Guadalete360

 

Cuando me llegó información sobre una prueba gravel llamada "Guadalete200", organizada por Algravel360 y que básicamente consistía en una ruta desde la desembocadura del río Guadalete hasta su nacimiento y vuelta, con salida desde El Puerto de Santa María, atravesando el PN de la Bahía, el PN de los Alcornocales y el PN de la Sierra de Grazalema, con un total de 240 km y 2600 m de desnivel acumulado, lo primero que pensé es que era demasiado, sobre todo  a estas alturas de la temporada, finales de octubre.

Pero a la vuelta de Marruecos, pensando en qué hacer para cerrar el 2023, lo único organizado que había era esto, y viendo que daban también la opción de hacer solo la mitad del recorrido, hasta Grazalema, empecé a animarme con el proyecto, con la idea en un principio, de hacer el recorrido completo en dos días, la ida participando en la prueba y la vuelta en una segunda etapa ya por mi cuenta.

Me puse a investigar sobre el rio, que pasó a la historia por la famosa Batalle del Guadalete, que supuso el inicio de la ocupación de la Península por parte de los musulmanes, en el 711, para ver por dónde discurría su cauce y así trazar un recorrido lo más ceñido posible a este, pasando por los puntos de mayor interés. Lo cierto es que la cuenca del Guadalete, incluyendo sus afluentes, abarca media provincia de Cádiz y parte de la de Sevilla, así que había que limitarse a lo más estrechamente vinculado al rio.

Poco a poco el track fue tomando forma y a enriquecerse, surgiendo la necesidad de hacer tres etapas para poder abarcar más territorio, y que se dividirían coincidiendo con las partes del río: curso alto, curso medio y curso bajo. El nombre de la ruta, "Guadalete360", se debe a que al final saldrían 360 km, dando una vuelta de 360º entorno al Rio.

Por temas de logística, la que primero hice fue la del curso medio, pero aquí voy a contarlo por el orden 'correcto" si la hubiera planteado en modo bikepacking, comenzando por la del curso Alto, que coincidía con el trazado de la Guadalete200 hasta el Puerto del Boyar, alargándola hasta Algodonales.

La salida era desde el Parque de los Toruños, a las 8:00, aún de noche, y como hasta a El Puerto me desplacé en el Cercanías, poco después de salir de la Estación, pude contemplar la bonita vista nocturna  de la ciudad  desde la Pasarela peatonal que cruza el río.

Vista nocturna desde pasarela peatonal de El Puerto

Enseguida estaba listo para el inicio, comprobando que había unos 50 participantes. Los primeros 6 km por los carriles de Los Toruños, era neutralizado, pero ya me costaba seguir el ritmo en parte por las precauciones que iba tomando al no estar acostumbrado a circular de noche. Tras cruzar la pasarela de la Universidad, seguimos por el carril que da a la rotonda de la carretara de Bolaños, para ir a buscar el carril paralelo a la Autopista. La primera dificultad, el paso por los "cocodrilos", cruzando a pie el arroyo, y encontrando más adelante una caída fea de un participante que tuvo que ser llevado al Hospital.

Después del susto, salida a la carretera de la Cementera y paso por la Laguna de Medina, por desgracia completamente seca, para llegar a La Ina por la Cañada del León. En este tramo me metí en un grupo en el que aguanté por los carriles de la zona de El Torno, hasta llegar a La Barca, dónde quise pasar por el Puente de Hierro, como primer punto singular del Guadalete.

Puente de Hierro de la Barca

Los volví a coger en el cruce de la carretera de la Algarroba, pero no pude aguantar en el repecho de la Junta de los Ríos. En la Carretera de la Térmica iba solo, pero entonces vi que los del grupo se habían equivocado de cruce y les había pasado, alcanzándome al entrar en los "caminos blancos" de la zona de Arcos. En la primera subida me volví a quedar, aunque luego me los encontraría atascados en una zona con mucho barro que no me esperaba. Tratamos de buscar una alternativa, pero estaba todo lleno de zarzas, y después de acabar con las piernas arañadas, al final acabamos metidos en el fango.

Carretera de la Térmica

Tras quitar algo de barro, pude continuar hasta encontrar la carretera de Algar, parando en el Súper de la Venta la Perdiz para repostar. (Por una Cocacola y una botella de agua, me cobraron 1 euro...igual de barato que en Marruecos...).

Esta zona, aunque alejada del Guadalete, pertenece a la cuenca este, en la que se encuentra su principal afluente, el Majaceite, que alimenta el Embalse de Guadalcacín. Hace unos  años, el agua de las colas llegaba hasta la carretera, actualmente, puede comprobar que queda muy lejos...

 

Cola del Emnalse de Guadalcacín

Antes de llegar a Algar, desvío por un carril, que hicimos dos veces en la Algar Gravel, y que esta vez me resultó más complicado, teniendo incluso que echar pie a tierra en una zona con piedras sueltas.

Tras terminar este tramo, entrada en la carretera de Algar dirección El Bosque, que con la bici de carretera puede resultar entretenida, pero que con la gravel se hace interminable por el continuo sube y baja. Estaba deseando, llegar al desvío por el carril que lleva ya directo al inicio del Boyar, aunque le añade un par de kilómetros de subida, sumando 17 km en total.

Carril de El Bosque

Y qué largos se me hicieron. Está claro que la gravel penaliza en las subidas por asfalto, pero no esperaba que fuera tanto, aunque también es posible que el problema fuera el tío, je je. Al menos, al ir tan lento podía recrearme algo en los paisajes...

Subida al Boyar en la Guadalete200

Arrastrándome en la parte final, conseguí coronar, echando casi hora y media. Seguramente mi peor subida.

Cima de El Boyar.

Aquí estaba mi meta de la prueba, y menos mal que el coche lo tenía en Algodonales, pues tras lo mal que había llegado, no quería ni pensar que hubiera pasado si hubiera tenido que volver hasta El Puerto.

Tras charlar un rato con el organizador, que nos esperaba en el cartel del Puerto, comenzaba lo más interesante para mí,  que era empezar a seguir el curso alto del Guadalete, justo desde su Nacimiento, llenando incluso los botes en el punto exacto.

Nacimiento del Guadalete

En el primer puente, antes de la entrada a Grazalema, justo tras echar la foto, se me quedó el móvil sin batería, lo cual era un verdadero fastidio ya que quedaban algunas imágenes que obtener.

Puente sobre el Guadalete. Grazalema

Tenía que ponerle remedio, así que en el bar de la plaza, me prestaron un cargador mientras aprovechaba para tomar una tapa de ensaladilla que me supo a gloria.

Plaza de Grazalema

Cuando tenía el 10% de batería, continúe la ruta hacia Gaidovar, parando en la fuente, cuyas aguas también van al Guadalete.

Fuente de Gaidovar

Para ahorrarme el tramo de carretera de la Ribera, cogí el carril que llega cerca de Arroyomolinos, y que resulta especialmente agradable, aunque con algún repecho de consideración.

Carril de Gaidovar

Lo que me resultó impactante fue lo vacío que se veía el embalse de Zahara. En los cerca de 15 años que llevo yendo por la sierra nunca lo había visto así, constatándolo más claramente desde la propia presa.

Embalse de Zahara. Octubre 2023

Embalse de Zahara. Octubre 2019

Ya estaba la cosa hecha, aunque la última subidita hasta Algodonales, con lo cansado que llegaba, se hizo durilla, alegrándome mucho cuando vi el coche.

Salieron 148 km, y 2.400 m de desnivel en algo más de 7 horas.

"Guadalete360". Etapa curso Alto.

El viaje de vuelta tampoco fue fácil al empezar a tener calambres en la pierna derecha cuando pisaba el acelerador o el freno, y encontrando un buen atasco al entrar en Jerez por algo de motos que había en el circuito.

Por la tarde el plan era ir a Los Toruños para tener un rato de convivencia con el resto de participantes, y allí me presenté acompañado de mi mujer. Pero la cosa se alargó bastante ya que la mayoría llegó sobre las 20:00, pasadas unas 12 horas desde el inicio, que era lo que yo había calculado que hubiera tardado.

La "recompensa" a la espera fue que en el sorteo de productos de ciclismo, me tocó un surtido de barritas 226er, je je.

"Retrocediendo" en el tiempo, el día antes había dejado el coche en Algodonales para hacer la etapa correspondiente al curso Medio, que tuve que retocar algo en el último momento debido a que había previsto pasar por un tramo que no conocía y no me fiaba de como estaría tras las lluvias de esa misma noche.

Así cogí directamente por la carretera de Coripe, que ya tiene su interés, para entrar en la Vía Verde de la Sierra, en la zona donde el Guadalporcún, el segundo afluente más importante, se une al Guadalete.

De las maravillas de la vía verde, ya he hablado en otras ocasiones...

Túnel de la Vía Verde dela Sierra.

Río Guadalete. Vía Verde de la Sierra.

Tras abandonarla, continúe por una carreterita que une Puerto Serrano y Villamartín, que alterna tramos asfaltados y de tierra, y que me resultó ideal para el gravel, con un por momentos interesante paisaje de olivares con la vegetación de la Ribera de fondo.

Pasado Villamartín, me desvíe por el sendero del Paraje Natural de las Colas del Embalse de Bornos, pasando por el antiguo Puente de Hierro que resulta muy fotogénico, aunque me costó acabar algo embarrado.

Puente de Hierro de Villamartín. 

Seguí carrileando, por la zona de Bornos, para llegar justo hasta el embarcadero, desde donde la vista de la sierra era magnífica.

Embarcadero de Bornos.

La idea inicial era continuar por el sendero que lleva directamente a la presa del embalse, pero como sabía que sí o sí, un tramo había que hacerlo a pie, decidí ir por la carretera aunque se alargaba un poco. En la presa, una fotógrafa me instruyó sobre una grulla real que andaba por allí y no tuvo inconveniente en hacerme una foto a mi. 

Presa del Embalse de Bornos.

Continuando por el camino de servicio del canal, enseguida estaba en la carretera de Arcos, acercándome al puente del embalse de Arcos, desde el que se tiene una espectacular vista sobre la zona norte de la ciudad.

Arcos desde Puente de la Presa.

El paso por Arcos lo hice por el senderito paralelo al meandro del río que bordea el casco urbano, pasando bajo el Puente de San Miguel, y llegando a la zona del Molino del Algarrobo, para volver a cruzar el río y subir hasta el Mirador de los Cabezuelos, con su recién instalado cartel y su espectacular vista sobre la Peña.

Mirador del Puente

Mirador de los Cabezuelos

La parte final del recorrido quise hacerla ya algo más desvinculada del río, ya que en la tercera etapa me iba a centrar en el Bajo Guadalete, así que tras un último encuentro en la zona de la Pedrosa, cerca de la Junta de los Ríos, que debe a su nombre a ser el sitio donde el Majaceite se une al Guadalete, me dirigí hacia Jédula, para llegar a Jerez por Estella.

Río Guadalete por la Junta de los Ríos.

Completé 120 km, en 5 horas justas, a una buena media de 24 km/h.

 "Guadalete360". Etapa curso Medio.

"Regresando al futuro", La última etapa, sería el día posterior a la prueba, con salida y llegada a Jerez, y como he comentado, la idea era seguir el curso bajo del río, hasta la desembocadura.

Por suerte, pudieron acompañarme Santiago Martínez y Jesús Caro, con lo que todo fue más ameno.

De inicio, salida por la Teja buscando el carril paralelo a la Autopista, hasta Estella, para subir a Cuartillos y bajar por el Salto al Cielo hasta San Isidro del Guadalete, dónde ya nos fuimos ciñendo al curso del río todo lo que se puede, con una primera parada en la Ermita de la Ina, qué hacia mucho tiempo que no visitaba.

Río Guadalete por zona de El Torno.

Ermita de La Ina. Siglo XIV

El siguiente punto de interés, el Puente de la Cartuja, monumental obra de ingeniería del siglo XVI, muy vinculada a La Cartuja de Santa María, uno de los principales Monumentos de Jerez, y que no pudimos visitar al estar cerrada.

Puente de la Cartuja

También en la zona y muy visible desde los nuevos senderos realizados en el margen del río, está el edificio que precisamente iba a albergar el Centro de Interpretación del Guadalete, que proyecté en 2010, pero que estando la obra prácticamente terminada, a falta del equipamiento, ninguna de las corporaciones municipales que se han sucedido desde entonces, han considerado ponerlo en funcionamiento...una pena.

Continuando con la ruta, paso por la Corta, donde se ha hallado y puesto en valor un complejo hidráulico de gran valor histórico al mantener estructuras originales que se remontan a la época romana.

Molino romano de La Corta

Tras atravesar El Portal, hasta dónde el rio fue navegable potenciando el comercio jerezano a mediados del siglo XX , desvío por el sendero que pasa cerca del azud móvil construido para favorecer el regadío de la zona de la Costa Noroeste y para paliar en parte las inundaciones periódicas que se producían en la campiña, cuando llovía en condiciones.

Río Guadalete por la zona de El Portal

Desde este punto, ya tocaba ir buscando el tramo final del cauce, cogiendo la carretera de Bolaños hasta el carril que lleva a las Salinas de El Puerto, y que son un auténtico espectáculo, animadas por la presencia de aves acuáticas, destacando los majestuosos flamencos.

Sendero de las Salinas de El Puerto

Al final del sendero, nuevo cruce del río, por la pasarela que conduce a la zona de la estación, pasando por delante del célebre Restaurante A Poniente, del Chef Ángel León, ubicado en un antiguo Molino de Mareas, que resulta bastante interesante.

Restaurante A Poniente.

Finalmente, tras pasar de nuevo por la pasarela peatonal, disfrutando también de la vista diurna, afrontamos el tramo urbano del río, dificultado por varias obra que se estaban realizando, teniendo que callejear algo, pero pasando por la zona de muelles y junto a los restos del Vaporcito de El Puerto, hundido en 2011, y que si bien iba a ser reparado, finalmente nunca llego a volverse a poner en uso, quedando al menos expuesto a modo de "escultura".

Restos del Vaporcito de El Puerto

La culminación de la ruta fue, recorriendo el espigón de la Pintilla, que a pesar de que nos sorprendió una inesperada lluvia, hicimos hasta el final, dónde hay una impresionante vista de Cádiz, suponiendo el remate ideal para la ruta en su conjunto.

Espigón de la Puntilla. Desembocadura del Río Guadalete.

Como curiosidad, decir que la desembocadura original del río se supone que era por Río San Pedro, pero en época romana fue desviado hacia el punto actual, que era donde se había construido el "Portus Gaditanus".

Había que volver a Jerez, ya con la tarea hecha, y aunque se complicó algo la cosa al encontrarse bastante mojado el suelo, terminamos el recorrido pasando por el Poblado de Doña Blanca, y con un último tramo de tierra por el carril que bordea la sierra de San Cristóbal, hasta el cruce del camino que llega a la zona de la laguna de Torrox, a la que hubo que dar una vuelta para completar los kilómetros que me faltaban hasta llegar a los 360 en total previstos...

"Guadalete360". Etapa curso Bajo.

En definitiva tras la realización de esta ruta "monagráfica", impresiona lo que significa el río Guadalete para la provincia de Cádiz desde  los aspectos histórico, cultural, económico y geográfico. Es cierto que hay zonas con cierto deterioro, y que actualmente se nota la falta de agua, algo bien patente en los embalses, pero solo cabe esperar que se lleve a la práctica los planes que hay de conservación y de desarrollo ecoturístico, que incluyen la creación de cinco rutas cicloturistas,  con embarcaderos, áreas recreativas y miradores.

Y lo dicho, con esto se cierra la temporada 2023, que la verdad es que ha resultado muy intensa. En 2024, más, y con dos objetivos claros: La QH y la Maratona de los Dolomitas, con la alternativa si no hay suerte en los respectivos sorteos de la Etapa del Tour en Niza y la Marmotte de los Pirineos...A ver que toca.

Marruecos 2023

 

Considerando todos los sitios por donde me he movido con la bici, la verdad es que ya estaba tardando en dar el salto a otro continente, estando África tan cerca, y aunque la idea era inscribirme en alguna prueba, al final decidí organizar un viaje por mi cuenta cruzando a Marruecos.

Mi plan inicial era hacerlo en modo bikepacking con salida y final en Jerez, pasando el estrecho por Tarifa y haciendo una incursión por la zona de Tanger y Tetouan, pero entonces surgió  la invitación por parte unos amigos “autóctonos” para ir al país a explorar posibles opciones nuevas de trabajo y de paso hacer algo de turismo.

El primer día teníamos previsto estar en Tetouan, donde residen los anfitriones, para después desplazarnos hacia Rabat y Casablanca, donde pasaríamos un par de días más. Pero como íbamos a cruzar con el coche, “negocié” salir yo antes en la bici para juntarme con mi mujer ya en Algeciras.

Así la primera etapa de esta ”ruta intercontinental” sería Jerez-Algeciras, aprovechando para realizar el recorrido completo del Corredor Verde Dos Bahía, desde Puerto Real. La salida, desde la Torre Octogonal del Alcázar, haciendo un guiño a la cultura árabe.

Alcázar de Jerez

Tras atravesar El Puerto, paso a través de los Toruños  dirección  Puerto Real, siempre muy agradable a pesar de los estragos que ha hecho en algunos puntos el incendio de este verano, para plantarme frente a la Bahía de Cádiz, buscando el punto de inicio del Corredor Verde.

Los Toruños

La Bahía

El primer tramo, a través de los Pinares del Parque de las Cañadas, girando dirección a Medina, donde empecé a comprobar que el viento me iba a molestar en gran parte del recorrido. Tras superar los numerosos repechos de esta zona, por la circunvalación y sobre todo en el tramo hasta Benalup, bastante abierto, definitivamente el viento se convirtió en un problema al tenerlo totalmente de cara.

Parque de las Cañadas

Paso por “Puente Romano de los Tres Ojos”. Tramo Medina-Benalup.

Tras girar de nuevo después de bordear Benalup, el viento pasó a ser de costado, dando una tregua, aunque atravesando el puente de madera del Embalse del Celemín, por cierto sin rastro de agua, casi que me tira.

Puente de Madera del Emblase del Celemín

Tuve que desviarme hacia Las Lagunetas, para rellenar los botes y comer algo en la Venta, comprobando que llevaba 4 h 20 min, para 80 km, por lo que empecé a pensar que iba a andar muy justo… eran las 13:30, el Ferry salía a las 16:00, y me quedaban unos 45 km…

Me incorporé de nuevo al Corredor Verde Dos Bahías, iniciando el tramo sin duda más bonito, ya en pleno Parque de los Alcornocales, pero que a la vez es el más duro, con una larga subida hasta Valdeinfierno, incluyendo algunos repechos casi imposibles y un tramo de escalera en el que evidentemente hubo que poner pie a tierra.

Corredor Dos Bahías. Tramo Las Legunetas-Valdeinfierno.

Con bastante esfuerzo, por fin coroné, pero el retraso era ya mucho, así que cuando terminé la bajada, llamé a mi mujer para ver por dónde iba, y me resigne a que me recogiera en Los Barrios…Faltaban solo 12 km, pero eran ya las 15:15…podría haber llegado a Algeciras, pero con menos de 15 minutos de margen, así que hubiese sido muy arriesgado.

CLIC AQUÍ PARA VER RUTA: Jerez-Los Barrios (Intercontinental ruta 1)

Me disgustó no completar el recorrido previsto, pero al fin y al cabo, lo más interesante, por enfrentarme a lo desconocido, empezaría el día siguiente. El viaje en barco hasta Ceuta, perfecto, pero para seguir con las complicaciones, resultó que el día era festivo en Marruecos, con lo que había una afluencia masiva en la Frontera…4 horas pasaron hasta poder pasar.

Por fin en suelo marroquí, nos recogieron nuestros amigos y directamente nos llevaron a cenar a un Riad de Tetouan, regentado por una española, donde probamos los primeros tajines. Por el camino, la primera impresión fue, que salvo por los carteles en árabe, podríamos estar perfectamente en cualquier sitio de la Costa del Sol…

El día siguiente, impaciente por dar las primeras pedaladas en el Continente africano, estaba montado en la bici nada más amanecer. Solo tenía unas tres horas, ya que teníamos que desplazarnos hacia Rabat, pero suficiente para hacer una ruta basada en el recorrido de la Etapa 3 de El Mito gravel de este año, que se realizó por esta zona.

La salida desde el Centro de Tetouan, por el mismo camino que habíamos hecho por la noche, constatando que se trata de una zona totalmente “europeizada”…prácticamente solo destacan los Minaretes de las Mezquitas.

Tras el paso por M’Diq, la zona más turística y comercial, con su gran paseo marítimo, desvío para buscar el Barrage Asmir, bonito lago entre montañas, rodeado por una pista en perfectas condiciones, que fue de paso en la etapa africana de El Mito.

Playa de M’Diq

Barrage Asmir 

La Vuelta a Tetouan, de nuevo atravesando las grandes avenidas propias de una ciudad de cerca de 400.000 habitantes, completando los primeros 54 km en África. Se hizo corto, pero fue una buena primera aproximación.

Av. 9 Avril, Tétouan

CLIC AQUÍ PARA VER RUTA: Tetouan1 (Intercontinental Ruta 2)

El viaje a Rabat, bastante largo, pero nada más llegar me llevé la gran sorpresa de encontrar allí una obra que desconocía de la gran arquitecta Zaha Hadid: el Gran Teatro de Rabat, verdaderamente impresionante por el emplazamiento y el diseño inconfundible de su autora.

Gran teatro de Rabat

Igualmente impresionante, pero por otros motivos, El Mausoleo de Mohamed V en la explanada de la Torre Hasán…

Explanada de la Torre Hasán. Rabat.

Por la tarde, visita a la Medina y su mercadillo, donde les pillé a los niños la camiseta de Bellinghan por 5 euros… Y ya de noche, viaje a Casablanca, donde teníamos reservado el hotel.

Al día siguiente, mi rutina. Tempranito salida en bici, por los alrededores de Casablanca, que lo cierto es que para nada era como suponía. Se trata de una megaciudad de 5 millones de habitantes, totalmente cosmopolita, con grandes edificaciones de estilo “occidental” y con los problemas de circulación propios de estas grandes aglomeraciones urbanas.

Aún así, conseguí encontrar una ruta que resultara agradable, gracias también a que al ser Domingo, no había mucho tráfico.

De inicio, paso por la plaza de las Naciones Unidas, para ir bordeando la Medina, hasta encontrar la Gran Mezquita de Hassan II, el auténtico hito de la Ciudad, y que  fue construida entre 1985 y 1993, pero empleando para la decoración las técnicas artesanales propias del siglo XIII que pueden contemplarse por ejemplo en La Alhambra.

Plaza de las Naciones Unidas. Casablanca

Mezquita de Hassan II

La salida de la ciudad, por la zona costera, con un buen tramo de carril bici, atravesando urbanizaciones que me hacían pensar que podría estar perfectamente en Vistahermosa.

Salida de Casablabca por Parque de la Costa.

Lo que más me llamó la atención fue la enorme cantidad de gente que había corriendo por la calle, y sobre todo por la playa, yo diría que a miles.

Llegando a la localidad de Tamaris, di ya la vuelta, cogiendo por una carretera interior convencional, más aburrida y ya con más tráfico, para llegar al hotel, sumando otros 65 km por Marruecos.

Playa de Tamaris.

Los demás habían ido a desayunar, y el plan era quedar en la Mezquita para visitarla juntos. Así que ya vestido de calle, volví a coger la bici para ir hasta allí, con la mala suerte que mientras les esperaba, y estando parado, un policía me indicó que me apartase de donde estaba porque iba a pasar un vehículo, y al ir a moverme, me tropecé, cayendo a plomo de espaldas sobre la bici…lo peor fue el ridículo, pero daño es verdad que también me hice.

CLIC AQUÍ PARA VER RUTA: Casablanca (Intercontinental ruta 3)

Tocaba desplazamiento hacia El Jadida, donde en sus proximidades teníamos nuestro destino final: El gran hotel Mazagan, un gran resort de 5 estrellas, con playa privada, spa, casino, tiendas de lujo…pero que gracias a nuestros anfitriones, salía por un módico precio. No es que este tipo de establecimientos sean de mi agrado en especial, pero se trataba de pasar un día de relax, que a mí me permitía hacer una ruta algo más larga, y por zonas no tan urbanas.

Y lo cierto es que nada más salir del entorno del hotel, enseguida entré en la realidad. El contraste entre la zona más desarrollada, y la zona rural es enorme, diría que como viajar en el tiempo. De repente no había nada de tráfico y solo pasaban carros tirados por burros. Las edificaciones, muy dispersas, la mayoría prácticamente chabolas, y de vez en cuando, pequeñas escuelas a las que los niños acudían andando por los camino….el paisaje, se volvió semidesértico, y lo que terminó de asombrarme es que vi una pequeña mezquita y al acercarme, me di cuenta que había tumbas en el margen del camino. Pensé que no debería estar por allí y di media vuelta rápido…

Zona rural entorno a El Yadida

El regreso era por El Jadida ciudad, mucho más grande de lo que esperaba, pero sin un interés especial, salvo la zona amurallada, y la playa, que por momentos me recordaba a Valdelagrana

Vista de Chefchauen

Plaza Uta el Hamman

Calles de Chefchauen

CLIC AQUÍ PARA VER RUTA: Chefchaouen (Intercontinental Ruta 5)

En conclusión, Marruecos merece la pena conocerlo, y este viaje ha sido ideal como primera toma de contacto. Es cierto que sin ir acompañado con alguien del país, puede resultar complicado moverse, pero desde luego, en las zonas turísticas se puede estar con total tranquilidad.

Me quedé con  ganas de seguir conociéndolo, y aunque pensaba que la siguiente vez, cuando se pudiera, el objetivo sería  la zona de Marrakech, nada más estar de vuelta por Jerez y contar lo bien que había ido todo, los amigos Santi Martínez y Jesús Reyes, me plantearon que les gustaría tener esa experiencia, y ya que teníamos próximo el festivo del Día de la Hispanidad, decidimos aprovecharlo. Lo más inmediato, ir a Tánger, que era lo que tenía previsto en mi plan inicial, y tenía ya sacada la ruta.

Realizando los preparativos, comprobé que el ferry salía bastante más económico saliendo desde Algeciras que desde Tarifa, aunque tenía el inconveniente de que la llegada era en lugar de a Tánger Ville, al Puerto Tánger Med, con lo que para pasar por los puntos clave previstos, la ruta se alargaría hasta los 125 km. Confiamos en que no debíamos tener problemas con los horarios, ya que teníamos unas 7 horas de margen, pero menos mal que en el último momento, Santi y yo, decidimos ir con las bicis de carretera ya que el recorrido era todo por asfalto, en vez de con las gravel como habíamos hablado,  ya que resultó mucho más duro de lo que esperaba, y las gravel nos hubieran penalizado mucho.

Y sin ningún contratiempo, estábamos montados en el Ferry para cruzar el Estrecho, tomando un buen desayuno y sellando el pasaporte en el mismo barco, por lo que nada más desembarcar, estábamos pedaleando dirección Tánger.

La ida, por la carretera secundaria que bordea la Costa Norte, que nos permitía tener puntualmente vistas de la Península, aunque muy disipadas por la neblina. (En las fotos, ni se aprecía, pero verse, se veía).

Vista del Estrecho desde la Costa Norte de Marruecos.

Del grupo, yo era el único que ya había estado en Tánger, así que cuando por fin la tuvimos a la vista, Santi y Jesús se llevaron la sorpresa de comprobar la magnitud de la ciudad, que cuenta con cerca de un millón de habitantes.

Tánger

La entrada, por el kilométrico bulevar de Mohamed VI, pasando por un gran parque marítimo de cuidadísimo diseño, y llegando justo hasta el recinto amurallado de la Medina.

Bulevar Mohamed VI. Tánger.

Torre Dar El-Barud. Centro de interpretación de las fortificaciones de Tánger

Accedimos a la Medina por la Puerta que da a la Plaza Continental, comprobando enseguida lo concurrida que estaba, por lo que tuvimos que atravesarla a pie, pasando por la Gran Mezquita de Tánger, y saliendo por la plaza del Grand Socco, donde se ubica otra importante Mezquita.

Entrada a la Medina desde Plaza Continental

Paso por la Medina de Tánger

Puerta de la Gran Mezquita de Tánger

Mezaquita de Sidi Bouabid.

Tras algo de callejeo, con algún repecho fuerte, encontramos la carreta hacia Cap Spartel, el siguiente destino, pasando justo  por delante del Palacio Real, y la zona residencial de lujo de Tánger, y sus impolutos jardines.

Tras terminar el tramo de subida que traíamos desde que salimos de Tánger, y tener las primeras vistas sobre el Atlántico, rápida bajada hasta la costa, llegando al punto donde teóricamente,  se unen el Océano y el Mar Mediterráneo. Había leído que debido a las diferentes densidades de ambos, podía apreciarse la línea de unión, pero la verdad es que yo no noté ninguna diferencia…

Cap Spartel. 

Seguimos bajando, hasta llegar a la Playa de Achakkar,  donde nos sorprendimos al encontrar camellos. Nos ofrecieron dar una vuelta por 5 Dírham (0,50 €), pero no estábamos para eso.

Sí paramos a avituallar, y con 20 Dírham (2 €), tuvimos para tres coca colas, y una botella grande de agua…

Playa de Achakkar.

Desde ese punto, iniciábamos el camino de vuelta, que sería por una zona más interior, y con la preocupación del viento, que hasta ahora había sido favorable. La primera parte, pasando por el extrarradio de Tánger, a través de grandes avenidas, y un tramo de carreta nacional, donde encontramos bastante tráfico, hasta poder desviarnos por una carretera secundaria super tranquila, que ya nos llevaría de nuevo a la costa, y que resultó más interesante de lo que imaginaba, por los paisajes y un pintoresco pueblo con casas de colores que vimos.

Las dos últimas subidas que quedaban, pasaron factura, pero por fin, volvimos a ver el Mediterráneo, con lo que la cosa estaba ya hecha. La última foto, en las ruinas de Ksar Srhir, una fortificación mediaval del Siglo XIII.

Ruinas de Ksar Srhir

Quedaba solo llegar al Puerto y embarcar, terminando con 128 km, y 1.750 m de desnivel, con una media de solo 22 km/h, lo que indica que para nada fue fácil.

Llegamos al puerto bien de tiempo, pero tardamos más de una hora en estar subidos en el ferry por los numerosos controles que hubo que pasar, incluido un escaneo completo de las bicis… ni que fueran los de la UCI buscando doping tecnológico, je je.

CLIC AQUÍ PARA VER RUTA: Tánger (Ruta Intercontinental 6)

En el viaje de vuelta estuvimos hablando sobre futuros planes, y con el Peñón de Gibraltar a la vista,  algo de lo que nos propusimos fue hacer algo allí.

Pero resulta que tenía que volver por Algeciras el fin de semana, lo que me permitía aprovechar para hacer otra ruta que cerraba esta serie que he llamado “Ruta Intercontinental”. Como comenté al principio, la idea inicial era haber pasado por Tarifa, por ser un sitio especialmente emblemático en el área del Estrecho, así que había que remediarlo.

Decidí salir de Los Barrios, para subir el espectacular puerto de la Zarza, en pleno Parque Natural de los Alcorncales, con la gravel por supuesto. Al inicio, encontré un sendero nuevo, la Puerta Verde de Algeciras, que llevaba hasta el inicio de la subida, con un primer tramo complicado por tratarse de un firme de piedras en muy mal estado, costando en ocasiones mantener el equilibrio. Superadas un par de cancelas, ya el estado va mejorando, estando muy bien la mayor parte de los 13 km que se suman de ascensión. Una parada obligatoria es en el Mirador de Hoyo De Don Pedro, donde se tiene por un lado una impresionante vista de la Bahía de Algeciras y el Peñón, y de la zona del Tajo de la Escobas por otro, donde tenía pensado llegar, pero que tuve que dejar para otra ocasión por no poder entretenerme tanto.

Mirador de Hoyo De Don Pedro

Me llevó hora y media llegar arriba, por lo que pensé recortar un poco y llegar directamente al Mirador del Estrecho por carretera, pero ya en la bajada tuve unas primeras vistas sobre África verdaderamente espectaculares, al haber un banco de niebla, del que sobresalía las montañas entre Tánger y Tetouan.

Vista del Estrecho desde Bajada Pto de la Zarza

En el Mirador del Estrecho, más o menos la misma imagen….

Mirador del Estrecho

En Tarifa, el punto donde se divide el Océano Atlántico y el Mediterráneo, es más evidente que en Cap Spartel, pero fue imposible sacar una foto buena con las dos placas, por la afluencia masiva de turistas que querían fotografiarse allí.

Antes de abandonar Tarifa, paso por la zona amurallada de la  Torre del Miramar, de origen Almorávide, nueva muestra de la estrecha relación que siempre ha existido entre el Sur de Europa y el Norte de África.

Torre del Miramar

La vuelta, para hacerla más interesante, por el carril del Parque Natural del Estrecho, aunque ya lo conocía y me resultó muy duro por el estado del firme. Pero es que merece la pena, por las vistas que se van teniendo de todo el litoral hasta la Torre de Guadalmesí,  donde ya se abandona la costa para ir buscando de nuevo la carretera de regreso a Algeciras, no sin antes superar un par de buenas subidas.

Carril del PN del Estrecho.

Torre de Guadalmesí.

A la hora que pasé por allí, la niebla prácticamente se había disipado, siendo cada vez más nítidas las vistas de la costa africana, lo que supuso un buen broche final para el reportaje sobre esta “aventura intercontinental”.

Vista del Estrecho desde el Cerro Tambor.

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Lo dicho, experiencia en conjunto muy satisfactoria, pero que  me hubiera gustado más aún en modo bikepacking, para tener esa sensación de viajar en bici verdaderamente.