lunes, 11 de agosto de 2025

Andalucía de costa a costa.

 

Este verano, como yo ya estuve en Julio en los Pirineos, y mi mujer fue a Marruecos con unas amigas, no teníamos ningún otro plan de viaje claro, pero tras ver un reportaje sobre un alojamiento turístico en unas casas cuevas, nos apeteció ir a pasar allí un par de días, lo que unido a que la niña decía que le gustaría ir al Cabo de Gata, sirvió para improvisar unas mini vacaciones en Agosto, y ya que estábamos, negocié hacer el viaje a mí modo...si en Semana Santa fui de Jerez hasta el Cabo de San Vicente, ir ahora de Jerez al Cabo de Gata me permitiría atravesar la Península Ibérica por el Sur llegando hasta las dos puntas, je je.

Como la casa cueva, estaba en Benalúa de Guadix, necesitaba una primera etapa de aproximación, y decidimos que fuera Jerez-Antequera (178 km, +1.800 m), la segunda Antequera-Benalúa (167 km, + 2.100 m) y la tercera Benalúa-Cabo de Gata (148 km, + 1.000 m).


Hechas las reservas, y con todo organizado, sucedió lo previsible en Agosto, aviso de la  AEMET por ola de calor en toda España y en especial en Andalucía, así que me tocaba repetir la experiencia del bikepaking Norte Sur junto a Jesús Caro del año pasado, en el que el calor nos castigó muchísimo.

A última hora se me ocurrió al menos hacer un apaño fijando un portabotes a la tija, para llevar un bidón térmico extra, y la verdad que esto me sacaría de algún apuro.



Para llegar a Antequera, lo fácil hubiera sido limitarme a seguir la A-384, pero tras el paso por Arcos y Bornos, por huir un poco del tráfico,  decidí desviarme en Villamartín dirección Puerto Serrano, por un camino que recordaba en buenas condiciones, pero que me lo encontré bastante mal, aunque de todas formas tenía asumido durante el viaje hacer algunos tramos en modo gravel.

 

Embarcadero de Bornos

Este desvío hacia Puerto Serrano era para buscar la vía verde de la sierra, que siempre es un gusto recorrerla, aunque en esta ocasión, no sé si porque el calor ya apretaba, se me hizo algo larga.



Vía Verde de la Sierra

Me salí antes de Olvera, volviendo a la A-384 sin dejarla hasta pasado Campillos, para tomar el desvío hacia la Estación de Boadilla, por una carretera secundaria que llevaba ya directamente hasta Antequera.

 

Olvera.

En esta parte final, el Garmin llegó a marcar 45 grados, y aunque lo había podido medio sobrellevar gracias a que soplaba un airecillo de costado que hacía que la sensación térmica fuera algo menor, y que había parado en cuatro ocasiones para repostar, y no me faltó agua para ir refrescándome echándomela por encima, iba ya bastante tocado y únicamente quería terminar cuanto antes, suponiendo un alivio la llegada a Antequera, que tuve que atravesar hasta la plaza de San Sebastián, cerca de donde estaba el apartamento que habíamos pillado, encontrándome justo allí con la familia que volvían de comer.



Plaza de San Sebastián. Antequera.

CLIC AQUÍ PARA VER RUTA: Jerez-Antequera

Tras una ducha fría para bajar la temperatura corporal, comer algo y descansar un rato, aprovechamos la tarde para hacer algo de turismo. Primero fuimos a visitar el dólmen de Menga, que cuesta imaginar cómo pudieron construirlo hace 6.000 años sin ninguna tecnología,  y después, como no, subimos al Torcal, donde hicimos un poquito de "senderismo" viendo alguno de los monumentos naturales.

Dolmen de Menga. Antequera.


El Torcal.

Al recorrido de la segunda etapa hasta Benalúa, era algo más complicado, al no haber un vía se servicio de la A-92, como tal, teniendo que ir enlazando tramos de diversas carreteras. A la salida de Antequera, con parada previa en el mirador de la Alcazaba,  paso frente a la Peña de los Enamorados, conocida por su peculiar silueta que se dice que parece la cabeza de un indio tumbada, teniendo que pasar un primer tramo sin asfaltar para enlazar con la carretera de Archidona.


Mirador de Antequera.

Peña de los Enamorados ("cabeza de indio tumbado")

Tenía previsto llegar hasta el Castillo, pero como realmente me suponía desviarme de mi itinerario, teniendo que subir y volver a bajar, pensé que era mejor dejarlo para otra ocasión, ya que no estaba el horno como para alargar, aunque fuera poco. Me conformé parando en la plaza de la Victoria donde me sorprendió su curioso entoldado a base aparentemente de pañitos de "ganchillo". 


Plaza de la Victoria. Archidona.

La siguiente localidad de paso junto a la A-92, Riofrío, donde me detuve en el puente califal, continuando hasta Loja, para desviarme dirección Huétor Tajar, comenzando a tomar una complicada sucesión de caminos y carreteras por medio de la vega de Granada, que no sería capaz de volver a trazar de la misma forma. La entrada a la capital me la imaginaba idílica, ya que sería por un carril paralelo al río Genil, pero me llevé un chasco al comprobar que apenas llevaba agua y que incluso, parecía tener problemas de contaminación en la zona de la EDAR. Al menos, me sirvió para atravesar la zona metropolitana evitando callejeo y tráfico.


Puente califal de Riofrío.
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Carril río Genil.

Lo compensé, permitiéndome un pequeño desvío para pasar por la orilla del Darro y contemplar la Alhambra...

 

La Alhambra, desde orilla del Darro.

Tras subir a pie la cuesta del Rey Chico, bajada para enlazar con la carretera de la sierra, parando para avituallar en la gasolinera habitual de Cenes de la Vega. Quedaba la parte más atractiva y dura del recorrido, camino de la Peza, pasando por el embalse de Quentar y el Puerto de Blancares.

 


Embalse de Quentar.

Afortunadamente, el cielo se cubrió, y el calor no supuso un problema excesivo, aunque el desnivel sí empezó a sentirse en la subida de Blancares, coronando con más de 2.000 metros acumulados.



En la Peza, última parada para afrontar los kilómetros finales, cuando empecé a escuchar truenos e incluso llegó a caerme unas cuantas gotas.

Por fin en Benalúa, solo quedaba buscar la casa cueva, llegando justo cuando mi mujer estaba haciendo el check in, así que la coordinación fue perfecta.


LLegada a Benalúa.

CLIC AQUÍ PARA VER RUTA: Antequera-Benalúa

Me fui directo a la piscinita, para relajar,  justo cuando la tormenta descargó con fuerza, resultando curiosa la situación. Y una vez recompuesto, comprobamos que la realidad en esta ocasión cumplía las expectativas, ya que verdaderamente  las cuevas de Kabila son impresionantes, por las vistas, la arquitectura y la decoración, sintiendo que te encuentras en un lugar especial.

Cuevas de Kabila. Benalúa de Guadix.




Por la tarde, tenía prevista excursión por Gorafe, para visitar la Casa del Desierto,  una estructura acristalada en mitad de la nada, pero que sirve de alojamiento turístico y con bastante clientela, y el parque Megálitico, formado por multitud de dólmenes y estructuras del Neolítico, aunque tampoco pudimos adentrarnos mucho más, ya que lo suyo para ir por esos caminos es ir en 4x4, y nosotros llevábamos el A1.

La Casa del Desierto.Gorafe.


Quedaba rematar la faena, habiendo hecho ya lo más complicado, ya que la tercera etapa era más corta, y con bastante terreno favorable, puesto que había que descender desde los 900 metros de altura de Benalúa  hasta los 0 metros de Cabo de Gata.

El recorrido, siguiendo la A-92 hasta Almería por la vía de servicio, con tramos mejores o peores, pero en esta ocasión, todos asfaltados. Lo más significativo, a parte del paso junto a la catedral de Guadix, bastante llamativa, y cerca del castillo de La Calahorra, a los pies de Sierra Nevada, fue atravesar el Desierto de Tabernas, que sin duda ofrece vistas que recuerdan a los desiertos del Oeste americano.

Catedral de Guadix


Desierto de Tabernas.

Tenía intención de desviarme para entrar en Almería y visitar la Alcazaba, pero entre que el calor estaba apretando bastante, y que el terreno no era tan favorable como esperaba, llegando a acumular otros 1.000 m de desnivel a base de repechitos, decidí bordearla y seguir directo hacia la costa.


Esta parte resultó algo fea al pasar por zonas de invernaderos, y encontrar ya bastante tráfico e incluso alguna retención, hasta que por fin llegué al mar, entrando en pleno parque natural del Cabo de Gata, recorriendo los últimos km por la orilla con la vista del faro al fondo…quedaba un último repechito, que aunque me costó, ofreció unas vistas impresionantes del cabo, dejándome caer hasta el mirador, donde di por finalizado el viaje.
 
Cabo de Gata.

Mirador de las Sirenas. Cabo de Gata.


Tras guardar los trastos y comer en un chiringuito, bañito y sesión fotográfica con la niña en la cala de las Sirenas, que verdaderamente resulta un sitio paradisíaco, por el entorno y sus aguas cristalinas.

 


Cala de las Sirenas. Cabo de Gata.

La intención era ir después a la famosa playa de los Muertos, pero al llegar al parking, aunque tampoco es que hiciera mucho aire, vimos que había bandera roja porque se ve que allí el problema es que hay fuertes corrientes, por lo que decidimos ahorrarnos la caminata hasta la orilla y volvernos a Benalúa, para ver el atardecer, que por lo visto es algo que está muy de moda entre las adolescentes gracias al tiktok…


Y como “bonus track”, antes de volver para Jerez, quise hacer una salida más repitiendo el recorrido que hice con las mujeres por Gorafe, pero en sentido inverso, cruzando de inicio la parte más verde que hay en aquel entorno hasta el Balneario de Alicún de las Torres, para pasar después por la zona de la  Discordancia Angular de Gorafe, interesante formación geológica en la que extractos más antiguos  de sedimentos se pliegan o inclinan y se superponen sobre otros más jóvenes…(según Wikipedia).

    Distorsión angular de Gorafe

Como no quería entretenerme mucho, decidí seguir por carretera, en vez de por el carril que cogí con el coche, y me alegré, porque la subida hasta la parte superior del “cañón” del río Gor, me dio la posibilidad de sacar algunas fotos chulas en varias curvas.




Sí que me acerqué a la zona del mirador donde además de disfrutar de la vista, se pueden ver varios dólmenes, lo que me pareció un buen broche final.

 

Parque megalítico de Gorafe.


Mirador río Gor

Pero la vuelta se complicó un poco, ya que era siguiendo la A-92N, y en esta zona parece que no hubo presupuesto para acondicionar alguna vía alternativa,  teniendo que coger algunos tramos de tierra complicadillos sobre todo al final por la rambla de Zaujena, que al menos me permitió ver de cerca las curiosas cárcavas de la zona de Guadix.

Rambla de Zaujena. Guadix.

Encontrada de nuevo la carretera, quedaban solo 5 km, por lo que llegué con tiempo de darme un último baño, antes de cargar el coche y emprender el viaje de vuelta.



Justo cuando salíamos, llegó el propietario de las cuevas, con el que estuvimos de charla un buen rato, y nos enseñó el resto del complejo, por lo que terminamos prometiéndole que volveríamos en alguna otra ocasión, que ya me encargaré que coincida con la 4 Cimas, o la Indomable, ya que Gérgal y Berja no quedan muy lejos.


Como decidimos tirar por la sierra, se me ocurrió sobre la marcha ir a comer a Setenil para seguir con el tema de las cuevas, lo cual no fue muy buena idea, ya que a pesar de hacer 40 grados, estaba hasta los topes…el tema del turismo se está yendo de las manos, je je.

En general, magnífica experiencia, al poder hacer el viaje en familia, alojarnos en un sitio idílico, superar el reto de cruzar Andalucía de Oeste a Este en tres días, sumando cerca de 500 km y comprobar la diversidad de paisajes que podemos disfrutar tan cerca de casa, con contrastes extremos, pasando de zonas de playa, o sierra, a auténticos desiertos. La gastronomía también ha estado bastante bien, y como única pega, el calor excesivo, que todo apunta a que ya va a ser la tónica general en los años venideros, aunque no impedirá organizar nuevas andanzas…

miércoles, 9 de julio de 2025

Pirineos 2025 (2). Rutas.

 



Como de costumbre en este tipo de viajes organizados anteriormente, el plan de rutas previsto era súper ambicioso, y además, tras ver qué el Tour este año, además de la etapa con final en Hautacam, hacía una cronoescalada en Peyragudes, y tenía otro final en Superbagneres, vi la opción de añadir una ruta más, para pasar por estos dos sitios, adelantando el inicio del viaje un día. 

Así, el miércoles 3 de Julio, tras recoger la furgoneta ,  cargar las bicis y los trastos de los cinco, nos pusimos en marcha dirección a Sabiñanigo, donde pasaríamos la primera noche, por cierto, no sé por qué, entrándonos ganas a algunos de hacer la QH el año que viene, je je.

"Monumento Cicloturista Quebrantahuesos". Sabiñánigo.

El Jueves muy temprano nos desplazamos hacia Loudenvielle, punto de inicio de nuestra primera ruta, recorriendo de inicio los 10 km de la cronoescalada del Tour hasta Peyragudes, para conectar después en la cima del Peyresurde con lo que sería la parte final de la etapa siguiente,  con paso por Bagneres de Luchon, ya engalanada para la ocasión, y final en Superbagneres.


Cima del Peyresourde.

Bagneres de Luchon

Aquí empezamos a comprobar la dureza de los puertos de los Pirineos, que sín rampas extremas, pero por la longitud y la pendiente constante siempre en torno al 8%, te van desgastando enormemente.




Subida a Superbagneres.

Se me hizo más largo que en 2016, cuando lo subimos después del Port de Bales, pero es que por aquel entonces no andaba yo mal.


Tras la bajada, de nuevo en Bagneres de Luchon, para subir de vuelta el Peyresurde, que pronto empezó a atragantarseme al surgirme de nuevo el dolor en el menisco de la rodilla derecha que me ha pasado factura en otras ocasiones.


Bajada de Superbagneres.


Esto lo había achacado al cambio de postura, al ir alternado gravel y carretera, pera está vez llevaba dos meses cogiendo exclusivamente la Terra y haciendo entrenamientos bastante duros sin molestia alguna, así que no entendía que me pasaba.

Lo pasé realmente mal para llegar a la cima, sobre todo a nivel mental, pensando en lo que me podía condicionar este problema el resto del viaje.

En la bajada nos cogió además una pequeña tormenta, y ya en el coche, un momento de nervios tras haber soltado las llaves y luego no recordar dónde...al final estaban dentro del casco y pudimos continuar hacia nuestro "campo base", el camping Le..., que nos sorprendió para bien.

Por la tarde, momento de relax en la piscina y de cuidar la rodilla a base de hielo e ibuprofeno.

CLIC AQUÍ PARA VER RUTA: Peyragudes + Superbagneres + Peyresurde

El viernes tocaba visitar el primer gran puerto mítico, el Aubisque, saliendo dirección Lourdes para echar un vistazo al Santuario, y  llegar hasta la zona de Laruns por carreteras secundarias, con algún repecho que otro, que ya hicieron que me volviera el dolor. 

Santuario de Lourdes.

Conectamos con la carretera del Aubisque en el km 2, y ya desde las primeras rampas, lo iba pasando regular. Pero sorprendentemente, poco a poco, el dolor fue remitiendo y en la parte final, animado además por las impresionantes vistas que se van teniendo, empecé a encontrarme mejor.



Subida del Aubisque

En la cima, foto obligatoria con las bicicletas del Tour, comentando con los compañeros, que posiblemente el Aubisque sea el Puerto más bonito que haya...

Cima del Aubisque

Tras continuar hasta el Soulor y gastarnos 15 € en agua en el bar de la cima, bajada por la vertiente de Arthez-d'Asson donde tiene su inicio el col de Spandelles, la principal novedad del viaje para mí y que tenía ganas de conocer al hacerse célebre por los ataques entre Vingegard y Pogacar en el Tour de 2022, y la caída de este último en la bajada.

Subida del Soulor

Cima del Soulor

Inicio Col de Spandelles

Resultó verdaderamente duro, con más de 800 m en 10 km, y con una carreterita estrecha de las que se agarran.

En el descenso, pendiente de ver si reconocía la curva de Pogacar, que debió ser la única complicada a izquierda que pasamos, para llegar al camping con 130 km y 2.800 m+...etapón considerable.

CLIC AQUÍ PARA VER RUTA: Aubisque + Spandelles

Nos habíamos propuesto volver a Lourdes por la tarde en plan turístico y así lo hicimos, encontrando que había una procesión mariana, resultándonos llamativo la gran cantidad de voluntarias participantes, aunque también sufrimos lo peor del viaje: la cena en un restaurante "regulero" donde literalmente nos comieron los mosquitos.

Para el tercer día teníamos previsto otra buena ruta, saliendo desde el Camping, pero finalmente decidimos recortarla, por reservar algo para el día siguiente, desplazándonos hasta Luz Saint Sauveur.  La salida,  dirección Gedre, iniciando directamente  la larguísima subida del Col de Tentes desde el Puente de Napoleón, sobre la espectacular garganta del rio Gavarnie.


Puente de Napoleón. 

Tenía especial interés en volver a subir este puerto, porque fue mi primer ontacto con los Pirineos  en 2012, pero pese a ya conocerlo, volvió a sorprenderme cada vez más conforme íbamos ganando altura.





Subida  Col de Tentes

Pese a que en la parte final, encontramos niebla y agua, los compañeros no dudaron en continuar hasta el final, y conseguimos coronar justo cuando un claro nos permitió ver las enormes moles de los "Hautes Pirineos" aún con restos de nieve. 



Cima Col de Tentes.

La bajada con la carretera mojada y bastante frío, y un pinchazo de Jesús, hizo que al paso por la furgoneta, ya decidieran dejarlo allí. Yo estuve dudando si seguir hasta Luz Ardiden como estaba previsto, y al acordarme de que en 2012 desistí, pensé que me iba a arrepentir si no lo hacía, por lo que para no fastidiarles mucho, les dije que yo seguía pero que me esperaran el camping.



Ya que estaba solo, en vez de subir por la vertiente clásica, decidí probar la de Vicos, que sobre el papel tenía buena pinta, pero una vez allí no merecía tanto la pena. De todas formas, conectaba con la principal a 4 km de la cima, que justo es la parte más espectacular del puerto, por su trazado en zig zag, y que pese a que en 2016, sí que lo subí, no lo recordaba para nada. (Puede ser que hubiera niebla?).De hecho, la tarde anterior vimos en Lourdes una imagen supuestamente de este tramo que no identificaba, pero finalmente pude encontrar el punto de vista desde donde se tomó.



Subida tramo final Luz Ardiden.


Cima de Luz Ardiden.

CLIC AQUÍ PARA VER RUTA: Col de Tentes + Luz Ardiden

Una última foto en el cartel de la estación, que tampoco estaba en 2016, y de vuelta al camping, quedándome unos 20 km después de terminar el descenso. Paré en un puesto a comprar una coca cola, coincidiendo justo con el grupo que nos hizo la foto en la cima del Aubisque. Estaban comentando lo chula que estaba la subida a Pont d`Spagne, que justo había programado para hacer el jueves por la tarde, pero que tuve que renunciar, por los dolores. Así que se me pusieron los dientes largos, y aunque pensar en hacerlo en bici era ya demasiado, propuse acercarnos a verlo en la furgoneta, pero el personal estaba pesando más en descansar y solo Juan se animó.

Y la verdad es que fue un acierto subir motorizado, y que aunque efectivamente la subida tenía su interés, como todas las de esta zona, el acceso a  Pont d`Spagne  propiamente dicho, estaba restringido, pudiendo acceder solo a pie. Así que aparcamos y nos pusimos de camino, quedando alucinados con la impresionante cascada que nos encontramos.


De vuelta al camping, dejamos todo preparado para la prueba y nos fuimos a dormir prontito. A las 6:30 estábamos listos en la línea de salida, y a las 7:00 en punto, nos poníamos en marcha, rodando rápido los primeros kilómetros hasta Luz Saint Sauveur, para empezar a subir el Tourmalet. 

Salida de La Pyreennene

Como  no tenía molestias, subía relativamente cómodo, aunque tampoco podía apretar mucho más. Eché cerca de dos horas y  a parte de volver a repetir lo de que no es el  puerto más duro, ni el más largo, ni el más alto, ni el más bonito, es simplemente el Tourmalet, además en esta ocasión, la niebla nos regaló unas impresionantes vistas sobre el valle.


Parte final del Tourmalet

Tras la foto en el monumento, donde pude coincidir con Jesús Reyes, iniciamos el vertiginoso descenso hacia Sainte Marie de Campan, llevándome un pequeño susto en una de las galerías al pensar que podría estar húmedo el asfalto y no querer frenar en la curva con lo que casi me voy contra el muro.

Ya en el valle, giro a la derecha en el punto de bifurcación entre la corta y la larga, para iniciar la subida del Aspin, en la que solo supone cierta dificultad los tres últimos kilómetros. Jesús paró en el avituallamiento de la cima algo más de tiempo, y le dije que iba tirando para abajo. Tras el descenso, camino a Saint Lary metido en un grupito, cogimos a Jesús Caro que iba solo, justo lo que le había advertido que no tenía que hacer. En el siguiente avituallamiento volví a parar, mientras que  Jesús siguió, y aunque llegué a verle en las primeras rampas del Hourquette d’Ancizan, ya se me despegó definitivamente. Tampoco llegaban por detrás Jesús Reyes, lo que me extrañaba porque andaba muy fuerte los días previos, ni Juan, que suponía que estaba tratando de ahorrar batería todo lo posible. Sergio se había ido para adelante desde el principio y no pude verle el pelo en todo el camino.

En la cima, otra parada en el avituallamiento, y descenso dejándome caer hasta llegar de nuevo al valle, haciendo un buen tramo esperando a que llegara algún grupo, pero cuando lo hizo me pilló de nuevo avituallando, y como ellos no pararon, tocó darme un calentóncito para coger rueda.  Lo conseguí y ya me llevaron hasta el inicio del muro de Neulich, que aunque no era tan duro como se suponía, se hizo algo largo. Me quedaba aún 20 km para Argeles Gazost, y como habíamos recibido un comunicado de la organización de que allí se tomaría el tiempo, y que sería válido para la clasificación en la 4 Valles, independientemente de estar inscrito en la 4 Valles Xtrem, empecé a pensar que ya estaba bien lo hecho, pues saldrían 170 km y 3.800 m+. Pero por otro lado, si subía Hautacan, poder volver a decir que había terminado una prueba tan extrema, me motivaba…así que con este dilema, me planté en los km finales, pero el repechito ya en Argeles Gazost, poco antes de meta, me costó bastante, lo que indicaba que iba muy al limite….

Y finalmente, no hubo nada que decidir, resulta que no me había enterado de que había un corte horario, y que si se sobrepasaba, ya no se podía continuar en carrera, y hay que reconocer, que cuando me pararon, la primera reacción fue de alivio. Seguro que a mi ritmo, con el 46 x 44, hubiera llegado al final, pero me habría supuesto dos horas más de sufrimiento, y como Hautacam sí pude subirlo en 2016, tampoco había tanta necesidad.


En meta me encontré con Juan, que había decidido hacer la corta, y visto lo visto, puede que hubiera sido lo más acertado, y poco después llegó Jesús Reyes. Jesús Caro, y por supuesto, Sergio, habían pasado el corte, así que nos fuimos a comer mientras los esperábamos.

Allí empecé a cuestionarme  si ya tenía que empezar a pensar en renunciar a hacer este tipo de pruebas tan exigentes, o por el contrario, volver a insistir, hasta que me enteré mejor de lo que había pasado. El corte estaba fijado a las 15:15, lo que implicaba un tiempo de 8:15, y según strava, mi tiempo en movimiento fue de 8:02 y el total de 8.14, por lo que tuvieron que cerrarme el paso por cuestión de segundos…

CLIC AQUÍ PARA VER RUTA: La Pyreennene 2025

A modo de despedida, tenía reservada la subida a Cap de Long, que tanto me impresionó en 2016, y aunque había incluido también el paso por Val Louron, teniendo en cuenta el cansancio y que tras terminar nos íbamos directos para Jerez, optamos por recortar y no subir este último.

Salida desde Saint Lary Soulan

La salida desde Saint Lary, dirección España siempre picando hacia arriba, hasta tomar el desvío hacia la reserva natural de Nèuvielle, donde comienza verdaderamente el puerto, que conforme subíamos, me resultaba bastante más duro de lo que recordaba. Le dije  a Juan que se adelantara para hacernos fotos en la serie de curvas que había a unos 5 km de coronar, pero tras pasarlas, nos encontramos la carretera cortada por obras justo en el cruce hacia el Lac d’Aumar.

Inicio subida a Cap de Long

"Lacets" de Cap de Long

Como en realidad había estado barajando hacerlo también ya que esta otra subida no la conocía, cogimos el desvío y aunque se alargó algo, y se había formado algo de niebla, al superar la cota de los 2.200 m, se despejó todo con lo que pudimos contemplar la mágnífica vista del lago, que aunque un puntito menos que la de Cap de Long, nos permitió cerrar de muy buena forma la expedición.


Subida a Lac d’Aumar.


Lac d’Aumar.

Bajamos con algo de prisa, volvimos a recoger todo, y nos pusimos en marcha con unas 12 horas de carrera por delante.

CLIC AQUÍ PARA VER RUTA: Reserva de Néuvielle

En definitiva, muy buena experiencia en general, consiguiendo cumplir buena parte de los objetivos marcados, y contento por ver la ilusión que les hizo a los compañeros subir estos puertos míticos y conocer estos impresionantes parajes.

En cuanto a los números, un disparate total: 556 km y  13.800 m+…

Durante el viaje de vuelta, tuvimos mucho tiempo para hablar de posibles retos para el 2026, que ya se irán concretando, pero todavía queda bastante  2025 para hacer algunas cosillas más, que seguiré contando por aquí.