sábado, 6 de abril de 2019

TENERIFE 2019





Llevábamos bastante tiempo con ganas de ir a Las Canarias, así que cuando vi el cartel de la “Gran Fondo Vuelta al Teide”, enseguida pensé que esta iba a ser la ocasión.










Con todo organizado con bastante antelación, tocó esperar pacientemente a que llegara el momento, sin sospechar las dificultades que me encontraría...


Lo previsto, a parte de la prueba, era hacer otras tres rutas, que me permitirían tener un conocimiento bastante profundo de Tenerife, pero el día de la llegada, nos encontramos con lluvia, y aunque podría haber tratado de hacer algo, me limité a acercarme a Los Realejos para recoger el dorsal.

Ya no llovió más por la tarde, pero cuando me levanté de madrugada para ir a tomar la salida, sí que lo hacía y con fuerza, y aunque minutos antes de arrancar, paró, con la carretera empapada, y con la advertencia de la organización de que no sabían si sería posible subir al Teide, empecé la marcha bastante desmotivado.


Vista de Los Realejos


Nada más salir de Los Realejos, me sorprendió ver nieve a una cota que parecía bastante baja, aunque no hacía mucho frío. De hecho, al vestirme con prisas, se me olvidó coger guantes, detalle que después tendría su importancia…










Tras el paso de un túnel pasado Icod de los Vinos, encontré mi primera visión en vivo de El Teide, que me impresionó bastante. Esto, unido a que en este momento lucía el sol, me animó pensando en que ya no habría problema para subir.


Vista de Garachico


La cosa mejoraba aún más bajando hacia Garachico, donde las vistas sobre la Costa eran espléndidas, llegando pronto a Buenavista, donde la carretera empezaba a ponerse cuesta arriba, buscando la primera dificultad seria del día, el Puerto de Masca, lo más duro de la Isla, según uno de los participantes locales.








Mirador en Monte del Águila


Pero antes, una subida previa ya bastante seria, el Monte del Águila, con 12 km a cerca del 6% de media, encontrando en la cima grandes acantilados y vistas sobre la Isla de la Gomera.











Puerto de Masca

Tras un pequeño tramo de bajada, paso por el pueblecito de Masca, e inicio brusco del puerto, encontrando rampas de hasta el 17 % y siempre por encima del 10 %, estando en consonancia la dureza y el paisaje, sin duda, de lo más especial que pude contemplar, y que afortunadamente quedó registrado por uno de los fotógrafos de la organización.







Pero una vez superado el Puerto, llegó el “jarro de agua fría”…paré en el avituallamiento y oí el comentario de que la carrera se terminaba en Santiago del Teide, y efectivamente, al llegar a esta localidad, me encontré a todos los participantes parados. No me podía creer lo que estaba pasando, y fui a preguntar a la Guardia Civil. El problema era que había nevado en el Teide y precisamente estaba cortada la carretera por donde teníamos previsto bajar.
El plan que había era volver todos reagrupados al punto de salida, así que tras pensarlo un poco, me decidí a continuar por mi cuenta. Hice unos 10 km más, pero al ver en un cartel, “El Teide a 46 km”, eché cuentas, y calculé que si tenía que volverme por donde había venido, me saldrían más de 200 km. Como tampoco tenía claro el recorrido, muy a mi pesar, di media vuelta, encontrándome todavía al grupo en Santiago del Teide, esperando a que llegaran los últimos para salir.

El resto, mejor no comentarlo…la organización entendió que la forma de volver era todos detrás del coche a 15 Km/h, independientemente de si se subía o se bajaba, por lo que simplemente fue desesperante, terminando de cargarse la prueba. Para colmo, después pude comprobar en la web de la DGT, que las carreteras se habían abierto a las 12:30, por lo que de haber continuado con lo previsto, habríamos podido pasar sin problemas, por lo que el cabreo fue importante.

A pesar de todo, la Media Vuelta hecha, concluyó con 128 km y más de 3.500 m de desnivel, aunque al faltar la guinda, el pastel supo a poco…



Menos mal que tenía una segunda oportunidad y al día siguiente pude alargar la ruta que tenía prevista para llegar a la base del Teide, porque volverse de Tenerife sin hacerlo, hubiera sido desastroso.


Saliendo desde el Puerto de la Cruz, donde estábamos alojados, la idea era ir dirección Santa Cruz, para hacer la subida por la Esperanza, la vertiente más larga de las 4 o 5 que tiene el Teide, encontrando tras la subida a Cuesta de la Villa, una espectacular vista de la costa Norte, con el Teide nevado de  fondo.


En este punto, el garmin me jugó una mala pasada, metiéndome en una trampa al paso por San Cristobal, donde me topé con un tramo de 3 km, a más del 10% de media, y con rampas del 20 %. Pasada esta dificultad, tras algunos tramos de descanso, llegaba a la Esperanza, donde empezaba la subida al Teide propiamente dicha, aunque ya llevaba 25 km sin parar prácticamente de subir.

Mirador de Igueque

Adentrado ya en lo que llaman la “Corona forestal”, zona de frondosa vegetación alrededor de la Base del Teide, pasaron 14 largos kilómetros, hasta encontrar un descansillo pasada ”las Lagunetas”, y según los carteles, aún me quedaban 30 km para llegar. El gps perdía la señal por momentos, hasta que tras otros 10 km, en los que hizo aparición la niebla, salía del bosque, encontrando ya un paisaje más abierto. 


A la altura del Observatorio


Tras otros 4 km, alcanzaba el Observatorio astronómico, que me recordó a Calar Alto, iniciando un tramo de bajada hasta el Portillo, desde donde ya solo quedaban los últimos 10 km, ya con el característico “paisaje marciano” de fondo.









Aproximación al Teide
En este tramo final, ya no había rampas de consideración, e incluso el viento parecía ayudar, por lo que rápidamente me iba acercando al destino, pasando por las Cañadas del Teide, hasta por fin alcanzar Tabonal Negro, el punto de la carretera más elevado, a 2.330 m, tras 70 km. de ascenso continuado, salvo unos cuantos descansillos (salieron 2.950 m de desnivel en total).
Mirador de Tabonal Negro


En la Base del Teide



Ya que había llegado hasta allí, bajé hasta el punto que se considera como “Base del Teide”, por hacerme allí la foto, aunque hubiera sido más bonito llegar a los “Roques de García”, donde se tiene una de las imágenes más icónicas y habríamos pasado en la Prueba. Pero era alargar 3 km más de ida y otros 3 de vuelta, por lo que decidí que ya estaba más que bien. 















Sólo quedaba bajar de allí por la vertiente de La Orotava, que cuenta con 43 km, con una pendiente muy constante. Pero pasado el Portillo, de nuevo en la Corona Forestal, volví a meterme entre la niebla, aumentando considerablemente la sensación de frío. Menos mal que iba más abrigado que el día anterior, cuando no llevaba ni guantes como dije antes, porque aún así lo pasé regular, lo que me hizo pensar que al final, no fue tan mala decisión la de desistir de hacer el recorrido previsto en la prueba, ya que habría tenido que bajar por el mismo sitio, con peor tiempo y sin ropa de abrigo...

Vista desde el Hotel Semiramis

Tengo que reconocer que me alegré bastante al llegar al hotel,  por cierto, enclavado en un lugar privilegiado, con unas vistas difícil de superar...














El último día, antes de coger el avión, tenía tiempo para otra rutita, optando por ir al extremo Noreste de la Isla, saliendo desde San Cristóbal de la Laguna dirección Santa Cruz, donde puede recrearme un poco viendo su Auditorio, obra de Santiago Calatrava.

Auditorio de Santa Cruz de Tenerife.

Pero el principal objetivo era hacer la subida al Pico del Inglés, en pleno Parque Natural de la Anaga, declarado Reserva de la Biosfera.


Subida  a La Anaga


El  puerto, que arranca desde nivel del mar, es de los que gustan, con pendiente suave y constante, y carretera escénica encontrando cada vez mejores vistas conforme se ganaba altura.















Mirador del pico el inglés


Pasado el desvío de “El Bailadero”, donde ya llevaba 14 km de ascensión (prácticamente “un Boyar”), me sorprendió un primer vistazo sobre la costa por la vertiente opuesta a la que llevaba, aunque ya adentrado en plano Parque, la vegetación dificultó encontrar buenos puntos de vista hasta llegar al Propio Mirador del Pico del Inglés, uno de los hitos de la Anaga.




























Mirador de la Jardina


Y ya en el descenso de vuelta, otro mirador, el de la Jardina, me reservaba la vista que me serviría de despedida, con La Orotava en primer plano y el Teide, que lo domina todo, al fondo…











Resumiendo, no pude cumplir todos los objetivos planeados, y con la Prueba me llevé un buen chasco, pero finalmente, salieron tres buenas rutas, que sumaron cerca de 300 km y 7.700 m de desnivel, y lo más importante, me permitieron conocer gran parte de los puntos de referencia más significativos de la Isla. Solo me quedó pendiente la zona Sur, que la hubiera recorrido el segundo día, de no ser por la “obligación” de subir al Teide al no poder haberlo el día señalado, aunque sí que pasamos por allí en coche, y la sensación fue de que era la parte menos atractiva.

Trayectos realizados

De vuelta a casa, ya pensando en el siguiente gran reto: la “Etapa del Tour”, pero antes, ya están hechas las inscripciones para unas cuantas Ciclodeportivas, más otras que hay en mente, así que próximamente: