Tras la participación el pasado mes de Julio en la Marcha de
las Lagunas de Neila, donde tuve buenas sensaciones por momentos, me entraron
ganas de probar en alguna prueba más competitiva para tratar de ver mi nivel
real actual, y por fechas, la ideal para la ocasión era La Perico, que hice por
última vez en 2017, y con buen resultado (diploma de oro) tras dos
participaciones previas.
Quedaba un mes para la prueba, así que tras unos días de descanso tras el viaje a Burgos, la idea era ir a la sierra los tres fines de semana previos, incrementando el nivel de exigencia en cada ruta sucesivamente.
En la primera ruta "pre La Perico", quise hacer un
"test" en Las Palomas, porque este año se me está resistiendo bajar
de la hora. Qué lejos queda cuando el objetivo era andar por debajo de los 50
minutos…
La salida desde Ubrique, porque me apetecía pasar por la
zona de Benaoján, sin alargar mucho el recorrido. De inicio, subida del Mojón
de la Víbora, para seguir dirección Cortes de la Frontera, atravesando la
localidad y descendiendo rápido, con la carretera recién arreglada, hasta el
cruce de Jimena de Líbar, dónde se inicia el ascenso hasta Benaoján, pasando
por la Cueva de la Pileta. Todo este tramo, por el desfiladero del Guadiaro
resulta muy atractivo, viendo abajo el sendero que va en paralelo al río, que
habrá que probarlo con la gravel a ver si resulta ciclable.
Pasado Montejaque pueblo, tramo también singular pasando por
las formaciones rocosas donde se encuentra la cueva del Humilladero, para
llegar al Puerto de Montejaque siguiendo por la carretera de Ronda hasta el
cruce de Montecorto. Tras la parada
obligada en la gasolinera para avituallar y coger agua, desvío hacia Zahara por
la Ribera buscando el Puerto de las Palomas, para como de costumbre poner en
marcha el cronómetro en el cruce de la carretera de Prado del Rey.
El inicio de la subida a buen ritmo, manteniendo en los
tramos más suaves el plato grande, llegando a mitad de puerto con menos de 30
minutos. Pero la segunda mitad, se me empezó a atragantar pronto, pasando
bastante dificultades en la parte final, no consiguiendo de nuevo bajar de la
hora, aunque solo por dos minutos.
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Las Palomas por Zahara de la Sierra |
El regreso al coche, ya tranquilo, bajando a Grazalema para seguir hacia Villaluenga y terminar bajando desde Benaocaz.
En total, 107 km y 2.400 m de desnivel.
CLIC AQUÍ PARA VER RUTA: Benaoján por Cortes + Pto Las Palomas
La segunda ruta de preparación, sería también por Grazalema,
pero con un trazado que simula bastante fielmente el de la Perico, subiendo de
inicio El Boyar, equivalente a Navacerrada, y posteriormente Las Palomas, muy
parecido a la Morcuera. El tercer esfuerzo, el Puerto de Montejaque, similar a
Canencia, y finalmente Gaidovar, al estilo de Navafría aunque algo más corto.
Para terminar, vuelta por Villaluenga y Benaocaz, para encontrar también
algunos repechos como los que hay en el tramo final hasta Segovia.
Decir que lo hice en compañía del amigo Jesús Reyes, que
cuando le conté que iba a la Perico, se animó y se inscribió también junto a su
hermano.
Salieron 130 km y 2.900 m de desnivel, con lo que la
simulación fue bastante aproximada, contando con la dificultad de que hizo
bastante calor...hasta 5 veces tuvimos que parar a llenar los botes.
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Fuente romana. Grazalema. |
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Fuente del Puerto de Gaidovar. |
No fui mal, pero los tiempos tampoco fueron los que esperaba, yéndome a 1:06 en el Boyar y a 1:01 en Las Palomas, para hacer una media total de 21 km/h, bastante baja considerando que en La Perico, para aspirar al oro, hay que estar sobre los 27 Km/h, si bien es cierto, que este recorrido fue en conjunto más duro.
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Coronando Las Palomas |
El último entrenamiento quería que fuera en mi sitio de
obligada visita para la preparación de las pruebas señaladas: los Reales de
Sierra Bermeja, donde además no había subido después del arreglo que hicieron
en la carretera para el final de etapa de la Vuelta del año pasado. Para la
ocasión, además de Jesús Reyes, se apuntaron Jesús Caro, "último
fichaje", que anda fenomenal para arriba, pero que tiene que mejorar en
las bajadas, y Norberto Fernández, que en Jerez no necesita presentación,
siendo uno de los que más andan de la ciudad y que se enteró del plan, y quiso
venir para preparar el campeonato de España Máster.
El viaje hacia Estepona, lo hicimos precisamente en la
flamante furgoneta de Norberto, en la que nos metimos cómodamente los cuatro y
las cuatro bicis.
La salida la hicimos desde Bahía de Casares, dirección
Casares pueblo para subir el Espino por Gaucín. No hacía excesivo calor, pero
sí que había mucha humedad, por los que sudamos de lo lindo. Nunca había
acabado tan empapado subiendo un puerto. Tras coronar, bajada hacia el valle
del Genal, tomando el desvío hacia Genalguacil por dónde haríamos la subida a
Peñas Blancas.
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Inicio de la subida a Peñas Blancas por Genalguacil |
Hasta ese punto se me estaba haciendo corto, aunque al inicio de la subida los demás pronto me dejaron, y enseguida empecé a tener dificultades, sufriendo inexplicablemente calambres antes de coronar el Puerto.
Ya había desistido las dos últimas veces que pasaba por allí
de subir a Los Reales, y esta, a pesar de que iba peor de lo esperado, no iba a
ser la tercera. Cómo pude fui pasando los 6 últimos kilómetros, haciéndose
especialmente duro el Kilómetro y medio final hasta las antenas. A Norberto le
dio tiempo a bajar y subir una segunda vez los Reales mientras yo llegaba
arriba.
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Cima de Los Reales |
Recuperé algo en la Bajada a Estepona, pero para volver al
coche, los compañeros prefirieron ir por la carretera de Casares, en lugar de
por la Autovía como estaba previsto para evitar el tráfico, por lo que aún
quedaba por pasar unos cuantos repechos, que terminarían de machacarme... Menos
mal que habíamos echado avíos para la playa, porque el bañito sentó
estupendamente...
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Monumento al Ciclista. Puerto de Peñas Blancas. |
Los más de 3100 m de desnivel en poco más de 110 km, indican la dureza del recorrido, mucha más que el de la Perico, por lo que a pesar de haber acabado tan mal, no me preocupaba excesivamente, aunque estaba claro, que aspirar a repetir lo de 2017 era irreal.
En estas condiciones me presenté en Moralzarzal, localidad
al pie de la Sierra de Madrid, para alojarnos en casa de una amiga que se unió
al viaje, con la idea de aprovechar para visitar el Parque de la Warner con los
respectivos niños.
El día previo, quería salir a rodar un poco por la zona,
optando por hacerlo siguiendo parte del recorrido de la 'Sierra Norte Bike
Challenge" de carretera, pasando su principal dificultad, el Puerto de la
Puebla.
Muy temprano cogí el coche para acercarme hasta cerca de
Buitrago de Lozoya, donde se celebra esta prueba, que alguna vez haré aunque
seguramente en la modalidad de gravel. El recorrido circular, de 57km, con un
primer repecho serio tras pasar por el embalse de El Milar, y un largo tramo de
aproximación hasta La Puebla de la Sierra, dónde comienza el puerto de 10 km,
pero sin rampas duras, siempre sobre un 6%, por lo que se subía cómodamente
disfrutando el paisaje.
La bajada, rápida, para terminar en poca más de dos horas y
media.
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Embalse de El Millar. Sierra Norte de Madrid |
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La Puebla de la Sierra. |
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Mirador del Puerto de la Puebla |
Pero lo duro no fue la ruta...en principio la visita a la
Warner iba a ser el Lunes, después de la Perico, pero finalmente tuvo que ser
el Sábado, así que llegué a Moralzarzal, recogí a la familia y directamente
para allí...entramos a las 12:30 de la mañana y salimos a las 00:30 de la noche...una
auténtica paliza. (Más de 18.000 pasos, unos 12 Km, según la aplicación del móvil, de atracción a atracción...). Para colmo, tenía que estar en Segovia pronto para recoger
el dorsal, por lo que no dormí más de 4 horas...le reproché a mi mujer que si
no ganaba la carrera, era por culpa de la paliza que me habían dado, je je.
Y tras todo esto, finalmente estaba a los pies del Acueducto
listo para la salida de la 28ª Marcha Ciclodeportiva Pedro Delgado #LaPerico2023
by Total Energies, localizando enseguida a Jesús y a su hermano. Charlamos
sobre lo que nos esperaba, y me comentaron que iban a hacerla tranquilos. Mi
idea, como siempre, era hacerla lo mejor posible, siendo consciente de mis
limitaciones actuales. El objetivo que tenía en mente marcarme, bajar de las
seis horas en el tiempo oficial en meta.
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Con Jesús y Javier Reyes, lostos para la salida. |
Así nada más darse la salida, en el tramo neutralizado hasta la Granja, quise recuperar todo lo posible, ya que por las experiencias anteriores, empezar Navacerrada lo más adelante posible era fundamental para luego en los tramos entre puertos, poder entrar en grupos buenos.
Entre esto, y que pude mantener un buen ritmo en la subida,
tras la bajada de Cotos, llevaba 27 km/h de media, por lo que empecé a pensar
en que podía hacer un buen tiempo.
Puerto de la Morcuera. |
Morcuera tampoco lo subí mal, y a pie de Canencia, seguía con buen ritmo. Pero en la rampa inicial, a pesar de que la recordaba e incluso había advertido a Jesús de su dureza, empecé a tener síntomas de calambres, por lo que tuve que aflojar algo. Aun así, tras la bajada y metido en un grupito en el tramo llano hasta Navafría, continuaba con más de 25 km/h de media.
Bajada de Navafría |
Pero en el puerto, ya desde el principio empecé a pasarlo mal, apareciendo definitivamente los calambres y haciéndose muy largo. Llegué a la cima como pude, pero ya muy castigado. Me tomé un tiempo en el avituallamiento, bebiendo y comiendo bastante y de nuevo hacia abajo, para entrar en los 40 km finales, pensando que terminar iba a ser agónico. En el primer repecho, me iban cogiendo algunos participantes, a los que no podía seguir, pero ya cerca de terminarlo, vi que llegaba un grupo grande, en el que sí me pude meter, consiguiendo mantenerme a rueda ya hasta la meta.
Llegué con un tiempo de 6:11, muy lejos de los 5:26 de 2017, pero cerca del objetivo real de 6:00 que me había fijado, y con una media más que decente de 25,2 Km/h. Analizando los datos de Strava respecto a 2017, en Navacerrada hice seis minutos más, en Morcuera, cinco, en Canencia, cuatro, y en Navafria, dónde verdaderamente físicamente me hundí, doce. En cambio, en todos los descensos largos hice RP, lo que seguro se debe a la mayor seguridad que dan los frenos de disco.
Y en cuanto a la clasificación, pues por la mitad de la
tabla, tanto en la general, como en la de la categoría.
En conclusión, la cosa salió mejor de lo que esperaba, pero
peor de lo que me hubiera gustado. Y el problema, es que ya veo difícil que
haya margen de mejora. Pero aunque parece que habrá que ir olvidándose de
participar en pruebas con el objetivo de hacer buenos tiempos, sí que me
gustaría hacer el intento el año que viene en la QH, ya en categoría Máster
50...
CLIC AQUÍ PARA VER RUTA: La Perico 2023
Para rematar el viaje, el día después, a pesar del dolor en
todos los músculos de las piernas (no creo que quedara alguno en el que no tuve
algún calambre), el plan era nada más y nada menos que subir la Bola del Mundo,
lo que ya había intentado en 2014, sin éxito, ya que tampoco quería forzar
mucho porque fue el día antes de mi segunda participación en La Perico.
Tal como estaba, tuve que recortar el recorrido al máximo, saliendo desde las afueras de Moralzarzal dirección a Guadarrama, aunque la idea era llegar al Puerto de Navacerrada a través de la pista forestal que comienza en la Barranca. Inicie la subida, pero al terminar el tramo asfaltado, vi que la pista estaba mala hasta para la gravel, por lo que decidí no arriesgar ya que tendría que hacer un tramo largo de bajada hasta conectar con la carretera, y me di la vuelta para hacer toda la subida por carretera.
A la altura dónde me incorpore solo quedaban 7 km hasta el puerto, pero con unas rampas muy mantenidas entorno al 7% que me iban desgastando bastante. Además había olvidado llenar los botes y tampoco encontré ningun sitio donde comprar agua. Creía recordar que había una fuente antes de coronar, y afortunadamente, a unos cuatro km, allí estaba.
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Fuente de los Geólogos. Puerto de Navacerrada. |
Bebí un bote del tirón, rellené y seguí la subida, hasta llegar por fin a la estación de esquí, dónde comienza el auténtico calvario. Quedaban 3 km hasta la cima de la Bola del Mundo, y 400 m de desnivel, lo que suponía más de un 13% de media, con picos de hasta el 21%.
Cómo ya tengo experiencia en este tipo de subidas, estaba claro lo que había que hacer: subir lo más despacio posible, avanzando lo justo y necesario para mantener el equilibrio. Se hizo largo, pero tras superar el punto en el que me quedé la vez anterior, pronto tenía de frente la última rampa hasta las antenas, por lo que ya nada impediría que las alcanzase, además con la recompensa de la espectacular vista de 360 grados sobre todo el entorno que hay desde arriba.
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La Bola del Mundo |
La bajada, con la pista de hormigón muy rota, no fue nada agradable, parando un par de ocasiones para descansar las manos. Superada la barrera, ya solo dejarse caer hacia Becerril de la Sierra, con una última parada en la presa de Navacerrada, desde donde se tiene una buena perspectiva de la sierra, llegando a verse las antenas de la Bola, para terminar ya sin más complicación, yéndome contento para casa.
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Vista desde la Bola del Mundo. |