Pasada la
Vuelta a España, y la última prueba importante del año en Calar Alto, ya no
quedaba mucho por hacer en 2017, que sin duda ha sido para “enmarcar”, así que en los meses de
Octubre, Noviembre y Diciembre, el objetivo simplemente ha sido dar las últimas
“pinceladas”.
En el entorno
más cercano, van quedando pocos sitios por donde no haya pasado, como puede comprobarse
en mi “Mapa de Actividades”, pero “rebuscando” se siguen encontrando cosas
interesantes.
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Un ejemplo de
estos sitios pocos conocidos, pero que para el cicloturismo resultan
especiales, es la subida a la Cueva de Los Murciélagos en Zuheros (Córdoba). La
tenía desde hace tiempo en la agenda, y por fin en un viaje camino de Jaén,
pude ir a verla. No había mucho tiempo, así que me conformé con un recorrido
circular de 75 km, saliendo desde Doña Mencía y pasando por Fuente Alhama,
Priego de Córdoba, Luque y Zuheros, bordeando el Parque Natural de las Sierras
Subbéticas, para terminar subiendo a la Cueva.
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Subida a la
Cueva de los Murciélagos.
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Vista de
Zuheros
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También en esta
provincia, pero saliendo desde Córdoba capital,
realicé otra ruta que resultó muy interesante. De salida el Puerto de
los Villares, con su “famosa” rampa del 14 %, que te mete de forma “brusca” en
plena Sierra Morena (en solo 10 km desde la salida de la ciudad, se acumula ya
un desnivel de 500 m).
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Subida al
Puerto de Vacar.
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Desde el Alto,
terreno rompepiernas hasta enlazar con la Nacional que lleva a Badajoz, por
donde recorrí un tramo de falso llano de unos 15 km, que se hizo algo pesado,
hasta por fin tomar el desvío hacia Villaharta, volviendo a coger carreteritas
de sierra. Seguidas, estaban las subidas
a los “puertecitos” de Obejo, y el Vacar, ambos sin ninguna rampa exigente,
pero muy agradables, por no tener apenas tráfico y disfrutar de amplias vistas.
Tras coronar el Vacar, vuelta a la Nacional, aunque ahora con terreno favorable, hasta Cerro Muriano, y ya desde allí, todo bajada hasta Córdoba, para completar 85 km y cerca de 1.800 m de desnivel, lo que indica que en esta zona también se pueden hacer buenas etapas de montaña.
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Con Antonio
Piedra, y Joaquín Liria.
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Se trataba de una “ruta oficial” del Club Ciclista El Pedal, que se distingue por su alto nivel “competitivo”, por lo que se hizo a un ritmo increíble. Me salieron 105 kms, a 31 de media, yendo todo el camino a tope. Solo ya en Sevilla, pude relajarme, dando un paseo por el margen del río…
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Junto al Puente del Alamillo |
Pero el
“descubrimiento” en Sevilla, ha sido la Subida a Cerro Becerro en Estepa, sin
duda, la de mayor entidad de la provincia. Fue en otro viaje a la vuelta de
Jaén, por lo que la ruta también fue cortita (otros 75 kilometrillos). La
salida desde Gilena, atravesando Pedrera, La Roda de Andalucía y Casariche,
para llegar a Herrera, donde la carreta empezaba a ganar pendiente, aunque
hasta el paso por Estepa (“muy buenos los polvorones”), no empezaban las rampas
exigentes. Al llegar a la altura del Castillo, desvío para hacer los dos
kilómetros finales, que ya no bajaban del 10 % de media y que son los que hacen
que el puerto merezca la pena.
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Tramo final de
Cerro Becerro
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Vista del
Castillo de Estepa
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CLIC AQUÍ PARA VER RUTA: Gilena-Pedrera-La Roda-Casariche-Herrera-Estepa-Cerro Becerro
En Huelva, en
la Sierra de Aracena, hay una subida similar a la de Cerro Becerro, también la
más dura de la provincia, y que se me había resistido en un par de ocasiones, y
aunque la última referencia que tenía es que la carretera estaba mal, incluso
con tramos de tierra, quise volver a intentarlo. Estoy hablando del Cerro de
San Cristóbal.
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Mirador de
Puerto Alájar
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Desde la cima, bajada hacia Fuenteheridos y desvío hacia Jabugo (“muy buen jamón”). De allí, hasta Cortegana, por la carretera de Portugal, haciendo otros 5 kilómetros de subida, para por fin, entrar en el pueblo, buscando la carretera a Gil Márquez, que por lo que había visto en el Goglee Street, pensaba que estaba bien.
Me equivoqué,
comiéndome tramos prácticamente intransitables, lo que me fastidió un poco la
ruta. Incluso en un momento, la carretera “desapareció”. Menos mal que fue solo
un susto, y tras un ratito campo a través, vi las primeras casa de Gil Márquez,
retornando al asfalto.
La subida
empieza de forma suave, para ir aumentando paulatinamente la pendiente, hasta
llegar a Almonaster la Real. Aquí, la niebla que hasta entonces no había sido
un problema, empezó a ser más espesa. Tras atravesar el pueblo, por calles
adoquinadas, un descansito y desvío para afrontar los kilómetros finales, los
interesantes igual que en el caso de Cerro Becerro.
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Parte final de
la Subida al Cerro de San Cristobal.
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Lo bueno, que la carretera
estaba en perfecto estado, lo que me permitió llegar a la cima sin
complicaciones, a parte de las rampas de hasta el 20% que se pasan. Lo malo,
que no pude ver absolutamente nada…Habrá que volver, sin duda.
Y en Málaga,
para completar la “trilogía”, me marqué el objetivo de subir el Cerro del Moro, aunque ya lo conocí 3 años
atrás, conservando el recuerdo de la gran dureza de la parte final.
En esta
ocasión la idea era hacerlo desde Benalmádena, con salida desde Mijas, pasando
por Fuengirola, Alhaurín el Grande y Alhaurín de la Torre, rodeando la Sierra
de Mijas y llegando a plena Costa del Sol. Tras unos kilómetros llanos a nivel
del mar, atravesando Torremolinos, desvío hacia Benalmádena, empezando a subir
de forma brusca para ganar altura rápidamente.
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Subida a Cerro del Moro |
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En la carretera de Parauta |
Hablando de
Málaga, llevaba tiempo sin visitar la zona de Júzcar, así que un viaje a
Marbella, me permitió ponerle remedio, planeando una ruta que incluía la subida
al Puerto del Madroño por dos vertientes. De inicio, la de San Pedro de
Alcántara, (de sobra conocida), para terminar por la de Pujerra, pasando
previamente por Parauta y Júzcar.
Lo más destacado, la “trampa” que hay pasado
el “pueblo Pitufo” dirección Igualeja,
donde encontramos varias rampas cercanas al 20 % y una tramo de 700
metros, al 13,5 % de media, Una vez tomado el desvío hacia Pujerra, se acaban
las dificultades, entrando en una carreterita que es una “delicia”, a través de
castaños y pinos, y que lleva justo a la cima del Madroño.
Del Centenillo,
ya he hablado en otras ocasiones, nuestro “Alpe D`Huez” particular de la
juventud. Llevaba un par de años sin visitarlo, así que un día en Linares sin
plan claro, tiré para allí, por la carretera de la Fernandina, hasta La
Carolina, donde empieza la “diversión”.
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Los Guindos
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Pese a ser una
de las subidas de referencia en Sierra Morena, no he encontrado perfiles ni
nada en las páginas de altimetrías, así que me he animado a sacarlo yo
mismo…espero que guste.
La vuelta por
el mismo sitio, hasta La Carolina, desviándome por las “Aldeas” por variar (La
Isabela, La Fernandina, El Acebuchar, Carboneros, La Mesa y Martín Malo), y
terminando por Guarromán. Salieron 95 km y casi 1.800 m de desnivel, que ya
está bien.
Sí sería
“novedosa”, otra ruta hecha en Jaén, y que me permitió pasar por una zona que
desconocía de la Sierra de Segura, llegando al Alto de Marchena, uno de los
últimos puertos de la provincia con un grado de dificultad alto que me quedaba
por subir.
La sorpresa al
inicio fue encontrarme nieve en las cunetas, camino de Santiago de la Espada,
ya que no había escuchado nada de que hubiera nevado por la zona.
Superado el
puerto de Pontones, ya terreno “inédito” y favorable, con algún repecho, hasta
encontrar el desvío a Marchena, empezando a subir remontando el espectacular
desfiladero del río Zumeta.
Al puerto en sí, pese a contar con rampas importantes, un par de kilómetros a más del 10 % de media, y un entorno idílico, le faltó ese “no sé qué, que no sé lo que es”, para que me entusiasmara.
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Subiendo
Despiernacaballos
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En cambio, Despiernacaballos
(el nombre lo dice todo), ya de vuelta, habiendo pasado por las Juntas de
Miller y La Toba, me volvió a sorprender, quizá al volver a encontrar nieve,
pareciendo por momentos que andaba por Los Pirineos.
De vuelta en Pontones, quedaba el viaje de regreso en coche. Esta vez lo hice por Cortijos Nuevos, algo más largo, pero con menos curvas, pasando al pie de El Yelmo, por lo que me planteé ir a revisitarlo en cuanto sea posible.
De forma
inesperada, también tuve ocasión en Granada de ir a ver la Subida a La
Alfaguara, también de los pocos puertos importantes que me quedaban aquí, y que
suena como final de Etapa en la Vuelta 2018.
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Moclín
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La salida desde El Chaparral,
donde se inicia la altimetría del Puerto, dando un rodeo previo para subir a Moclin (por recomendación hace tiempo del amigo Javi Quesada). Se trata
de un puertecito de unos 6 km, sin grandes dificultades, pero con unas
increíbles vistas sobre Sierra Nevada con mucha nieve…costó reprimir las ganas
de cambiar de plan y llegar al menos a El Duque…
Tras bajar de
Moclín y pasar por Puerto Lope, tramo favorable hasta Pinos Puente, para buscar
de nuevo el Chaparral por carreteras secundarias, picando ya hacia arriba, con
lo que la aproximación al puerto se hizo bastante incómoda.
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Mirador de
Alfacar
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Como en Cerro Becerro, Cerro del Moro y
Cerro de San Cristóbal, los kilómetros finales, lo mejor, encontrando tramos duros y algún kilómetro al
10 % de media…Habrá que ver como resulta como final de etapa, aunque no creo
que marque muchas diferencias.
En Cádiz, ya
casi no hay lugar a las sorpresas, pero por ser algo “excepcional”, sobre todo
hacerlo en grupo, hay que destacar la Ruta Jerez-Cádiz-Jerez, que hicimos con
el Club, con la excusa del día de la Constitución. La gestión que tenemos de las
carreteras en la zona, hace que la única forma de ir en bici a la Capital sea a
través de San Fernando, atravesando un tramo de autovía bastante peligroso en
días laborables…que no se previera un carril bici en el Puente Nuevo (El Puente
de La Constitución de 1812, precisamente), que tuvo un coste de 500 millones de
euros, indica lo en serio que se toman lo de la movilidad sostenible nuestros
dirigentes…
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Con
el CC Jerez en Cádiz
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La primera, con
las dificultades montañosas de las Serras D’Aire e Candeeiros, y la Serra de Montejunto,
para hacer un total de 171 km y 2.300 m
de desnivel, que se hizo bastante dura.
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Serra de
Montejunto
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Al día
siguiente, tocaba recorrer las “planicies” del Río Tajo, por lo que el terreno
iba a ser más fácil. Lo que no contaba tanto era con la velocidad, ya que se
hizo a un ritmo de competición, aguantando en cabeza los primeros 60 km. (de
hecho conseguí un KOM en Strava en un tramo de 41 km, a 35,8 de media).
Me
corté en la única subida exigente que tuvimos, pero enseguida formamos un grupo
en el que mantuvimos un buen ritmo, llegando a la meta en Almerim con una media
de 33 Km/h.
La experiencia en conjunto no estuvo mal, pero faltó algo más de atractivo en los recorridos, y un poco de mejor trato a los participantes, pues ni hubo obsequios de recuerdo, ni tan siquiera, comida al finalizar las pruebas. A Portugal seguro que volveré, ya que afortunadamente hay muchas más pruebas.
Y para terminar, a modo de
“bonus track”, la tradicional Subida al Boyar que se realiza el día 24, con
salida desde El Bosque y paso por Benamahoma, para brindar por la Navidad en la
cima.
Los de la
“grupeta de los Pirineos 2015”, junto a otros amigos, decidimos alargar y subir
también las Palomas, echando el resto para cerrar el 2017. De todo realizó su
habitual reportaje Javi Quesada, resumido en este vídeo:
Los datos de
esta temporada serán difícil de repetir:
Distancia
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22.640,6 km
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Tiempo
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869h 7min
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Desnivel
positivo
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270.898 m
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Recorridos en
bicicleta
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233
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Velocidad media 26,05 Km/h
Igualarla en
calidad, habiendo hecho en un mismo año, Volta ao Algarve, Paris-Roubaix, Quebrantahuesos,
La Perico o Marcha Juan Martínez Oliver, parece imposible, pero seguro que en
2018 lo haremos lo mejor posible.