunque lo malo es que por allí está prohibido circular en bicicleta.

Y aún me quedaba el plato fuerte, la subida al Zoncolan. Había diseñado un recorrido espectacular, saliendo desde Sutrio, para subir antes el Crostis, el puerto que se negaron a subir los ciclistas en el Giro 2017 por la peligrosidad del descenso, y que tiene 15 km al 10 % de media. Habrían salido 65 km y 2.800 m de desnivel, pero viendo que estaba muy castigado, y que como me descuidara podíamos hasta perder el avión de vuelta, decidí “conformarme”, con ir directamente de Sutrio a Ovaro, para subir la cara con más historia, y considerada como la subida más dura de Europa.


De la subida en sí, poco que contar…lo que dice el segmento del Strava ya impone: 7,35 km, al 13,5% de media, pero la realidad es peor, los 5 primeros no bajan del 15%, por lo que la subida se hace verdaderamente agónica. La única distracción, los carteles que van indicando la distancia con fotos de ciclistas ilustres y el kilómetro final tras atravesar tres túneles, con varias curvas de herradura.

Último kilómetro del Zoncolan por Ovaro

Arriba, la recompensa a tanto esfuerzo, sacar la foto junto al monumento indicativo de la altitud.


Solo quedaba bajar, comprobando que la otra vertiente no tiene nada que ver, al ser por una carretera muy buena y cómoda.


Habíamos hecho noche en Udine, así que había que volver al Aeropuerto de Bergamo, otros 300 Km de nuevo con tráfico intensísimo, pero nos dio tiempo a parar para comer en otra Trattoria junto a la Arena de Verona, para poner broche final a este viaje realmente excepcional.

Ya me he fijado un próximo objetivo en Italia, la Maratona de los Dolomitas. La duda es si será en 2024, para celebrar la “cincuentena” o antes…


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