sábado, 21 de marzo de 2020

INICIO TEMPORADA 2020


La Temporada 2020, a priori, teniendo en cuenta los primeros objetivos marcados, prometía mucho…pero sin duda, va a quedar condicionada por la crisis del  coronavirus, que ha obligado a la suspensión de todo, sin nuevas fechas a la vista, y sin saber ni siquiera cuando se podrá volver a montar en bici con normalidad, aunque evidentemente, esta es una de las consecuencias menos importantes del  COVID-19, que tristemente se recordará como una de las epidemias más graves de la historia reciente de la Humanidad.  
 

Nos espera al menos un mes de confinamiento en casa, por lo que ha sido necesario desempolvar el rodillo, por hacer algo. Personalmente, no lo soporto, apenas lo había usado en los últimos tres años, y es que por muy perfeccionado que sea, no hay nada como la carretera.

 
En la terraza de Casa





















Como lleva siendo ya bastantes años,  2020 lo empecé  por carreteras cacereñas, con la “tradicional” ruta de Año Nuevo, con salida desde Cáceres capital, para ir en esta ocasión a visitar el Puente Alcántara, todo un hito de la Ingeniería civil Romana, y que casi 2.000 años después, con alguna reconstrucción que otra,  sigue en uso.

La ida, pasando por Arroyo de la Luz por medio de dehesas, no resultaba 100% atractiva, por el tipo de carretera, ancha y con grandes rectas que se hacían bastante largas, y con una niebla “engelante”  muy espesa por momentos, que añadía incomodidad. Costaba que pasaran los kilómetros, pero por fin me acercaba a Alcántara, aunque la niebla, ya en pleno valle del Tajo, me hacía temer que no hubiera una buena visibilidad del Puente.

Puente Romano de Alcántara


Afortunadamente, en la bajadita antes de llegar, estaba suficientemente despejado, para permitirme sacar unas buenas fotos del Puente, que era el principal objetivo.




La vuelta, por Garrovillas de Alcoñetar,  bastante más entretenida  y con mucho repecho, que iba pasando factura, hasta llegar a Casar de Cáceres, a 10 km de la “meta”, para terminar con 133 km, y más de 1.500 m de desnivel, que no estaba mal para el primer del  año.
CLIC AQUÍ PARA VER RUTA: Cáceres-Arroyo de la Luz-Alcántara (puente romano)-Garrovillas de Alcoñetar-Casar de Cáceres



Tenía un día más en Extremadura, y decidí ir a ver una subida que no conocía (ya de las pocas),  y que pintaba bien: la del Radar del Cancho Blanco, cerca de Montánchez.

La salida, desde Torrequemada, por la “zona de interés Regional de los Llanos de Cáceres”, para subir a Montánchez como aperitivo,  y seguir hacia Zarza de Montánchez, donde comenzaba la ascensión.

La primera parte, por carreta estrechita, ganando altura poco a poco, hasta llegar a una recta donde se veía un rampón al final que asustaba (llegó a marcar el 16%). A partir de ahí, la cosa se ponía sería, casi siempre por encima del 10% de pendiente, avanzando muy lentamente.  Llegando a una zona de curvas de herradura,  ya tenía a la vista “la Bola”, alcanzándola tras superar  unas cuantas rampitas más.
Radar Cancho Blanco. Cáceres

CLIC AQUÍ PARA VER RUTA: Torrequemada-Montánchez-Radar Cancho Blanco



Despeñaperros.
El día de Reyes, tocaba en Linares, y el plan fue atravesar Despeñaperros, saliendo desde Santa Elena, para entrar en Castilla la Mancha hasta Almuradiel, y volver  a Jaén desde Castellar de Santiago a través de Aldeaquemada.  La anécdota fue, que en el tramo manchego, volví a encontrar niebla, pero esta vez con una temperatura de dos grados bajo cero, durante cerca de una hora, por lo que acabé hecho un auténtico “cubito de hielo”, al ir congelándoseme  encima el agüilla de la humedad…






CLIC AQUÍ PARA VER RUTA: Despeñaperros-Almuradiel-Castellar de Santiago-Aldeaquemada

 
Peña del Águila. Mancha Real (Jaén)
 
Poco después de vuelta por Linares por temas de trabajo, observé que estaba nevando en Sierra Mágina, y aunque tuve menos tiempo libre de lo que me hubiera gustado, dio para una rutita de 40 km, saliendo desde La Yuca, para llegar a Mancha Real y subir hasta la Peña del Águila, donde disfrutar del espectáculo estaba asegurado, aunque como siempre, la dureza de esta subida no lo pondría fácil…


 
 
 
 
 



El debut en pruebas iba a ser muy pronto, concretamente, el 2 de Febrero en la Almodôvar Cycling Challenge, en pleno Alentejo (Portugal), aprovechando para hacer una escapada en familia. Nos alojamos en Mértola, en una casita rural al pie del Castillo y con bonitas vistas sobre el Guadiana.

"Pulo de Lobo"
 
Desde allí, pude hacer un recorrido por el entorno, llegando hasta uno de los puntos de mayor interés del “Parque Natural do Vale do Guadiana”, el Pulo do Lobo, la cascada más grande del sur de Portugal, considerada Monumento natural. Hubo que hacer un poco de gravel, para llegar hasta el salto, pero mereció la pena.


 

De vuelta a Mértola, parada obligada para contemplar la vista desde la otra orilla del río…la imagen lo dice todo.

Mértola

 
 
Pero la prueba, no resultó para nada como esperaba. Sobre el papel, una gran fondo al uso, pero realmente, una carrera máster, en donde sinceramente no pintaba mucho. A los 20 km, en la primera subida seria del día, ya me quedé descolgado del grupo de cabeza, y en el punto de bifurcación entre los recorridos medio y largo, me quedé solo. Aflojé a ver si llegaba algún grupo, pero solo apareció un nota, con el que me chupé 40 km, hasta alcanzar a otro, y solo cuando llevábamos 90 km, recogimos a otros dos.

El grupito que formamos, cogimos un buen ritmo, pero en uno de los múltiples repechos, empecé a pasarlo mal… no me había enterado de que no había avituallamientos, así que hice todo el recorrido con el par de geles que me había echado. Los compañeros me esperaron, pero tras unos cuantos kilómetros más tratando de seguirles, tuve que desistir…faltaban aún 20 km, y el pajarón estaba servido. A 10 km de la meta, desde el coche de un equipo, me ofrecieron agua y una barrita, lo que me vino muy bien para al menos terminar, aunque muy a lo justo…llegué cuando empezaban a desmontar el chiringuito, y creo que me dieron la medalla finisher por pena…fui el último clasificado, algo que no había conseguido nunca antes, je je, aunque los números tampoco fueron tan malos: 155 km y casi 2.000 m de desnivel a 28,1 Km/h de media.
 
 
 
 
Por esta zona, tuve ocasión de volver posteriormente aprovechando otro viaje de trabajo a Huelva, para hacer una ruta que se me había quedado pendiente, y que tenía el punto de salir y entrar a Portugal por dos sitios diferentes de la frontera, completando un recorrido circular, con inicio desde El Granado.
 


Pomarâo (POR)

Lo más interesante, el trayecto desde Pomarâo (POR) hasta Paymogo (ESP), bordeando de nuevo el Parque Natural del Valle del Guadiana.
El terreno, lo propio de la zona, ni un metro llano, acumulando 1.300 m en 95 km, sin ninguna subida de más de 2 km.
 


Todavía en Febrero, y cuando aún nada hacía presagiar lo que iba a pasar con todas las competiciones deportivas, pudo disputarse con total normalidad la Vuelta a Andalucía, cita que no me he perdido en los últimos años, y que con un recorrido en esta edición, que incluía final de Etapa en Grazalema, prometía.
Me había planteado hacer la etapa completa, pero por las complicaciones de la logística, tuve que “conformarme” con hacer sólo los últimos 70 kilómetros . Me acompañó Juan Gutierrez (como en 2019 en la Etapa de Alcalá de los Gazules), y fijamos el punto de inicio en Montecorto, para ir directamente a Setenil, enlazando ya con el recorrido oficial: Setenil-Olvera-El Gastor-Algodonales- Zahara de la Sierra-Puerto de las Palomas-Grazalema.
 
 




 
Eché en falta señalización, y alguna pancarta en Las Palomas, pero al menos, no hubo ningún impedimento para pasar por la Línea de Meta (no como ocurre en la Vuelta a España, que es imposible, por muy pronto que vayas). La trampita final por las calles de Grazalema, aunque ya la había hecho unos días antes, lo más interesante, por la novedad.


 

 

 
 

Aunque para nada se tratan de pruebas competitivas, poco a poco empiezan a organizarse más Brevet en Andalucía, siguiendo el camino iniciado por el grupo de Ultrafondo de Linarees  y así me animé a hacer el de 200 km de Córdoba, coincidiendo con el amigo sevillano Manuel Martin Barbero.


 

Mezquita de Córdoba


La primera parte del recorrido, se realizaba por la sierra, subiendo de inicio por los Villares hasta Cerro Muriano, para seguir hasta el Vacar y tomar el desvío hacia Villaviciosa de Córdoba, donde estaba el primer control, y concluir los primeros 100 km al paso por Hornachuelos, acumulando ya cerca de 2.000 m desnivel.

A partir de Hornachuelos, cambio drástico de terreno, adentrándonos por la campiña hacia Palma del Río, y llegando hasta la Carlota, donde teníamos que sellar por última vez. Los últimos 50 km, prácticamente llanos y habiendo mantenido unido un buen grupito, se hicieron bastante llevaderos, pasando todos al relevo y consiguiendo “maquillar” algo la media.
Aún me quedaron ganas para pasar por la Mezquita para la foto…

 
 

 

También en Córdoba, y de nuevo aprovechando un viaje laboral, decidí ir a ver la zona de sierra que “esquivó” el Brevet, saliendo desde Villaharta, para ir hasta Pozoblanco por la Chimorra y volver por el Alto de la Canaleja, subida ya de consideración con cerca de 7 km al 6% de media.

Normalmente, cuando voy por carreteras desconocidas, llevo cargada la ruta en el Garmin, pero esta vez no fue así, con la “mala suerte” de confundirme de carretera y bajar todo el puerto de Obejo sin necesidad. Cuando me di cuenta del error, la opción menos mala era volver a subir (otros 7 km al 6 %), con lo que la ruta se alargó, sumando 104 km y 2.400 m. de desnivel,  números que me hacen pensar en la super ruta que se puede plantear combinando este recorrido con el realizado en la parte inicial del brevet… ya le haré alguna propuesta a Fran Menor, responsable de “Randonneurs del Azahar”, los organizadores.
 
 
 
 Pero en lo que va de año, las rutas más contundentes han sido en grupo.


Aprovechando el Puente del Día de Andalucía, que pasé en Linares, me uní a la grupeta de Úbeda, que habían planteado hacer el recorrido de la “Gran Fondo Sierra de Cazorla”, prueba de reciente creación a la que ya estoy inscrito y con la incertidumbre de si se tendrá que aplazar.


El punto de salida, Santo Tomé, y como la idea era hacerla en sentido inverso al previsto, de inicio subida al Puerto de las Palomas por Cazorla, para meternos en plena sierra.


Cima del Puerto de Las Palomas. Sierra de Cazorla

 
 
La bajada, un tanto incómoda, por la presencia de abundante tráfico (era puente, y aún nadie estaba preocupado por el asunto del coronavirus), que se fue despejando tras pasar por Arroyo Frío y la Torre del Vinagre, hasta llegar al Tranco, donde hicimos parada para avituallar.
Tras reanudar la marcha, bajada dirección a Villanueva del Arzobispo, para tomar el desvío al Charco de la Pringue, dando comienzo lo verdaderamente duro de la ruta, con la subida al Collado del Agua de los Perros.
 
 
Tras superarla, con bastante esfuerzo, ya que es un puerto de los que se agarra bien, y teniendo que haber seguido sin esperar al grupo, que iba acumulando más retraso del esperado, teóricamente, después de pasar el Embalse del Aguascebas, solo quedaba la subida del Collado de la Traviesa, pero si existen los “campos magnéticos” de los que habla Perico, esta carretera es una de las que los tiene…parece que nunca se va a terminar, incluso ya cuando estas en terreno claramente favorable, te encuentras un nuevo repecho que te sigue castigando.
En total, 145 km y 2.670 m, de desnivel, un tanto engañoso, ya que la sensación es de más dureza, sobre todo en la parte final.
 
Más seria aún fue la ruta realizada con los amigos de Ciclismo desde el Pelotón saliendo desde Estepona, y con doble subida a Peñas Blancas, aunque el objetivo era pasar el puerto de El Colmenar, desde Farajan a Jubrique, que la mayoría no conocía. Era 7 de Marzo y aún, nadie era consciente de la que se venía encima, solo precaución, medio en broma,  al saludarnos.
Tras el primer paso por Peñas Blancas, bajada hacia Genalguacil, para continuar hasta Algatocín, donde tomamos el desvío a la derecha dirección Ronda, y afrontar la sucesión de repechos que hay hasta coronar Encinas Borrachas. Por fin, desvío hacia Alpandeire, donde paramos a tomar algo, antes de la traca final.
En Alpandeire (Málaga)
 
 
Desde Alpandeire, dirección Farajan, tomando el desvío hacia el Río Genal, para iniciar inmediatamente la subida. El puerto en sí, no es de grandes números, pero el hormigón y las curvas de herradura, hacen que tenga algo especial, y más aún la parte final, aún sin arreglar (quedaban 700 m malos).
 
Coronando el Puerto de El Colmenar.
 

Ya desde Jubrique, solo quedaba subir de nuevo Peñas Blancas, aunque ya lo complicado estaba hecho, lo que aprovechó la gente para exprimirse gastando los últimos cartuchos.

Salieron 125 km y 3.700 m de desnivel, lo que indica la dureza de este terreno, equiparable a cualquier zona de alta montaña, como ya he comentado en otras ocasiones.
Se hizo el propósito de repetirla en sentido contrario, cuando esté terminada la obra de hormigonado del puerto, y pueda bajarse sin complicaciones.

 
 
A Málaga tuve que viajar un par de veces más, aprovechando en la primera para hacer una salida por una zona totalmente inédita para mí, que culminaría con la subida al Alto de Santopitar. El punto de inicio, desde Rincón de la Victoria, subiendo hacia Moclinejo, donde se monta un puerto ya de consideración (12 km y 560 m de desnivel), para bajar hacia Benamargosa, y continuar hasta el cruce hacia Comares, donde de forma brusca comienza el Puerto.
 
Pasado el primer kilómetro y pico, donde hubo que retorcerse un poco, suaviza bastante, manteniéndose la pendiente entorno al 5% y amenizado con la vista de Comares encaramado en la montaña (me quedé con ganas de desviarme para entrar en el pueblo).
 
Vista desde el Alto de Santopitar
 
Tras el cruce, descansito de un par de kilómetros, y comienzo de la segunda parte del puerto, con otros 5 kilómetros fáciles, hasta encontrar el desvío hacia las antenas de la cima, con un primer tramo de tierra, y un kilómetro final de hormigón a más del 10%, alcanzando los 1.000 m de altura.
En total, 2.018 m de desnivel, en solo 74 km, que ya está bien.
Y la última, el viernes 12 de Marzo, saliendo desde Campanillas, donde había tenido que ir de visita de obra, con la idea de Subir a la Ermita de las Tres Cruces por el Norte. Para ello, había que llegar hasta Valle de Abdalajís, pasando por Almogía, donde hice una subidita que se incluyó en una Etapa de la Vuelta y que supuso un preludio de lo que esperaría después (2 km, y 215 m de desnivel). Hasta la Joya, sucesión de repechos cada cual más exigente.
Pasado  Valle de Abdalajís, ya se “respiraba” algo raro en el ambiente, todo cerrado, no encontraba donde coger agua, viéndome obligado a llamar a una casa a ver si me podían dar y a todo esto, mi mujer llamándome a ver por dónde iba, porque estábamos prácticamente en estado de alarma.
Había que terminar lo previsto, aunque me costó encontrar el camino hacia la Ermita. Tenía entendido que no estaba asfaltado, pero la primera parte, o al menos por donde entré, sí que lo está, y con bastante pendiente, hasta que hechos unos dos kilómetros, encontré la tierra, alternándose después con tramos hormigonados, coincidiendo con las zonas de más pendiente, y así, cerca de 10 km, que se hicieron largos. Por fin, la Ermita a la vista, aunque con una rampa de tierra bastante dura para rematar.
Érmita de las Tres Cruces
Lo cierto es que estaba deseando llegar al coche, para volver lo antes posible a casa y esperar acontecimientos.
 
 
El sábado, por prudencia ya no hubo salida, por lo que tras el Decreto del estado de alarma, por el momento aquí se acabó la historia.
Veremos a ver cuándo puede retomarse la normalidad. Siendo optimista, pruebas a la que ya estoy inscrito como la Epic Mediterranean, se han aplazado, por lo que tarde o temprano, se acabarán disputando este año. Siendo pesimista, me temo que 2020 pude ser un año en blanco.