Considerando todos los sitios por donde me he
movido con la bici, la verdad es que ya estaba tardando en dar el salto a otro
continente, estando África tan cerca, y aunque la idea era inscribirme en
alguna prueba, al final decidí organizar un viaje por mi cuenta cruzando a
Marruecos.
Mi plan inicial era hacerlo en modo
bikepacking con salida y final en Jerez, pasando el estrecho por Tarifa y haciendo
una incursión por la zona de Tanger y Tetouan, pero entonces surgió la invitación por parte unos amigos “autóctonos”
para ir al país a explorar posibles opciones nuevas de trabajo y de paso hacer
algo de turismo.
El primer día teníamos previsto estar en Tetouan,
donde residen los anfitriones, para después desplazarnos hacia Rabat y
Casablanca, donde pasaríamos un par de días más. Pero como íbamos a cruzar con
el coche, “negocié” salir yo antes en la bici para juntarme con mi mujer ya en
Algeciras.
Así la primera etapa de esta ”ruta intercontinental”
sería Jerez-Algeciras, aprovechando para realizar el recorrido completo del
Corredor Verde Dos Bahía, desde Puerto Real. La salida, desde la Torre
Octogonal del Alcázar, haciendo un guiño a la cultura árabe.
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Alcázar de Jerez |
Tras atravesar El Puerto, paso a través de los
Toruños dirección Puerto Real, siempre muy agradable a pesar de
los estragos que ha hecho en algunos puntos el incendio de este verano, para
plantarme frente a la Bahía de Cádiz, buscando el punto de inicio del Corredor
Verde.
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Los Toruños |
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La Bahía |
El primer tramo, a través de los Pinares del Parque de las Cañadas, girando dirección a Medina, donde empecé a comprobar que el viento me iba a molestar en gran parte del recorrido. Tras superar los numerosos repechos de esta zona, por la circunvalación y sobre todo en el tramo hasta Benalup, bastante abierto, definitivamente el viento se convirtió en un problema al tenerlo totalmente de cara.
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Parque de las Cañadas |
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Paso por “Puente Romano de los Tres Ojos”.
Tramo Medina-Benalup. |
Tras girar de nuevo después de bordear Benalup,
el viento pasó a ser de costado, dando una tregua, aunque atravesando el puente
de madera del Embalse del Celemín, por cierto sin rastro de agua, casi que me
tira.
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Puente de Madera del Emblase del Celemín |
Tuve que desviarme hacia Las Lagunetas, para
rellenar los botes y comer algo en la Venta, comprobando que llevaba 4 h 20
min, para 80 km, por lo que empecé a pensar que iba a andar muy justo… eran las
13:30, el Ferry salía a las 16:00, y me quedaban unos 45 km…
Me incorporé de nuevo al Corredor Verde Dos
Bahías, iniciando el tramo sin duda más bonito, ya en pleno Parque de los
Alcornocales, pero que a la vez es el más duro, con una larga subida hasta Valdeinfierno,
incluyendo algunos repechos casi imposibles y un tramo de escalera en el que
evidentemente hubo que poner pie a tierra.
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Corredor Dos Bahías. Tramo Las
Legunetas-Valdeinfierno. |
Con bastante esfuerzo, por fin coroné, pero el retraso era ya mucho, así que cuando terminé la bajada, llamé a mi mujer para ver por dónde iba, y me resigne a que me recogiera en Los Barrios…Faltaban solo 12 km, pero eran ya las 15:15…podría haber llegado a Algeciras, pero con menos de 15 minutos de margen, así que hubiese sido muy arriesgado.
Me disgustó no completar el recorrido
previsto, pero al fin y al cabo, lo más interesante, por enfrentarme a lo desconocido,
empezaría el día siguiente. El viaje en barco hasta Ceuta, perfecto, pero para
seguir con las complicaciones, resultó que el día era festivo en Marruecos, con
lo que había una afluencia masiva en la Frontera…4 horas pasaron hasta poder
pasar.
Por fin en suelo marroquí, nos recogieron
nuestros amigos y directamente nos llevaron a cenar a un Riad de Tetouan,
regentado por una española, donde probamos los primeros tajines. Por el camino,
la primera impresión fue, que salvo por los carteles en árabe, podríamos estar
perfectamente en cualquier sitio de la Costa del Sol…
El día siguiente, impaciente por dar las
primeras pedaladas en el Continente africano, estaba montado en la bici nada
más amanecer. Solo tenía unas tres horas, ya que teníamos que desplazarnos
hacia Rabat, pero suficiente para hacer una ruta basada en el recorrido de la
Etapa 3 de El Mito gravel de este año, que se realizó por esta zona.
La salida desde el Centro de Tetouan, por el
mismo camino que habíamos hecho por la noche, constatando que se trata de una
zona totalmente “europeizada”…prácticamente solo destacan los Minaretes de las
Mezquitas.
Tras el paso por M’Diq, la zona más turística y
comercial, con su gran paseo marítimo, desvío para buscar el Barrage Asmir, bonito
lago entre montañas, rodeado por una pista en perfectas condiciones, que fue de
paso en la etapa africana de El Mito.
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Playa de M’Diq |
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Barrage Asmir |
La Vuelta a Tetouan, de nuevo atravesando las grandes avenidas propias de una ciudad de cerca de 400.000 habitantes, completando los primeros 54 km en África. Se hizo corto, pero fue una buena primera aproximación.
El viaje a Rabat, bastante largo, pero nada
más llegar me llevé la gran sorpresa de encontrar allí una obra que desconocía de
la gran arquitecta Zaha Hadid: el Gran Teatro de Rabat, verdaderamente
impresionante por el emplazamiento y el diseño inconfundible de su autora.
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Gran teatro de Rabat |
Igualmente impresionante, pero por otros
motivos, El Mausoleo de Mohamed V en la explanada de la Torre Hasán…
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Explanada de la Torre Hasán. Rabat. |
Por la tarde, visita a la Medina y su
mercadillo, donde les pillé a los niños la camiseta de Bellinghan por 5 euros…
Y ya de noche, viaje a Casablanca, donde teníamos reservado el hotel.
Al día siguiente, mi rutina. Tempranito salida
en bici, por los alrededores de Casablanca, que lo cierto es que para nada era
como suponía. Se trata de una megaciudad de 5 millones de habitantes, totalmente
cosmopolita, con grandes edificaciones de estilo “occidental” y con los problemas
de circulación propios de estas grandes aglomeraciones urbanas.
Aún así, conseguí encontrar una ruta que
resultara agradable, gracias también a que al ser Domingo, no había mucho tráfico.
De inicio, paso por la plaza de las Naciones
Unidas, para ir bordeando la Medina, hasta encontrar la Gran Mezquita de Hassan
II, el auténtico hito de la Ciudad, y que fue construida entre 1985 y 1993, pero empleando
para la decoración las técnicas artesanales propias del siglo XIII que pueden
contemplarse por ejemplo en La Alhambra.
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Plaza de las Naciones Unidas. Casablanca |
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Mezquita de Hassan II |
La salida de la ciudad, por la zona costera, con un buen tramo de carril bici, atravesando urbanizaciones que me hacían pensar que podría estar perfectamente en Vistahermosa.
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Salida de Casablabca por Parque de la Costa. |
Lo que más me llamó la atención fue la enorme
cantidad de gente que había corriendo por la calle, y sobre todo por la playa,
yo diría que a miles.
Llegando a la localidad de Tamaris, di ya la vuelta, cogiendo por una carretera interior convencional, más aburrida y ya con más tráfico, para llegar al hotel, sumando otros 65 km por Marruecos.
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Playa de Tamaris. |
Los demás habían ido a desayunar, y el plan era quedar en la Mezquita para visitarla juntos. Así que ya vestido de calle, volví a coger la bici para ir hasta allí, con la mala suerte que mientras les esperaba, y estando parado, un policía me indicó que me apartase de donde estaba porque iba a pasar un vehículo, y al ir a moverme, me tropecé, cayendo a plomo de espaldas sobre la bici…lo peor fue el ridículo, pero daño es verdad que también me hice.
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Tocaba desplazamiento hacia El Jadida, donde
en sus proximidades teníamos nuestro destino final: El gran hotel Mazagan, un
gran resort de 5 estrellas, con playa privada, spa, casino, tiendas de lujo…pero
que gracias a nuestros anfitriones, salía por un módico precio. No es que este
tipo de establecimientos sean de mi agrado en especial, pero se trataba de pasar
un día de relax, que a mí me permitía hacer una ruta algo más larga, y por
zonas no tan urbanas.
Y lo cierto es que nada más salir del entorno
del hotel, enseguida entré en la realidad. El contraste entre la zona más
desarrollada, y la zona rural es enorme, diría que como viajar en el tiempo. De
repente no había nada de tráfico y solo pasaban carros tirados por burros. Las
edificaciones, muy dispersas, la mayoría prácticamente chabolas, y de vez en
cuando, pequeñas escuelas a las que los niños acudían andando por los camino….el
paisaje, se volvió semidesértico, y lo que terminó de asombrarme es que vi una
pequeña mezquita y al acercarme, me di cuenta que había tumbas en el margen del
camino. Pensé que no debería estar por allí y di media vuelta rápido…
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Zona rural entorno a El Yadida |
El regreso era por El Jadida ciudad, mucho más
grande de lo que esperaba, pero sin un interés especial, salvo la zona
amurallada, y la playa, que por momentos me recordaba a Valdelagrana
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Vista de Chefchauen |
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Plaza Uta el Hamman |
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Calles de Chefchauen |
CLIC AQUÍ PARA VER RUTA: Chefchaouen (Intercontinental Ruta 5)
En conclusión, Marruecos merece la pena
conocerlo, y este viaje ha sido ideal como primera toma de contacto. Es cierto
que sin ir acompañado con alguien del país, puede resultar complicado moverse,
pero desde luego, en las zonas turísticas se puede estar con total
tranquilidad.
Me quedé con
ganas de seguir conociéndolo, y aunque pensaba que la siguiente vez,
cuando se pudiera, el objetivo sería la
zona de Marrakech, nada más estar de vuelta por Jerez y contar lo bien que
había ido todo, los amigos Santi Martínez y Jesús Reyes, me plantearon que les
gustaría tener esa experiencia, y ya que teníamos próximo el festivo del Día de
la Hispanidad, decidimos aprovecharlo. Lo más inmediato, ir a Tánger, que era
lo que tenía previsto en mi plan inicial, y tenía ya sacada la ruta.
Realizando los preparativos, comprobé que el
ferry salía bastante más económico saliendo desde Algeciras que desde Tarifa, aunque
tenía el inconveniente de que la llegada era en lugar de a Tánger Ville, al
Puerto Tánger Med, con lo que para pasar por los puntos clave previstos, la
ruta se alargaría hasta los 125 km. Confiamos en que no debíamos tener
problemas con los horarios, ya que teníamos unas 7 horas de margen, pero menos
mal que en el último momento, Santi y yo, decidimos ir con las bicis de
carretera ya que el recorrido era todo por asfalto, en vez de con las gravel
como habíamos hablado, ya que resultó mucho
más duro de lo que esperaba, y las gravel nos hubieran penalizado mucho.
Y sin ningún contratiempo, estábamos montados
en el Ferry para cruzar el Estrecho, tomando un buen desayuno y sellando el
pasaporte en el mismo barco, por lo que nada más desembarcar, estábamos
pedaleando dirección Tánger.
La ida, por la carretera secundaria que bordea
la Costa Norte, que nos permitía tener puntualmente vistas de la Península, aunque
muy disipadas por la neblina. (En las fotos, ni se aprecía, pero verse, se
veía).
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Vista del Estrecho desde la Costa Norte de Marruecos. |
Del grupo, yo era el único que ya había estado en Tánger, así que cuando por fin la tuvimos a la vista, Santi y Jesús se llevaron la sorpresa de comprobar la magnitud de la ciudad, que cuenta con cerca de un millón de habitantes.
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Tánger |
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Bulevar Mohamed VI. Tánger. |
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Torre Dar El-Barud. Centro de interpretación
de las fortificaciones de Tánger |
Accedimos a la Medina por la Puerta que da a
la Plaza Continental, comprobando enseguida lo concurrida que estaba, por lo
que tuvimos que atravesarla a pie, pasando por la Gran Mezquita de Tánger, y
saliendo por la plaza del Grand Socco, donde se ubica otra importante Mezquita.
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Entrada a la Medina desde Plaza Continental |
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Paso por la Medina de Tánger |
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Puerta de la Gran Mezquita de Tánger |
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Mezaquita de Sidi Bouabid. |
Tras algo de callejeo, con algún repecho
fuerte, encontramos la carreta hacia Cap Spartel, el siguiente destino, pasando
justo por delante del Palacio Real, y la
zona residencial de lujo de Tánger, y sus impolutos jardines.
Tras terminar el tramo de subida que traíamos
desde que salimos de Tánger, y tener las primeras vistas sobre el Atlántico, rápida
bajada hasta la costa, llegando al punto donde teóricamente, se unen el Océano y el Mar Mediterráneo. Había
leído que debido a las diferentes densidades de ambos, podía apreciarse la
línea de unión, pero la verdad es que yo no noté ninguna diferencia…
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Cap Spartel. |
Seguimos bajando, hasta llegar a la Playa de Achakkar,
donde nos sorprendimos al encontrar
camellos. Nos ofrecieron dar una vuelta por 5 Dírham (0,50 €), pero no
estábamos para eso.
Sí paramos a avituallar, y con 20 Dírham (2
€), tuvimos para tres coca colas, y una botella grande de agua…
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Playa de Achakkar. |
Desde ese punto, iniciábamos el camino de
vuelta, que sería por una zona más interior, y con la preocupación del viento,
que hasta ahora había sido favorable. La primera parte, pasando por el extrarradio
de Tánger, a través de grandes avenidas, y un tramo de carreta nacional, donde
encontramos bastante tráfico, hasta poder desviarnos por una carretera
secundaria super tranquila, que ya nos llevaría de nuevo a la costa, y que
resultó más interesante de lo que imaginaba, por los paisajes y un pintoresco
pueblo con casas de colores que vimos.
Las dos últimas subidas que quedaban, pasaron
factura, pero por fin, volvimos a ver el Mediterráneo, con lo que la cosa
estaba ya hecha. La última foto, en las ruinas de Ksar Srhir, una fortificación
mediaval del Siglo XIII.
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Ruinas de Ksar Srhir |
En el viaje de vuelta estuvimos hablando sobre
futuros planes, y con el Peñón de Gibraltar a la vista, algo de lo que nos propusimos fue hacer algo
allí.
Pero resulta que tenía que volver por Algeciras
el fin de semana, lo que me permitía aprovechar para hacer otra ruta que
cerraba esta serie que he llamado “Ruta Intercontinental”. Como comenté al
principio, la idea inicial era haber pasado por Tarifa, por ser un sitio
especialmente emblemático en el área del Estrecho, así que había que remediarlo.
Decidí salir de Los Barrios, para subir el
espectacular puerto de la Zarza, en pleno Parque Natural de los Alcorncales,
con la gravel por supuesto. Al inicio, encontré un sendero nuevo, la Puerta
Verde de Algeciras, que llevaba hasta el inicio de la subida, con un primer
tramo complicado por tratarse de un firme de piedras en muy mal estado,
costando en ocasiones mantener el equilibrio. Superadas un par de cancelas, ya
el estado va mejorando, estando muy bien la mayor parte de los 13 km que se
suman de ascensión. Una parada obligatoria es en el Mirador de Hoyo De Don
Pedro, donde se tiene por un lado una impresionante vista de la Bahía de
Algeciras y el Peñón, y de la zona del Tajo de la Escobas por otro, donde tenía
pensado llegar, pero que tuve que dejar para otra ocasión por no poder
entretenerme tanto.
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Mirador de Hoyo De Don Pedro |
Me llevó hora y media llegar arriba, por lo
que pensé recortar un poco y llegar directamente al Mirador del Estrecho por
carretera, pero ya en la bajada tuve unas primeras vistas sobre África
verdaderamente espectaculares, al haber un banco de niebla, del que sobresalía
las montañas entre Tánger y Tetouan.
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Vista del Estrecho desde Bajada Pto de la Zarza |
En el Mirador del Estrecho, más o menos la misma imagen….
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Mirador del Estrecho |
En Tarifa, el punto donde se divide el Océano
Atlántico y el Mediterráneo, es más evidente que en Cap Spartel, pero fue
imposible sacar una foto buena con las dos placas, por la afluencia masiva de
turistas que querían fotografiarse allí.
Antes de abandonar Tarifa, paso por la zona amurallada
de la Torre del Miramar, de origen
Almorávide, nueva muestra de la estrecha relación que siempre ha existido entre
el Sur de Europa y el Norte de África.
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Torre del Miramar |
La vuelta, para hacerla más interesante, por el carril del Parque Natural del Estrecho, aunque ya lo conocía y me resultó muy duro por el estado del firme. Pero es que merece la pena, por las vistas que se van teniendo de todo el litoral hasta la Torre de Guadalmesí, donde ya se abandona la costa para ir buscando de nuevo la carretera de regreso a Algeciras, no sin antes superar un par de buenas subidas.
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Carril del PN del Estrecho. |
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Torre de Guadalmesí. |
A la hora que pasé por allí, la niebla prácticamente
se había disipado, siendo cada vez más nítidas las vistas de la costa africana,
lo que supuso un buen broche final para el reportaje sobre esta “aventura
intercontinental”.
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Vista del Estrecho desde el Cerro Tambor. |
CLIC AQUÍ PARA VER RUTA: Tarifa (Ruta Intercontinental 7)
Lo dicho, experiencia en conjunto muy
satisfactoria, pero que me hubiera
gustado más aún en modo bikepacking, para tener esa sensación de viajar en bici
verdaderamente.
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