martes, 26 de diciembre de 2017

Últimas “pinceladas” de la temporada 2017


Pasada la Vuelta a España, y la última prueba importante del año en Calar Alto, ya no quedaba mucho por hacer en 2017, que sin duda ha sido para “enmarcar”, así que en los meses de Octubre, Noviembre y Diciembre, el objetivo simplemente ha sido dar las últimas “pinceladas”. 

En el entorno más cercano, van quedando pocos sitios por donde no haya pasado, como puede comprobarse en mi “Mapa de Actividades”, pero “rebuscando” se siguen encontrando cosas interesantes.


Un ejemplo de estos sitios pocos conocidos, pero que para el cicloturismo resultan especiales, es la subida a la Cueva de Los Murciélagos en Zuheros (Córdoba). La tenía desde hace tiempo en la agenda, y por fin en un viaje camino de Jaén, pude ir a verla. No había mucho tiempo, así que me conformé con un recorrido circular de 75 km, saliendo desde Doña Mencía y pasando por Fuente Alhama, Priego de Córdoba, Luque y Zuheros, bordeando el Parque Natural de las Sierras Subbéticas, para terminar subiendo a la Cueva. 


Subida a la Cueva de los Murciélagos.


La única dificultad, el primer kilómetro después de salir de Zuheros, con casi un 12 % de pendiente media, pero las vistas que se van teniendo conforme se gana altura, hacen que compense el esfuerzo.



Vista de Zuheros



También en esta provincia, pero saliendo desde Córdoba capital,  realicé otra ruta que resultó muy interesante. De salida el Puerto de los Villares, con su “famosa” rampa del 14 %, que te mete de forma “brusca” en plena Sierra Morena (en solo 10 km desde la salida de la ciudad, se acumula ya un desnivel de 500 m).



Subida al Puerto de Vacar.
Desde el Alto, terreno rompepiernas hasta enlazar con la Nacional que lleva a Badajoz, por donde recorrí un tramo de falso llano de unos 15 km, que se hizo algo pesado, hasta por fin tomar el desvío hacia Villaharta, volviendo a coger carreteritas de sierra.  Seguidas, estaban las subidas a los “puertecitos” de Obejo, y el Vacar, ambos sin ninguna rampa exigente, pero muy agradables, por no tener apenas tráfico y disfrutar de amplias vistas.






Tras coronar el Vacar, vuelta a la Nacional, aunque ahora con terreno favorable, hasta Cerro Muriano, y ya desde allí, todo bajada hasta Córdoba, para completar 85 km y cerca de 1.800 m de desnivel, lo que indica que en esta zona también se pueden hacer buenas etapas de montaña.



Con Antonio Piedra, y Joaquín Liria.


En Sevilla, también ha habido un par de rutas dignas de mención. La primera, aunque con un recorrido ya conocido (Vuelta a los Melonares), supuso un “reencuentro” con Antonio Piedra, que volvía a montar en bici tras su grave lesión en la Volta a Catalunya (fractura de rótula).









Se trataba de una “ruta oficial” del Club Ciclista El Pedal, que se distingue por su alto nivel “competitivo”, por lo que se hizo a un ritmo increíble. Me salieron 105 kms, a 31 de media, yendo todo el camino a tope.  Solo ya en Sevilla, pude relajarme, dando un paseo por el margen del río…
Junto al Puente del Alamillo

Pero el “descubrimiento” en Sevilla, ha sido la Subida a Cerro Becerro en Estepa, sin duda, la de mayor entidad de la provincia. Fue en otro viaje a la vuelta de Jaén, por lo que la ruta también fue cortita (otros 75 kilometrillos). La salida desde Gilena, atravesando Pedrera, La Roda de Andalucía y Casariche, para llegar a Herrera, donde la carreta empezaba a ganar pendiente, aunque hasta el paso por Estepa (“muy buenos los polvorones”), no empezaban las rampas exigentes. Al llegar a la altura del Castillo, desvío para hacer los dos kilómetros finales, que ya no bajaban del 10 % de media y que son los que hacen que el puerto merezca la pena. 


Tramo final de Cerro Becerro

Vista del Castillo de Estepa


En realidad, ya había tratado de subirlo hace tiempo, pero desistí porque la carretera estaba impracticable. Ahora está perfecta, por si alguien se anima. Lo único es que hay que tener precaución con una cadena que hay al principio, sobre todo en la bajada.










CLIC AQUÍ PARA VER RUTA: Gilena-Pedrera-La Roda-Casariche-Herrera-Estepa-Cerro Becerro


En Huelva, en la Sierra de Aracena, hay una subida similar a la de Cerro Becerro, también la más dura de la provincia, y que se me había resistido en un par de ocasiones, y aunque la última referencia que tenía es que la carretera estaba mal, incluso con tramos de tierra, quise volver a intentarlo. Estoy hablando del Cerro de San Cristóbal.
Mirador de Puerto Alájar



Para hacerla tal y como viene en las páginas de altimetrías, había que pasar por Gil Márquez, así que desde Aracena, salí dirección Linares de la Sierra, subiendo como aperitivo el Puerto de Alájar, 5 kilómetros fáciles, pero que permiten disfrutar de unas bonitas vistas de la Sierra. 









Desde la cima, bajada hacia Fuenteheridos y desvío hacia Jabugo (“muy buen jamón”). De allí, hasta Cortegana, por la carretera de Portugal,  haciendo otros 5 kilómetros de subida, para por fin, entrar en el pueblo, buscando la carretera a Gil Márquez, que por lo que había visto en el Goglee Street, pensaba que estaba bien.

Me equivoqué, comiéndome tramos prácticamente intransitables, lo que me fastidió un poco la ruta. Incluso en un momento, la carretera “desapareció”. Menos mal que fue solo un susto, y tras un ratito campo a través, vi las primeras casa de Gil Márquez, retornando al asfalto.

La subida empieza de forma suave, para ir aumentando paulatinamente la pendiente, hasta llegar a Almonaster la Real. Aquí, la niebla que hasta entonces no había sido un problema, empezó a ser más espesa. Tras atravesar el pueblo, por calles adoquinadas, un descansito y desvío para afrontar los kilómetros finales, los interesantes igual que en el caso de Cerro Becerro. 

Parte final de la Subida al Cerro de San Cristobal.


Lo bueno, que la carretera estaba en perfecto estado, lo que me permitió llegar a la cima sin complicaciones, a parte de las rampas de hasta el 20% que se pasan. Lo malo, que no pude ver absolutamente nada…Habrá que volver, sin duda.












Y en Málaga, para completar la “trilogía”, me marqué el objetivo de subir  el Cerro del Moro, aunque ya lo conocí 3 años atrás, conservando el recuerdo de la gran dureza de la parte final. 



En esta ocasión la idea era hacerlo desde Benalmádena, con salida desde Mijas, pasando por Fuengirola, Alhaurín el Grande y Alhaurín de la Torre, rodeando la Sierra de Mijas y llegando a plena Costa del Sol. Tras unos kilómetros llanos a nivel del mar, atravesando Torremolinos, desvío hacia Benalmádena, empezando a subir de forma brusca para ganar altura rápidamente. 

Subida a Cerro del Moro


Tras llegar a un primer altillo, tramo de falso llano, hasta el desvío hacia Mijas, donde se inicia la subida al Cero del Moro propiamente dicha, y enseguida, entrada al tramo final que hace especial este puerto. Y es que superar 5 kilómetros continuos al 10 % de media, no es fácil, pero la vista que se tiene desde arriba del Mediterráneo, hace que merezca la pena.







En la carretera de Parauta

Hablando de Málaga, llevaba tiempo sin visitar la zona de Júzcar, así que un viaje a Marbella, me permitió ponerle remedio, planeando una ruta que incluía la subida al Puerto del Madroño por dos vertientes. De inicio, la de San Pedro de Alcántara, (de sobra conocida), para terminar por la de Pujerra, pasando previamente por Parauta y Júzcar.









Lo más destacado, la “trampa” que hay pasado el “pueblo Pitufo” dirección Igualeja,  donde encontramos varias rampas cercanas al 20 % y una tramo de 700 metros, al 13,5 % de media, Una vez tomado el desvío hacia Pujerra, se acaban las dificultades, entrando en una carreterita que es una “delicia”, a través de castaños y pinos, y que lleva justo a la cima del Madroño.









En total, 90 km y cerca de 2.100 m de desnivel, en poco más de 4 horas.




Por supuesto, en Jaén también hay cosas que contar.
Del Centenillo, ya he hablado en otras ocasiones, nuestro “Alpe D`Huez” particular de la juventud. Llevaba un par de años sin visitarlo, así que un día en Linares sin plan claro, tiré para allí, por la carretera de la Fernandina, hasta La Carolina, donde empieza la “diversión”. 

Los Guindos


La subida se divide en dos tramos, el primero finalizando al paso por el poblado minero de Los Guindos, para tras un descenso de 2 km, entrar en la parte final, que poco a poco se va endureciendo, hasta llegar al penúltimo kilómetro al 10 % de media (con razón se nos hacía duro entonces, con los desarrollos que llevaríamos).







Pese a ser una de las subidas de referencia en Sierra Morena, no he encontrado perfiles ni nada en las páginas de altimetrías, así que me he animado a sacarlo yo mismo…espero que guste. 


La vuelta por el mismo sitio, hasta La Carolina, desviándome por las “Aldeas” por variar (La Isabela, La Fernandina, El Acebuchar, Carboneros, La Mesa y Martín Malo), y terminando por Guarromán. Salieron 95 km y casi 1.800 m de desnivel, que ya está bien.




Sí sería “novedosa”, otra ruta hecha en Jaén, y que me permitió pasar por una zona que desconocía de la Sierra de Segura, llegando al Alto de Marchena, uno de los últimos puertos de la provincia con un grado de dificultad alto que me quedaba por subir.


Casi más complicado que el recorrido en sí, fue llegar al punto de salida previsto, Pontones, por la cantidad de tractores que había en la carretera al ser época de la recogida de aceituna, y por recorrer cerca de 50 km por plena sierra (llegué tan mareado, que dude si montarme en la bici).
La sorpresa al inicio fue encontrarme nieve en las cunetas, camino de Santiago de la Espada, ya que no había escuchado nada de que hubiera nevado por la zona.




Superado el puerto de Pontones, ya terreno “inédito” y favorable, con algún repecho, hasta encontrar el desvío a Marchena, empezando a subir remontando el espectacular desfiladero del río Zumeta.




Al puerto en sí, pese a contar con rampas importantes, un par de kilómetros a más del 10 % de media, y un entorno idílico, le faltó ese “no sé qué, que no sé lo que es”, para que me entusiasmara.

Subiendo Despiernacaballos



En cambio, Despiernacaballos (el nombre lo dice todo), ya de vuelta, habiendo pasado por las Juntas de Miller y La Toba, me volvió a sorprender, quizá al volver a encontrar nieve, pareciendo por momentos que andaba por Los Pirineos.










De vuelta en Pontones, quedaba el viaje de regreso en coche. Esta vez lo hice por Cortijos Nuevos, algo más largo, pero con menos curvas, pasando al pie de El Yelmo,  por lo que me planteé ir a revisitarlo en cuanto sea posible.



De forma inesperada, también tuve ocasión en Granada de ir a ver la Subida a La Alfaguara, también de los pocos puertos importantes que me quedaban aquí, y que suena como final de Etapa en la Vuelta 2018. 

Moclín

La salida desde El Chaparral, donde se inicia la altimetría del Puerto, dando un rodeo previo para  subir a Moclin (por recomendación hace tiempo del amigo Javi Quesada). Se trata de un puertecito de unos 6 km, sin grandes dificultades, pero con unas increíbles vistas sobre Sierra Nevada con mucha nieve…costó reprimir las ganas de cambiar de plan y llegar al menos a El Duque…






Tras bajar de Moclín y pasar por Puerto Lope, tramo favorable hasta Pinos Puente, para buscar de nuevo el Chaparral por carreteras secundarias, picando ya hacia arriba, con lo que la aproximación al puerto se hizo bastante incómoda. 



Mirador de Alfacar

El inicio, bastante irregular, y poco atractivo, salvo por alguna nueva vista de Sierra Nevada, atravesando varias localidades o cruces (Calicasas, Güevéjar, y Nivar), hasta llegar al Mirador de Alfacar, de nuevo con vistas a la Sierra, desde donde se inicia el tramo final de la subida, ya en pleno  Parque Natural Sierra de Huetor. 











Como en Cerro Becerro, Cerro del Moro y Cerro de San Cristóbal, los kilómetros finales, lo mejor, encontrando tramos duros y algún kilómetro al 10 % de media…Habrá que ver como resulta como final de etapa, aunque no creo que marque muchas diferencias. 




En Cádiz, ya casi no hay lugar a las sorpresas, pero por ser algo “excepcional”, sobre todo hacerlo en grupo, hay que destacar la Ruta Jerez-Cádiz-Jerez, que hicimos con el Club, con la excusa del día de la Constitución. La gestión que tenemos de las carreteras en la zona, hace que la única forma de ir en bici a la Capital sea a través de San Fernando, atravesando un tramo de autovía bastante peligroso en días laborables…que no se previera un carril bici en el Puente Nuevo (El Puente de La Constitución de 1812, precisamente), que tuvo un coste de 500 millones de euros, indica lo en serio que se toman lo de la movilidad sostenible nuestros dirigentes…



El recorrido en sí, sin ninguna incidencia, pasando el tramo de autovía muy cómodamente gracias al escaso tráfico, y disfrutando bastante la gente en el paso por la ciudad, con parada frente al Puente, y paso por la playa de Cortadura.


Con el CC Jerez en Cádiz






La única provincia que no he tenido ocasión de tocar en estos meses ha sido Almería, pero a cambio, en Octubre participé en la Gran Fondo Tejo e Serras, en Santarem (Portugal), con la novedad de tratarse de un prueba ciclodeportiva de dos etapas.


La primera, con las dificultades montañosas de las Serras D’Aire e Candeeiros, y la Serra de Montejunto, para hacer  un total de 171 km y 2.300 m de desnivel, que se hizo bastante dura.






Serra de Montejunto



Al día siguiente, tocaba recorrer las “planicies” del Río Tajo, por lo que el terreno iba a ser más fácil. Lo que no contaba tanto era con la velocidad, ya que se hizo a un ritmo de competición, aguantando en cabeza los primeros 60 km. (de hecho conseguí un KOM en Strava en un tramo de 41 km, a 35,8 de media). 





Me corté en la única subida exigente que tuvimos, pero enseguida formamos un grupo en el que mantuvimos un buen ritmo, llegando a la meta en Almerim con una media de 33 Km/h.









La experiencia en conjunto no estuvo mal, pero faltó algo más de atractivo en los recorridos, y un poco de mejor trato a los participantes, pues ni hubo obsequios de recuerdo, ni tan siquiera, comida al finalizar las pruebas. A Portugal seguro que volveré, ya que afortunadamente hay muchas más pruebas.




Y para terminar, a modo de “bonus track”, la tradicional Subida al Boyar que se realiza el día 24, con salida desde El Bosque y paso por Benamahoma, para brindar por la Navidad en la cima. 


Los de la “grupeta de los Pirineos 2015”, junto a otros amigos, decidimos alargar y subir también las Palomas, echando el resto para cerrar el 2017. De todo realizó su habitual reportaje Javi Quesada, resumido en este vídeo:




Los datos de esta temporada serán difícil de repetir:
Distancia
22.640,6 km
Tiempo
 869h 7min
Desnivel positivo
270.898 m
Recorridos en bicicleta
    233
   Velocidad media                        26,05 Km/h

Igualarla en calidad, habiendo hecho en un mismo año, Volta ao Algarve, Paris-Roubaix, Quebrantahuesos, La Perico o Marcha Juan Martínez Oliver, parece imposible, pero seguro que en 2018 lo haremos lo mejor posible.



domingo, 24 de septiembre de 2017

LA VUELTA 2017


Como en años anteriores, y teniendo en cuenta que en la Vuelta 2017, tendrían especial protagonismo las etapas disputadas en Andalucía, 5 en total, tres de ellas de alta montaña (Calar Alto, La Pandera, y Sierra Nevada), me marqué como objetivo hacer un seguimiento lo más amplio posible.

Meta de la Etapa de Antequera-Los Dólmenes
 

Después de barajar muchas opciones, el plan previsto era el siguiente:

- Jueves 31 de Agosto: Final de Etapa de Antequera (120 Km. 3.000 m de desnivel).

 
 

Sábado 2 de Septiembre: Final de Etapa de La Pandera. (130 Km. 3.100 m de desnivel)

 

Domingo 3 de Septiembre: Final de Etapa de Sierra Nevada. (107 km. 2.900 m de desnivel)

 

Descarté ir a la Etapa de Calar Alto, porque prefería hacer la Marcha Juan Martínez Oliver (Las 4 Cimas), que recorría igualmente los kilómetros finales, aunque se disputaba unos días después de finalizar la Vuelta. También dejé pasar la Etapa de Tomares, aunque era la más cercana, pero pensé que por las complicaciones del tráfico en el entorno de Sevilla, me iba a ser complicado recorrer los kilómetros finales.

 
Rutas "Vuelta a Andalucía"
 
Y como de costumbre, había que hacer rutas previas, que “casualmente”, han dado casi para una Vuelta a Andalucía, pasando por las Provincias de Málaga, Córdoba, Huelva, Cádiz y por supuesto, Jaén.
Con la idea de visitar la parte de la Sierra de las Nieves (Málaga) que no conocía, concretamente el Puerto de las Abejas, me desplacé hasta Almargen, para salir dirección Ardales, y bajar casi hasta la costa, para volver a subir dirección Alozaina. El Puerto en sí, sin apenas dificultades, pero bastante interesante por la longitud (14 km), el tipo de carretera y los paisajes…ideal para el cicloturismo.
 
 
 
Después del descenso hacia El Burgo, subida por la “cara B” del Puerto del Aire, más irregular aún que la vertiente de Serrato, combinando fuertes rampas, con tramos llanos o en bajada.

Tras el paso por Serrato, llegaba la otra novedad del día: La Sierra del Padrastro, con un inicio fácil hasta Cañete la Real, pero con un tramo final de unos 2 kilómetros durísimos (casi al 13 % de media), y por una carreterita en muy malas condiciones, que hizo muy desagradable la bajada.

 

Sobró este tramito, porque tampoco encontré nada especial arriba, pero en general, fue una buena ruta (125 km, y 2.400 m de desnivel, en poco más de 5 horas).
 
 
La siguiente ruta la tenía planeada en Córdoba, con salida desde Villafranca, y pese a que el día que tocaba (17 de Agosto), estábamos en plena ola de calor, con alerta naranja en la campiña cordobesa, y que hasta las 12:00 no podría empezar a pedalear, no fui sensato y persistí en el empeño…el resultado, uno de los peores días (si no el peor) encima de la bici. El calor extremo (siempre por encima de 40º), unido al desconocimiento del terreno, hizo que fuera sin agua gran parte del recorrido (tanto a la ida, como a la vuelta), experimentando la mayor sensación de deshidratación que he tenido nunca…Las Fuentes de Obejo y Adamuz, me “salvaron la vida”.
 

Embalse de Guadalmellato
 

 
Seguro que de haber tenido otras condiciones meteorológicas, estaría hablando del atractivo del recorrido, de las rampas del Puerto del Caballón, o del paisaje de Sierra Morena, pero solo recuerdo el “pajarón” con el que terminé. (más de 5 horas para 106 km, a menos de 21 km/h de media).
 
 No con fresco, pero sí con unas temperaturas asumibles, la siguiente salida transcurrió por la zona Norte de Huelva (la “Andalucía extremeña”), empezando desde Santa Olalla del Cala, dirección Zufre, para desembocar en la carretera de Portugal hasta Aracena.
 

Mirador de Aracena



Después, desvío hacia Cañaveral de León, bonito pueblo, que me recordó la cercanía del país vecino (que pronto volveremos a visitar si salen bien los planes…).

 
Calle de Cañaveral de León
 
Desde aquí hacia Arroyo Molinos, la parte más interesante del recorrido, incluyendo la subida más destacada (Sierra del Viento), con unos 6 km, al 5 % de media, para terminar pasando por Cala. En total 95 km, en 3:40.
 
 

 
 
En Cádiz van quedando pocos rincones por visitar, pero uno era la subidita que hay desde la Carretera de Campillos hacia Alcalá del Valle (Cruz de Zambonia). Así que diseñé un recorrido “alternativo” por la Sierra,  para pasar por allí, saliendo desde Algodonales, hacia Olvera, buscando el Puerto del Zamorano, que tampoco había subido por la vertiente de Pruna, y bajando hacia Algámitas. Un error de orientación nos llevó casi hasta Almargen (me acompañaba Alberto Martino), donde hubo que dar media vuelta y retroceder hasta encontrar el desvío hacia Alcalá del Valle, para de inmediato hacer la subida, cortita (4 kilómetros), pero entretenida, por el curveo y la pendiente respetable.
Subida "Cruz de Zambonia"

 

En Setenil
Tras llegar a Alcalá del Valle, el final ya más habitual, pasando por Setenil, que siempre es un gusto.


En total, 107 km y cerca de 2.000 m. de desnivel, que no está mal para no incluir ni Boyar, ni Palomas.

 
 
 
 

 
 
Puerto de Tiscar
En Jaén también hay que rebuscar sitios por donde no haya pasado ya, pero haberlos, “haylos”…así, en la última visita, organicé junto a los amigos de Úbeda, una ruta para hacer la subida del Puerto de Tiscar por Belerda, que no conocía.
 
 
 
 
 
 


Con terreno favorable desde Úbeda, enseguida estábamos llegando a Huesa, subiendo las primeras rampas, y justo a la salida, las de mayor dureza, con hasta el 18 %. Tras una bajadita, Belerda, donde empezaba el tramo final, ya más suave y constante.
Con todo lo acumulado, se monta un puerto de 20 km y 740 m de desnivel, que tardamos en ascender 1:15  (Top 10 en el Strava)…números muy a tener en cuenta.
 

“El equipo para la Vuelta”
Tras coronar, rápido descenso hacia Quesada, y ya de vuelta a Úbeda, a muy buen ritmo (ya he comentado en varias ocasiones como andan esta gente), terminando con 128 km, y 1.900 m, a casi 27 Km/h de media.
Pero lo mejor es que “convencí” a Alberto para que viniera a las Etapas de La Pandera y Sierra Nevada, donde también nos juntaríamos con Eduardo padre e hijo, así que el plan sería perfecto.
 
 

  
Pero a parte de mi particular “Vuelta a Andalucía”, el reto más importante en Agosto, y ya con “sabor” a Vuelta a España, fue la participación en la Perico, a la que iba con el objetivo de conseguir el “Oro”, aunque justo el fin de semana antes, un virus o algo, me dejó listo. De hecho tuve dudas de si ir, ya que a tres días de la prueba seguía sin fuerzas. Pero me empecé a encontrar mejor, y decidí que había que intentarlo.  La prueba de fuego sería una ruta alrededor de Ávila que tenía preparada hace tiempo (me quedé con las ganas a principios de años cuando estuvimos en Gredos).

Después de seis horas de coche, lo menos apropiado es montarse directamente en la bici, teniendo en cuenta sobre todo, que al día siguiente hay que apretar a tope, pero aprovechar al máximo los viajes es algo que siempre procuro.
Cerca de Gredos
 
 
Me encontré relativamente bien, y el entorno, con Gredos muy cerca, y pasar por sitios míticos para el ciclismo español, como el Barraco (el pueblo del Chava Jiménez y Carlos Sastre), motivaba.
 
 
 
 
 
 
 
La subida de Navalmoral sí que se hizo un poco larga (son 15 km), aunque llevaba en mente la etapa del 99, en la que Fran Vandenbroucke puso un ritmo bestial, descolgando uno a uno a todo el pelotón (lástima que sería fruto de ir hasta las cejas de “algo”).
Subida a Nvalmoral

Monumento al Ciclista Abulense



 
Ya desde la cima todo era favorable. Hasta llegar a las Murallas, donde  en el adoquinado recreé los clásicos finales de Etapa de la Vuelta, visitando además el curioso Monumento al Ciclismo Abulense. En total 98 km, y 1.600 m de desnivel, en 4 horas justas, que vinieron bien para “recomponer el cuerpo”.
 
 
 
 
Terminada la ruta por Ávila, sin apenas descansar, camino a Segovia para recoger el dorsal, a donde llegué por casualidad  justo cuando Perico se iba del Pabellón, así que pude saludarle y echarnos una fotillo.
 
 
 
 





Tenía dudas de cómo iba a responder en la Prueba, y de hecho, desde el primer momento, las sensaciones eran extrañas. Iba bien, pero en las subidas parecía tener activado “un limitador de velocidad”…las pulsaciones no subían, aún estar apretando todo lo que podía. Y así todo el día, con la sensación de no poder ir al 100%, pero haciendo buenos tiempos en los pasos parciales (2:06 en Morcuera), que me hacían seguir con la esperanza de conseguir el Oro. Solo acusé un poco el esfuerzo en la parte final de Navafría, donde tuve amagos de calambres. Pero una vez coronado, y terminado el descenso, ya con el grupo en el que caí hasta la meta sin muchas complicaciones, incluso tirando de vez en cuando. Al final, objetivo cumplido, aunque por escaso margen (5 minutillos). En la clasificación, 481 de 2127, con una media de casi 28 Km/h. Me ha quedado la duda de ver el tiempo que hubiera hecho de no haber estado enfermo hasta días antes. A ver si encontramos la motivación suficiente para volver, y comprobarlo…

 
 
 
 

 

 
Tras estas “etapas prólogos”, la primera etapa de la Vuelta a la que tenía previsto acudir sería la de Antequera, con la compañía de Alberto Martino, que tenía la ilusión de ver a Contador en acción.
Mirador de Almogía

Salimos desde la zona de Meta, para “descender” hasta la Costa pasando por Almogía y volver a subir, para enlazar ya con el recorrido oficial. El tramo inicial, escondía varias trampas, como el rampón al 20% que nos encontramos pasado Almogía, y es que curiosamente, a la llegada a Málaga, hasta donde teóricamente lo que habíamos hecho era bajar, llevábamos ya 1.000 m. positivos de desnivel acumulado…


La vuelta, hasta el último momento, había estado pensando hacerla por el Puerto del León, pero suponía alargar mucho el recorrido (y además ya lo conocía), pero al final optamos por hacerlo por Casabermeja, por donde también había una buena subida, prácticamente equivalente a la que hacían los Pro.
 
 
Paso por Villanueva de la Concepción (Sprint intermedio)
 
Tras más de una hora de ascenso, por fin pasábamos por la pancarta de 30 km Meta, y enseguida nos acercábamos a Villanueva de la Concepción, afrontando las primeras rampas del Puerto del Torcal, que nos sorprendieron por su dureza tal como comentarían en TV posteriormente, sobre todo, en el paso por el pueblo, donde se encontraba el sprint intermedio. (Por aquí ya iría escapado Contador después).





En la cima del Puerto, me despedí de Alberto, que se quedaba en EL Torcal a ver pasar la carrera, y en solitario recorrí los kilómetros finales, hasta la misma Meta, a donde pude acceder, aunque parece que saltándome algún control, según me reprochó un Policía Nacional muy simpático… “solo” quedaban 2 horas para la llegada de los ciclistas, y ya no podía haber nadie allí...Me dio tiempo incluso de volver a Jerez y ver en la tele el ataque de Contador.

En el Torcal





Subida Alto de Valdepeñas

Para la segunda Etapa, el compañero sería Alberto Sánchez, y el punto de salida, Fuensanta de Martos. La idea era enlazar con el recorrido a 50 km de meta, pasando antes por el Puerto de Ahíllos y Alcaudete, encontrando ya tramos duros, antes de llegar a Alcalá la Real (Sprint intermedio). Siguiendo “las flechas” llegamos a Castillo de Locubín, comenzando a subir el Alto de Valdepeñas, catalogado de 2ª categoría. (10 km, al 6 %)









Tras el descenso, paso por el pueblo, topándonos contra el ya célebre Muro al 20% que ha sido final de etapa en dos ocasiones (con victorias de Purito e Igor Antón).

 A la salida de Valdepeñas, directamente el inicio de la Pandera, que por esta vertiente era inédito en la Vuelta, y que resulta más duro que la de Los Villares, al no haber un tramo de descanso como el que hay desde la cima del Puerto Viejo.

Nada más tomar el desvío a la parte final, pasando la “verja”, el primer tramo por encima del 15 %, donde el público ya se concentraba esperando al pelotón. Tras el tramo “suave”, justo cuando iniciábamos la parte más difícil, llegó la caravana de furgones de Policía, lo que unido a los ánimos de la gente, nos hizo acelerar instintivamente, llegando al límite.
 
 


 
Con mucho esfuerzo, llegamos al descansito antes de meta, llegando a acercarnos hasta los 300 últimos metros, quedándonos en una posición privilegiada, con la posibilidad de seguir la etapa en la pantalla gigante que tenía instalada la organización.


 
Rafal Majka
 
 
Por fin apereció a lo lejos Rafal Majka, que venía escapado desde lejos, pero con fuerza para mantener la distancia con los mejores, y en seguida el grupito encabezado por Nibali, que pasó tan rápido que no conseguí hacerle fotos.
 

Quedaba volver a Fuensanta, pero hasta que no pasó el último corredor, no pudimos irnos, estando complicada la bajada por la acumulación de coches, bicis y espectadores. En total, 138 km y 3.185 m de desnivel, en 6:15.


 
 
 
 
 


Tras el “traslado” a Granada, el día siguiente nos esperaba nuestra “Etapa reina” en Sierra Nevada. Nos juntamos con los Eduardos en Cenes de la Vega, dispuestos a recorrer los últimos 90 km. de la etapa, empezando por Hazallanas. Pero ya camino de Güejar, ví que las piernas no respondían, debido al esfuerzo de los días anteriores (no llevábamos masajista y el único recuperador fue el plato de espaguetis de la cena, je je).
Pancarta de Hazallanas
Retorciéndome en las primeras rampas, me venía el recuerdo de la Etapa de la Vuelta a Andalucía de 2015, en la que Contador atacó desde abajo, consiguiendo la victoria por delante  de Froome, y que también pudimos disfrutar en primera línea.
 

 


 
 
 
Subida del Purche
 
 
Me costó mucho llegar al cruce del Dornajo, donde los compañeros llevaban un buen rato esperándome, pero  hacía lo que podía. Nos tiramos para abajo hacia Cenes, para atravesar Granada por la carretera de la Sierra, dirección Monachil, para afrontar el Purche, que se hizo muy duro también.
 
 
 


Una vez que coronamos y enlazamos con la Subida a Pradollano, empecé a ir mejor, al ser mucho más suave que las anteriores, y aunque quedaban 20 kilómetros aún por delante, ya no tuve ninguna dificultad. Los 3 últimos kilómetros, a través de la Estación de Esquí, se agarraban algo más, pero por fin estábamos en la zona de meta, donde improvise un “particular homenaje a Alberto Contador”, aprovechando que llevaba puesto el maillot de su Marcha, a la que procuraré volver el año que viene, en agradecimiento al espectáculo que nos ha brindado en esta Vuelta.


En la Meta de Sierra Nevada
 
El equipo, esperando al pelotón.
 
Faltaba esperar la llegada de los Pro (iban aún por Hazallanas cuando llegamos), pero el ritmo que llevan es exagerado: desde Monachil a meta nosotros tardamos 2:07, mientras que ellos marcaron, 1:03, justo la mitad, así que tampoco se hizo muy larga la espera.
 
 
 
 
 

Contador lo volvió a intentar, pero ni pudo ganar, ni yo echarle una foto, al menos  aFroome sí que pude cogerle.

Froome en acción

 
 
Con esto nos despedíamos de la Vuelta en vivo y en directo, pero aún me quedaba el plato fuerte: La “Juan Martínez Oliver”, que como comenté antes, compartía el recorrido de la Etapa de Calar Alto.
De nuevo tendría la compañía de Alberto Martino, que por fin se había animado a participar en una Marcha de las “grandes” y estaba muy ilusionado.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
En la salida
 
 
Nos dimos un buen madrugón, pero puntuales estábamos en la línea de salida. Tampoco había necesidad de coger un buen sitio, porque de inicio, teníamos por delante la subida de Calar Alto por Aulago, la novedad de este año, y que yo tampoco había hecho aún, lo que nos colocaría a cada uno en nuestro lugar.
 
 
 
 
 
 

El perfil lo explica por sí solo, 30 km de subida, solo interrumpida por un pequeño descanso a los 13 km, con un desnivel total de 1.400 m. Al estar fresco y metido en un grupito, se hizo cómoda, pero me llevó hora y media para completarla.

 
 
 
 
 
Tras el rápido descenso, se enlazaba con el recorrido de ediciones anteriores (y el de la vuelta de este año), empezando por el Alto de los Filabres, para enseguida bajar, y llegar a Velefique Pueblo. Era mi cuarta subida, y tenía la sensación de estar haciéndola mejor que nunca. Empecé a ir superando gente, y eso me animaba. (Después comprobaría que hice RP según el Strava).


Subida de Velefique

 
Desde la cima, iba pensando que ya solo quedaba complicado el tramito del Collado del Ramal, y que la cosa estaba hecha. .Así, superado esos 5 kilómetros, sin duda lo más duro de la prueba, con rampas de hasta el 16 %, entraba en la carretera de Venta Luisa, donde ya suavizaba bastante, y empecé a echar el resto. (La gente que me iba encontrando no podía seguir el ritmo que marcaba, je je). Después de un buen rato tirando, llegó el cruce a Calar Alto, donde ya solo quedaban 3 kilómetros para la cima.
Último kilómetro de la Subida a Calar Alto


Me había fijado como objetivo bajar de las 7 horas, y en la cima llevaba 5:55, así que en la bajada no me podía relajar mucho. Conseguimos formar un grupito con 4 o 5 más, y el tramo final se hizo bastante bien, marcando 6:49.

La media de 23.4 Km/h, comparado con los 27 Km/h que hice en la QH, refleja la dureza de esta Prueba, con 4.150 m de desnivel, en 160 km.
Con Perico, de nuevo.

 
En la zona de meta, donde Alberto me llevaba esperando un buen rato, coincidimos con Perico, que había participado y que en esta ocasión “sólo” me sacó 15 minutos. El que se salió fue Alberto, con un tiempo de 5:59, para hacer 28 en la general (10º de su categoría), lo que le augura actuaciones espectaculares en futuras Pruebas.




 
Agradecer en particular a Laura los ánimos en Calar Alto, las fotos y hacernos de chófer en el regreso y en general, a “los Albertos” y “Eduardos” por la compañía en estas Etapas de la Vuelta, que se han hecho más amenas aún. Ya se ha anunciado que La Vuelta empezará en Málaga en 2018, así que de nuevo tendremos varias etapas por Andalucía, que no habrá que perderse.