Tras la
escapada por Cantabria de Marzo, no tenía marcados eventos importantes ni
nuevos grandes retos hasta Julio, pero aún así, la Primavera de 2018 ha
resultado muy fructífera, con bastantes buenas rutas por rincones que tenía
pendientes o revisitando otros por los que hacía tiempo que no iba, y hasta
cuatro pruebas ciclodeportivas (Guadalxenil, Antequera, Costa de Almería y
Marvao).
Marvao, meta de la São Mamede Gran Fondo |
Uno de los
sitios a los que tenía ganas de volver, era el Yelmo, en la Sierra de Segura, y
aprovechando el habitual viaje a Linares por Semana Santa, pude hacerlo.
Castillo de Segura de la Sierra |
La
salida desde La Puerta de Segura, para hacer una primera parada en el Castillo
de Segura de la Sierra, acumulando ya unos buenos metros de desnivel, y desde donde
me percaté que la cima del Yelmo estaba nevada.
Tras bajar por el mismo sitio,
tomé un “atajo” hacia El Robledo, sin pasar por Cortijos Nuevos, entrando
directamente en faena. Los primeros kilómetros, tal como recordaba, por medio
de un pinar, enlazando curvas de herradura, y ganando altura de forma
constante, con alguna rampilla a más del 10 %.
Parte final de El Yelmo |
Tras cerca de 10 km, estaba ya en el cruce, desde el que empieza el tramo final, de 3 km, a cerca del 10 % de media. Me animó bastante comprobar, que el estado del firme era perfecto (la última vez que pasé, había mucha gravilla, lo que complicó bastante la bajada), y además, empezaba a aparecer nieve acumulada en las cunetas.
Las vistas desde
la cima, todo un espectáculo, reafirmándome una vez más, lo ideal que es Jaén
para la práctica del cicloturismo…”Quien no lo conoce, no sabe lo que se
pierde”. Con esa sensación especial, de regreso para el coche, bajando por
Hornos, y con alguna otra ruta por la zona en mente, para las próximas
vacaciones.
Cima de El Yelmo |
A mediados de
Abril, los amigos del CC Lebrija organizaron una salida para ir a las Antenas
de Jimena (Lomas de Cámara), y me decidí a acompañarles, ya que siempre gusta
ir con ellos.
Fijaron el inicio en la Venta de Puerto Galiz, para bajar
dirección Jimena y subir el Puerto del Espino por San Pablo de Buceite,
desviándonos antes de la cima hacia la Estación de Colmenar, donde había
previsto parada para “avituallamiento”. La vuelta, por el mismo camino, hasta
Jimena, para enseguida empezar la subida a Las Antenas.
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Subida a las Antenas de Jimena |
Por lo que sea, me resultó más fácil que en las otras ocasiones
que había venido, sobre todo, la parte inicial, que es la que concentra la
mayor dureza. Después, sucesión de falsos llanos y rampas, hasta alcanzar el
mirador del Puerto del Viento, para afrontar la parte final, ya sin mucha
dificultades, hasta la rampa de acceso a las antenas.
Tras recrearnos un poco en la cima con las fotos,
vuelta a Jimena, y de nuevo hacia Puerto Galiz, resultando este último tramo,
muy largo, por el cansancio acumulado. Al final, 141 km y 3.000
m de desnivel, en algo menos de 6:30, números muy considerables.
Lo siguiente
era ya la Guadalxenil, en Lecrín (Granada), la primera prueba seria del año,
aunque la aplicación de la nueva normativa de la DGT, supuso un recorte
considerable del recorrido.
Un poco decepcionado, me busqué la forma de sacar
mayor provecho al viaje, aprovechando para ir el día antes al Puerto de la
Ragua, que lo tenía apuntado en la agenda desde hace tiempo (solo lo había
subido una vez y hacía 8 años).
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Comparativa La Ragua.La Bonette |
25 km y 1.500 m de desnivel...
Hicieron falta
dos horas de esfuerzo, para coronar y dejarme caer hasta el coche. Llegué a lo
justo a Lecrín para recoger el dorsal, y después directamente al hotel que
había buscado en Padúl, a recuperar todo lo posible.
Bajada de La Ragua |
Pero como me
seguía pareciendo un poco “light” el recorrido definitivo de la Prueba, decidí
ir en bici hasta la Salida que la tenía a unos 10km, y como tenía tiempo, subir
el Alto de la Razuela en Nigüelas que me pillaba por medio, y que precisamente
era donde había estado situada la Meta de la Edición anterior de la Guadalxenil,
con unas rampas finales bastantes duras, que tuvieron que suponer un suplicio
para muchos.
Con una horita
de calentamiento, por fin empezaba la “competición”, aunque en realidad fuimos
neutralizados, bastantes kilómetros y con más retenciones de las deseables.
Pero al inicio
de la primera subida seria, se dio vía libre, y como era de esperar, se impuso
un ritmo muy fuerte, con lo que enseguida íbamos todos desperdigados. Pude
entrar en un buen grupito, en el que iban algunos de los compañeros del CC
Linares, con los que hice la subida del puerto de la Contraviesa, en el que
empecé a pagar los esfuerzos extras, resultándome más largo de lo que
recordaba.
Meta de la Gyuadalxenil |
Conforme subía, iba pensando que el recorrido no era tan suave
como había supuesto. Por fin estaba en la cima, e imaginaba que ya hasta la
meta era fácil, pero los últimos 5 km., volvían a picar para arriba, así que ya
lo que pensaba era que “menos mal que habían recortado el recorrido…”. Para
colmo, una vez pasada la meta, todavía me quedaban diez km más para llegar al
coche, con lo que al final salieron 152 km y 3.300 m, de desnivel acumulado,
todo un “palizón”…
Muy pronto, estaba
de nuevo con un dorsal en la espalda. Se trataba de la Marcha “Antequera es
Patrimonio”, que debutaba este año en el calendario, por lo que decidí ir a
probar. El recorrido contaba solo con 115 km, por lo que iba con la idea de
alargarlo, subiendo el Torcal como postre.
Se suponía que
la prueba era toda libre, y que estaban establecidos unos puntos de control, a
los que había que llegar antes de un límite de tiempo, para poder seguir en
carrera.
Se salió a tope y enseguida se formó un grupo cabecero en el que conseguí entrar no sin bastante esfuerzo. Pero nada más empezar a subir, empecé a notar que el freno trasero rozaba en la llanta. Intenté, regularlo, pero algo fallaba, y seguía rozando. Paré un par de veces, pero en cuanto tocaba la maneta se quedaba cogida la herradura. Así que no tuve más remedio que seguir adelante en esas condiciones. Bastante retrasado, llegué a lo que entendía que era un punto de control, pero que resultó ser La Meta del tramo cronometrado…No había interpretado bien el reglamento y en realidad, el formato de la prueba, constaba de un primer tramo competitivo, y el resto libre, pero sin cronometrar.
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Cima de El Torcal |
Entre el malentendido, y los problemas mecánicos, me desmotivé bastante,
y abandoné la idea de alargar, pero al paso por Villanueva de la Concepción, decidí
que la menos me desviaría hacia la cima de El Torcal, y en el fondo, eso fue lo
que hizo que el viaje mereciera la pena, aunque los números tampoco es que
fueran poca cosa,123 km y 2.500 m.
Entre prueba y
prueba, hice un “ensayo” de Vuelta por Etapas, que en próximas ocasiones espero
poner en práctica más en serio. Se trata de diseñar recorridos con etapas en
línea, que permitan regresar a un mismo punto cada día, con puntos de inicio
escalonados, para lo que es necesario disponer de dos vehículos. El primer día
fui en el coche 1 a Algodonales, para regresar en bici a Jerez. El segundo,
dejé el coche 2 en Torreguadiaro, para hacer el trayecto hasta Algodonales y
recoger el coche 1, para volver a Jerez. Finalmente, el tercer día, se trataba
de ir a por el coche 2 desde Jerez a Torreguadiaro.
La Etapa
Torreguadiaro-Algodonales, resultó espectacular, iniciando el recorrido por la
costa hasta Estepona, para subir Peñas Blancas por el Arroyo Parroso, para
añadirle “emoción” y llegar a Algatocín, pasando por Jubrique y subiendo el
Puerto del Espino.
Paso por el Desfiladero del Hundidero |
Desde ahí, bajada hacia Jimena de Libar, para volver a subir
por Benaojan y Montejaque, pasando la Cueva de la Pileta y el bonito
desfiladero del Hundidero.
Había pensado rematar, subiendo las Palomas por
Gaidovar, pero al paso por Montecorto, comprobando que ya llevaba 2.500 m de
desnivel acumulado, decidí que ya estaba más que bien, siguiendo directamente
hacia Algodonales por la carretera de Ronda.
Para ir a Torreguadiaro a recoger el coche, tenía muchas opciones. Lo
más cómodo era por la vía de servicio de la Jerez-Los Barrios, pero opté por
“jugar al espectáculo” y lo hice atravesando el Parque de los Alcornocales, por
Puerto Gáliz - Mojón de la Víbora – Cortes de la Frontera, para subir el
Espino, bajar hacia San Pablo de Buceite y terminar por el Valle del Guadiaro
hasta San Martin del Tesorillo. En total, 167 km y 2.200 m de desnivel, a casi
27 km/h…”un bonito Viaje desde Jerez al Mediterráneo”.
Torreguadiaro |
El primer Gran
Fondo de la temporada propiamente dicho, sería en Almería, pero estuve dudando
entre La Indomable, prueba totalmente consolidada y con garantías de éxito
seguro, u otra que se presentaba este año, La Gran Fondo Costa de Almería, en
Mojácar…
Me decidí por
la última, por el hecho de pasar por sitios nuevos, y porque el viaje de ida me
permitía hacer una rutilla previa para conocer el Marchal de Enix, puerto de 16
km, con inicio a nivel del mar desde
Aguadulce, y cima a 1.020 m, muy prometedor sobre el papel.
El punto de
salida, en pleno Desierto de Tabernas, que a parte del “rollo peliculero”, la
verdad es que impresiona. En los primeros kilómetros, di un rodeíto por Gádor, para después bajar
hasta Almería capital y tomar ya la carretera de la Costa hasta Aguadulce.
Desierto de Tabernas |
EL Marchal de Enix |
Los puertos que
arrancan en la costa, como Peñas Blancas, o el Repetidor de Mijas, suelen ser
espectaculares, y este de El Marchal no iba a ser menos. No muy duro, salvo alguna
rampa al principio, y con bonitas vistas del Mediterraneo en gran parte de la
subida, para coronar en plena Sierra de Gádor.
Tras el descenso, nuevo paso por
Gádor, y enlace con la vía de servicio de la A-92 para recorrer los últimos 10
km hasta el coche. En este tramo, me dio por echar un vistazo en el móvil a la
Etapa del Giro de Italia, enterándome de que Froome había puesto todo patas
arriba en el Col de la Finestre…enseguida esto me dio una idea para una próxima
“ruta experimental”…
En la recogida
de dorsales tuve un mal presagio…tenía el número 82, y lo habían dado por orden
de inscripción y yo la había hecho en los últimos día, lo que apuntaba a una
escasa participación. En la línea de salida, se confirmó, unos 150 sumando los
del recorrido largo y los del corto, y
curiosamente, la mayoría extranjeros, ya que la empresa organizadora era Belga
(Kortweg Cycling Travel), y
se ve que hicieron más propagando por ahí que aquí en Spain.
Los primeros
kilómetros por terreno favorable se hicieron muy rápido, formándose un grupo
delantero en el que pude entrar junto al amigo Manuel Martin Barbero, un
habitual en este tipo de pruebas, con quien ya coincidí en Antequera. En las
dos primeras horas agrupados, hicimos 70 km, pero en cuanto empezó a quebrarse
el terreno, algunos empezamos a descolgarnos.
En el Km 180, empezaba la última subida, con lo que ya confiaba en que
la cosa estaba hecha. Pero para dificultarlo un poco más, empecé a tener
calambres. Menos mal que tengo ya mucha experiencia, y algo de inmunidad al
dolor, y puedo continuar en marcha hasta que se van pasando...
Con Mojácar ya a
la vista, me alcanzó un grupito de tres, justo además cuando empezaba a soplar
aire en contra, por lo que los últimos kilómetros, pudieron ser algo más
relajados, aunque el repechito al paso por Mojacar, ya con más de 200 km en las
piernas, me dio la puntilla.
Meta de la Gran Fondo Costa de Almería |
Pero por fin, entraba en la carretera que llevaba
a la meta, para completar 211 km y 3.300
m de desnivel, sin pasar de las 8 horas (a 26,5 Km/h de media), que creo
que no está mal.
En la clasificación, por la mitad, como es lo habitual
últimamente, pero con más sufrimiento de lo normal, que me podría haber
ahorrado si la participación hubiera sido mayor y no hubiera hecho gran parte
del recorrido en solitario.
Me vine con la
sensación de haberme equivocado, al preferir esta prueba a la Indomable, pero
trataré de ponerle remedio en 2019.
Como comenté
antes, la imagen de Froome subiendo por las rampas de tierra del Col de la
Finestre, en el pasado Giro de Italia, me motivó para volver a subir la
vertiente no asfaltada del Collado del Alguacil en la primera ocasión que tuve,
precisamente como “auto regalo” de cumpleaños.
Subida al Collado del Alguacil por Tocón |
El puerto, no tiene grandes rampas, salvo en el tramito
que hay asfaltado poco antes de coronar, pero con 16 km por tierra, se hace largo. La bajada, con mucha precaución acordándome de la caída que tuve la vez
anterior, para llegar a Güejar Sierra y dirigirme a Hazallanas, comprobando que
los primeros kilómetros siguen siendo igual de duros.
Iba con la idea
de subir hasta el Radiotelescopio, ya que quería pasar entre las imponentes paredes
de nieve, que había visto que había tras la limpieza de la carretera. Así, superado
Hazallanas, seguí por la carreta vieja hacia la Hoya de la Mora, pasando el
Collado de las Sabinas, rebasando la barrera desde donde empieza “de lo bueno,
lo mejor”.
Llegando a Borreguiles |
Llevaba tiempo
con una subida “inédita” localizada, la Ermita de las Tres Cruces, cerca de
Cártama (Málaga), donde se disputa anualmente, una Cronoescalada Máster y en un
viaje de trabajo a Mijas, pude sacar tiempo para ir a conocerla.
Desfiladero de los Gaitanes (Caminito del Rey) |
Para hacer un
recorrido lo más atractivo posible, incluí la subida a Carratraca, y el paso
por el Caminito del Rey, que volverá a ser final de Etapa de la Edición de este año la Vuelta a España. Desde ahí, terreno más o menos favorable hasta llegar a la Estación de Cártama, donde
empieza la subida.
Los tres primeros km, bastante suaves, pero de repente, del
3 al 4, una rampa continua al 12 %, empezaba a dar entidad al puerto. El resto,
una sucesión de tramos suaves y rampas fuertes, para sumar 10 kms, y 600 m de
desnivel…un buen puerto de 2ª categoría.
Ermita de las Tres Cruces |
Para cerrar
este primer bloque de la Temporada, tenía previsto la participación en una
nueva Prueba en Portugal, la São
Mamede Gran Fondo, en Marvão, comarca del Alentejo, a escasos 100 kms de
Cáceres.
Aprovechamos el
viaje para ir a visitar a los familiares, lo que me permitió hacer otra salida
extra, escogiendo ir al Valle del Jerte, que en esta época es un espectáculo.
Valle del Jerte |
Subida a Cabezabellosa |
La
vuelta planteada, incluía las subidas a los Puertos de paso de Honduras desde
Hervás, con un inicio por medio de un bosque que bien podría parecer propio del
Norte, y Cabezabellosa por El Torno, con bonitas vistas sobre el Valle, para
completar 93 km y cerca de 1.700 m, en poco más de 4 horas.
CLIC AQUÍ PARA VER RUTA: Villar de Plasencia-Hervás-Pto Honduras-Valle del Jerte-Pto Cabezabellosa
Estaba
advertido de lo competitivas que son las pruebas en Portugal, desde el
pistoletazo de salida, pero tenía el inconveniente de salir muy retrasado, ya
que el pelotón se distribuyó por cajones de salida en función del orden de
inscripción, y a mí me tocó el décimo. Se salía en subida dirección Portagem, y
a tope pude remontar bastante, hasta encontrar un grupo en el que ya consideraba
que iba a buen ritmo, realizando 34 km en la primera hora.
En la segunda,
habiendo pasado el primero de los puertos, la media seguía por encima de 30 Km/h,
pero a partir de ahí, por un terreno con continuos sube y bajas, ya era más difícil
mantenerla. A parte, en la bifurcación de los recorridos largo y medio, me
encontré solo de nuevo, y al paso por el adoquinado de Arronches, noté floja la
rueda trasera…había pinchado, algo que nunca me había sucedido en una prueba.
La parada obligada, sirvió para tomar un poco de aire y que al reanudar la
marcha, encontrara compañía, hasta que en el siguiente puerto, volví a padecer
calambres…lo cierto es que hacía bastante calor, y en una fuente que me
encontré, me dí el primer baño del verano y pude recuperar algo las piernas,
para hacer de forma “digna” la parte final de la carrera, en la que se
enlazaban tres puertecitos, incluida la subida final a Marvão.
Meta de la Sao Mamede Gran Fondo |
El resultado, “discreto”,
169 km, a 25,6 km/h de media. No sé bien cuál
es el motivo, pero desde luego, no estoy consiguiendo andar este año, como el
pasado, por ejemplo en la QH, que conseguí hacer a 27,3 km/h…Pero tampoco es
algo que preocupe en especial, lo importante es hacer cosas interesantes y distintas
que poder contar…
Para rematar
esta Primevera, tuve una nueva ocasión de visitar Sierra Nevada, aunque como no
tenía ni mucho tiempo, ni fuerzas, ya que la São Mamede Gran Fondo me dejó las
piernas machacadas, me “conformé” con subir desde el cruce del Dornajo, hasta
donde fuera posible…tenía noticias de que estaban limpiando la carretera del
Veleta ya a partir de la cota 3.000.
Subida al Veleta |
Por cierto, los próximos objetivos, la Sierra Nevada Límite y la Indurain.
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