lunes, 11 de agosto de 2025

Andalucía de costa a costa.

 

Este verano, como yo ya estuve en Julio en los Pirineos, y mi mujer fue a Marruecos con unas amigas, no teníamos ningún otro plan de viaje claro, pero tras ver un reportaje sobre un alojamiento turístico en unas casas cuevas, nos apeteció ir a pasar allí un par de días, lo que unido a que la niña decía que le gustaría ir al Cabo de Gata, sirvió para improvisar unas mini vacaciones en Agosto, y ya que estábamos, negocié hacer el viaje a mí modo...si en Semana Santa fui de Jerez hasta el Cabo de San Vicente, ir ahora de Jerez al Cabo de Gata me permitiría atravesar la Península Ibérica por el Sur llegando hasta las dos puntas, je je.

Como la casa cueva, estaba en Benalúa de Guadix, necesitaba una primera etapa de aproximación, y decidimos que fuera Jerez-Antequera (178 km, +1.800 m), la segunda Antequera-Benalúa (167 km, + 2.100 m) y la tercera Benalúa-Cabo de Gata (148 km, + 1.000 m).


Hechas las reservas, y con todo organizado, sucedió lo previsible en Agosto, aviso de la  AEMET por ola de calor en toda España y en especial en Andalucía, así que me tocaba repetir la experiencia del bikepaking Norte Sur junto a Jesús Caro del año pasado, en el que el calor nos castigó muchísimo.

A última hora se me ocurrió al menos hacer un apaño fijando un portabotes a la tija, para llevar un bidón térmico extra, y la verdad que esto me sacaría de algún apuro.



Para llegar a Antequera, lo fácil hubiera sido limitarme a seguir la A-384, pero tras el paso por Arcos y Bornos, por huir un poco del tráfico,  decidí desviarme en Villamartín dirección Puerto Serrano, por un camino que recordaba en buenas condiciones, pero que me lo encontré bastante mal, aunque de todas formas tenía asumido durante el viaje hacer algunos tramos en modo gravel.

 

Embarcadero de Bornos

Este desvío hacia Puerto Serrano era para buscar la vía verde de la sierra, que siempre es un gusto recorrerla, aunque en esta ocasión, no sé si porque el calor ya apretaba, se me hizo algo larga.



Vía Verde de la Sierra

Me salí antes de Olvera, volviendo a la A-384 sin dejarla hasta pasado Campillos, para tomar el desvío hacia la Estación de Boadilla, por una carretera secundaria que llevaba ya directamente hasta Antequera.

 

Olvera.

En esta parte final, el Garmin llegó a marcar 45 grados, y aunque lo había podido medio sobrellevar gracias a que soplaba un airecillo de costado que hacía que la sensación térmica fuera algo menor, y que había parado en cuatro ocasiones para repostar, y no me faltó agua para ir refrescándome echándomela por encima, iba ya bastante tocado y únicamente quería terminar cuanto antes, suponiendo un alivio la llegada a Antequera, que tuve que atravesar hasta la plaza de San Sebastián, cerca de donde estaba el apartamento que habíamos pillado, encontrándome justo allí con la familia que volvían de comer.



Plaza de San Sebastián. Antequera.

CLIC AQUÍ PARA VER RUTA: Jerez-Antequera

Tras una ducha fría para bajar la temperatura corporal, comer algo y descansar un rato, aprovechamos la tarde para hacer algo de turismo. Primero fuimos a visitar el dólmen de Menga, que cuesta imaginar cómo pudieron construirlo hace 6.000 años sin ninguna tecnología,  y después, como no, subimos al Torcal, donde hicimos un poquito de "senderismo" viendo alguno de los monumentos naturales.

Dolmen de Menga. Antequera.


El Torcal.

Al recorrido de la segunda etapa hasta Benalúa, era algo más complicado, al no haber un vía se servicio de la A-92, como tal, teniendo que ir enlazando tramos de diversas carreteras. A la salida de Antequera, con parada previa en el mirador de la Alcazaba,  paso frente a la Peña de los Enamorados, conocida por su peculiar silueta que se dice que parece la cabeza de un indio tumbada, teniendo que pasar un primer tramo sin asfaltar para enlazar con la carretera de Archidona.


Mirador de Antequera.

Peña de los Enamorados ("cabeza de indio tumbado")

Tenía previsto llegar hasta el Castillo, pero como realmente me suponía desviarme de mi itinerario, teniendo que subir y volver a bajar, pensé que era mejor dejarlo para otra ocasión, ya que no estaba el horno como para alargar, aunque fuera poco. Me conformé parando en la plaza de la Victoria donde me sorprendió su curioso entoldado a base aparentemente de pañitos de "ganchillo". 


Plaza de la Victoria. Archidona.

La siguiente localidad de paso junto a la A-92, Riofrío, donde me detuve en el puente califal, continuando hasta Loja, para desviarme dirección Huétor Tajar, comenzando a tomar una complicada sucesión de caminos y carreteras por medio de la vega de Granada, que no sería capaz de volver a trazar de la misma forma. La entrada a la capital me la imaginaba idílica, ya que sería por un carril paralelo al río Genil, pero me llevé un chasco al comprobar que apenas llevaba agua y que incluso, parecía tener problemas de contaminación en la zona de la EDAR. Al menos, me sirvió para atravesar la zona metropolitana evitando callejeo y tráfico.


Puente califal de Riofrío.
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Carril río Genil.

Lo compensé, permitiéndome un pequeño desvío para pasar por la orilla del Darro y contemplar la Alhambra...

 

La Alhambra, desde orilla del Darro.

Tras subir a pie la cuesta del Rey Chico, bajada para enlazar con la carretera de la sierra, parando para avituallar en la gasolinera habitual de Cenes de la Vega. Quedaba la parte más atractiva y dura del recorrido, camino de la Peza, pasando por el embalse de Quentar y el Puerto de Blancares.

 


Embalse de Quentar.

Afortunadamente, el cielo se cubrió, y el calor no supuso un problema excesivo, aunque el desnivel sí empezó a sentirse en la subida de Blancares, coronando con más de 2.000 metros acumulados.



En la Peza, última parada para afrontar los kilómetros finales, cuando empecé a escuchar truenos e incluso llegó a caerme unas cuantas gotas.

Por fin en Benalúa, solo quedaba buscar la casa cueva, llegando justo cuando mi mujer estaba haciendo el check in, así que la coordinación fue perfecta.


LLegada a Benalúa.

CLIC AQUÍ PARA VER RUTA: Antequera-Benalúa

Me fui directo a la piscinita, para relajar,  justo cuando la tormenta descargó con fuerza, resultando curiosa la situación. Y una vez recompuesto, comprobamos que la realidad en esta ocasión cumplía las expectativas, ya que verdaderamente  las cuevas de Kabila son impresionantes, por las vistas, la arquitectura y la decoración, sintiendo que te encuentras en un lugar especial.

Cuevas de Kabila. Benalúa de Guadix.




Por la tarde, tenía prevista excursión por Gorafe, para visitar la Casa del Desierto,  una estructura acristalada en mitad de la nada, pero que sirve de alojamiento turístico y con bastante clientela, y el parque Megálitico, formado por multitud de dólmenes y estructuras del Neolítico, aunque tampoco pudimos adentrarnos mucho más, ya que lo suyo para ir por esos caminos es ir en 4x4, y nosotros llevábamos el A1.

La Casa del Desierto.Gorafe.


Quedaba rematar la faena, habiendo hecho ya lo más complicado, ya que la tercera etapa era más corta, y con bastante terreno favorable, puesto que había que descender desde los 900 metros de altura de Benalúa  hasta los 0 metros de Cabo de Gata.

El recorrido, siguiendo la A-92 hasta Almería por la vía de servicio, con tramos mejores o peores, pero en esta ocasión, todos asfaltados. Lo más significativo, a parte del paso junto a la catedral de Guadix, bastante llamativa, y cerca del castillo de La Calahorra, a los pies de Sierra Nevada, fue atravesar el Desierto de Tabernas, que sin duda ofrece vistas que recuerdan a los desiertos del Oeste americano.

Catedral de Guadix


Desierto de Tabernas.

Tenía intención de desviarme para entrar en Almería y visitar la Alcazaba, pero entre que el calor estaba apretando bastante, y que el terreno no era tan favorable como esperaba, llegando a acumular otros 1.000 m de desnivel a base de repechitos, decidí bordearla y seguir directo hacia la costa.


Esta parte resultó algo fea al pasar por zonas de invernaderos, y encontrar ya bastante tráfico e incluso alguna retención, hasta que por fin llegué al mar, entrando en pleno parque natural del Cabo de Gata, recorriendo los últimos km por la orilla con la vista del faro al fondo…quedaba un último repechito, que aunque me costó, ofreció unas vistas impresionantes del cabo, dejándome caer hasta el mirador, donde di por finalizado el viaje.
 
Cabo de Gata.

Mirador de las Sirenas. Cabo de Gata.


Tras guardar los trastos y comer en un chiringuito, bañito y sesión fotográfica con la niña en la cala de las Sirenas, que verdaderamente resulta un sitio paradisíaco, por el entorno y sus aguas cristalinas.

 


Cala de las Sirenas. Cabo de Gata.

La intención era ir después a la famosa playa de los Muertos, pero al llegar al parking, aunque tampoco es que hiciera mucho aire, vimos que había bandera roja porque se ve que allí el problema es que hay fuertes corrientes, por lo que decidimos ahorrarnos la caminata hasta la orilla y volvernos a Benalúa, para ver el atardecer, que por lo visto es algo que está muy de moda entre las adolescentes gracias al tiktok…


Y como “bonus track”, antes de volver para Jerez, quise hacer una salida más repitiendo el recorrido que hice con las mujeres por Gorafe, pero en sentido inverso, cruzando de inicio la parte más verde que hay en aquel entorno hasta el Balneario de Alicún de las Torres, para pasar después por la zona de la  Discordancia Angular de Gorafe, interesante formación geológica en la que extractos más antiguos  de sedimentos se pliegan o inclinan y se superponen sobre otros más jóvenes…(según Wikipedia).

    Distorsión angular de Gorafe

Como no quería entretenerme mucho, decidí seguir por carretera, en vez de por el carril que cogí con el coche, y me alegré, porque la subida hasta la parte superior del “cañón” del río Gor, me dio la posibilidad de sacar algunas fotos chulas en varias curvas.




Sí que me acerqué a la zona del mirador donde además de disfrutar de la vista, se pueden ver varios dólmenes, lo que me pareció un buen broche final.

 

Parque megalítico de Gorafe.


Mirador río Gor

Pero la vuelta se complicó un poco, ya que era siguiendo la A-92N, y en esta zona parece que no hubo presupuesto para acondicionar alguna vía alternativa,  teniendo que coger algunos tramos de tierra complicadillos sobre todo al final por la rambla de Zaujena, que al menos me permitió ver de cerca las curiosas cárcavas de la zona de Guadix.

Rambla de Zaujena. Guadix.

Encontrada de nuevo la carretera, quedaban solo 5 km, por lo que llegué con tiempo de darme un último baño, antes de cargar el coche y emprender el viaje de vuelta.



Justo cuando salíamos, llegó el propietario de las cuevas, con el que estuvimos de charla un buen rato, y nos enseñó el resto del complejo, por lo que terminamos prometiéndole que volveríamos en alguna otra ocasión, que ya me encargaré que coincida con la 4 Cimas, o la Indomable, ya que Gérgal y Berja no quedan muy lejos.


Como decidimos tirar por la sierra, se me ocurrió sobre la marcha ir a comer a Setenil para seguir con el tema de las cuevas, lo cual no fue muy buena idea, ya que a pesar de hacer 40 grados, estaba hasta los topes…el tema del turismo se está yendo de las manos, je je.

En general, magnífica experiencia, al poder hacer el viaje en familia, alojarnos en un sitio idílico, superar el reto de cruzar Andalucía de Oeste a Este en tres días, sumando cerca de 500 km y comprobar la diversidad de paisajes que podemos disfrutar tan cerca de casa, con contrastes extremos, pasando de zonas de playa, o sierra, a auténticos desiertos. La gastronomía también ha estado bastante bien, y como única pega, el calor excesivo, que todo apunta a que ya va a ser la tónica general en los años venideros, aunque no impedirá organizar nuevas andanzas…

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