ITZULIA BASQUE COUNTRY 2023

 

Llevaba bastante tiempo con la idea de hacer alguna prueba en Euskadi, ya que hasta ahora, lo único que había hecho fue una rutilla por el entorno de San Sebastian, aprovechando la vuelta del viaje a Paris de 2017.

Este año, con motivo de la salida del Tour desde Bilbao, L’Etape organiza un evento especial, y pensé que sería una buena ocasión, pero la fecha se solapaba con la de la Rantxo gravel, a la que ya estaba inscrito y que es uno de los principales objetivos de la temporada. 

Así que cuando vi la noticia del “nacimiento” de la Itzulia Basque Challenge, sobre el mismo recorrido en el que se disputaría la última etapa de la carrera World Tour, que sería en plena Semana Santa, no tardé mucho en decidirme al poder hacer el viaje con la familia.

La única pega, que era un poco pronto y había ido “poco” a la sierra este año, por  lo que viendo el perfil y los números, iba a estar justillo para hacerla bien, aunque no me imaginaba para nada lo que me esperaba…

Únicamente el fin de semana anterior, hice una ruta para acercarme a los 3.000 m de desnivel, recreando en la Sierra de Grazalema en la medida de lo posible el recorrido previsto: salida desde el Bosque, dirección Ubrique, para subir los puertos de Villaluenga (recientemente “bautizado” como de Pedro Ruiz), Montejaque, Montecorto, El Gastor, Gaidovar y Boyarín.

.Agradecer la compañía del amigo Jesús Reyes de Estepa, que hizo más ameno este entrenamiento “pre Itzulia”..

En Grazalema

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Y sin más, el Viernes Santo tiramos hacia el Norte, llegando a Vitoria-Gasteiz, donde teníamos previsto alojarnos, con tiempo para hacer una primera ruta por la zona.  Tenía varias opciones, pero decidí ir a las inmediaciones del Parque Natural de Gorbeia, de gran  calidad paisajista y  significación cultural, en concreto al Hayedo de Otzarreta.

Para llegar hasta allí, a la salida de Vitoria cogí  la “Vía verde  del Vasco-navarro”, pasando algún tramito de tierra, para salirme a la altura de Leguito, y seguir bordeando el Embalse de Urrinaga hasta Otxandio.

Embalse de Urrinaga

Tras unos kilómetros por carretera, para ir buscando el punto de destino, me desvié por la pista  que atraviesa el Monte de Altugane, encontrando una subidita que no estuvo mal. 

Pista de Altugane

Y tras un tramo final hormigonado, llegué al sitio, y sin duda, tal como decían, se trata de un “bosque mágico”, por la peculiar formación que recrean las centenarias hayas y el serpenteante cauce del rio que lo atraviesa.

Hayedo de Otzarreta.

El regreso, directo a Vitoria-Gasteiz, por la Nacional de Bilbao, donde la familia esperaba merendando en la Plaza de la Virgen Blanca, la más emblemática de la ciudad.

Plaza de la Virgen Blanca de Vitoria-Gasteiz

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El segundo día el objetivo era conocer la Rioja alavesa, comarca famosa por sus viñedos y bodegas. En concreto, era de visita obligada El Hotel Marqués de Riscal, obra de Frank Ghery, al igual que el Museo Guggenheim de Bilbao.

La salida, desde Bastida, en dirección a El Ciego por San Vicente de la Sonsierra, lo que me permitió dar mis primeras pedaladas por La Rioja, la penúltima Comunidad Autónoma que me faltaba por pisar. (La última que me queda, las Islas Baleares, así que habrá que ir pensando en hacer por allí  la 312 o alguna otra …).

Plaza de San Vicente de la Sonsierra. La Rioja.

Por el camino, sorprendía la cantidad de vides, aún sin hojas, algún que otro chozo de vigilancia de los viñedos y pasar por la orilla del Ebro.

Guardaviñas del Bombón. San Vicente de la Sonsierra

Orilla del Río Ebro.

Tras unos 30 km, al coronar un repecho, primer vistazo a lo lejos del hotel, que destaca claramente por su revestimiento ondulado de chapa en tonos rosados, entiendo que en alusión a la uva

Viñedos de la Bodega Marqués de Riscal

Pero ya allí, primera decepción: solo permitían el paso si se contrataba la visita guiada a la Bodega, por lo que tuve que conformarme con lo que puede ver desde el exterior.

Vista del Hotel Marqués de Riscal desde el exterior.

Afortunada (o desgraciadamente) tenemos el Google street view, que a este paso va a conseguir que no haga falta visitar los sitios físicamente para conocerlos al detalle…

Imágenes del Hotel Marqués de Riscal de Google street view.

Desde El Ciego, seguí la ruta hasta Laguardia, ciudad que conserva su muralla y ambiente mediaval, y que está rodeada de bodegas, destacando  la Bodega Ysios, obra nada más y nada menos, de Santiago Calatrava, y que llama la atención por su cubierta ondulada, que de alguna forma responde al perfil de la Sierra Cantabria, a cuyos pies se ubica.

Bodega Ysios. Laguardia.

Otra singularidad de la Rioja Alvesa son los numerosos monumentos megáliticos existentes, destacando el Dolmen de la Hechicera, que puede visitar, metiéndome por una pista sin asfaltar.

Dolmen de la Hechicera

Tenía previsto además subir el puerto de Herrera, donde se ubica el balcón de la Rioja, pero lo descarté, ya que me había entretenido más de la cuenta y tenía que volver pronto a Vitoria para repetir con la familia la excursión por esta zona.

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Por la tarde, después de comer en un asador de Laguardia, pude ver por la tele la exhibición de Vingegard en la última etapa de la Itzulia,, haciéndome pensar, tal como subía el puerto donde atacó, que no debía ser tan duro como lo pintaban, y un poco confiado, me planté el Domingo en Eibar.

La organización, con toda la infraestructura de los profesionales, incluido control de firmas. Mi dorsal, el 135...

Control de Firmas

La salida neutralizada, hasta el Km 4, donde el director de carrera dio el banderazo de inicio, marcando el ritmo un par de corredores invitados del Euskaltel y Abraham Olano.

Salida neutralizada

Los primeros kilómetros favorables, muy rápidos llegando al primer puerto con 35 km/h de media, que era mas bien un repecho largo, y se pasó pronto, pero enseguida, el siguiente, Azurki, puerto ya de 1ª categoría, y que con un sector central de 2 km, al 10% de media, empezó a hacer mella en las piernas.

Tras la bajada, sin nada de llano, comienzo del tercer puerto, Gorla, el más largo (9,5 km), pero de pendiente más suave (5,7 % de media), por lo que podía mantener un ritmo decente. Pero incomprensiblemente, ya que apenas llevaba 45 km, y unos 1.400 m de desnivel acumulado, poco antes de coronar, empecé a tener síntomas de calambres, algo que me pasa habitualmente, pero no tan pronto…incluso me costaba pedalear bajando. Llegando abajo, pude meterme en un grupito y recuperar algo antes de llegar a Krebelin, que era el plato fuerte, con 5 km, a cerca del 10 % de media.

Pero no me esperaba, la trampa que escondía, ya que tras un inicio suave, empezaron a encadenarse rampones de más del 15 %, sin ningún descanso durante 3 km…por momentos me recordaba al Mortirolo, mientras veía a varios participantes echando pie a tierra…con muchísimo esfuerzo, conseguí llegar al Santuario de Arrate ya casi en la cima, donde había un avituallamiento, pero precisamente al parar, definitivamente se me quedó super cogido el cuádriceps izquierdo. Mientras, comía algo y cogía agua, se me pasó, y reanudé la marcha, aunque al ver la bifurcación entre el gran fondo y el medio fondo, tuve la tentación de recortar…

Pero bueno, mentalmente me acordé del recorrido que hice en Grazalema, y a esas alturas, lo equivalente era haber coronado Montecorto, así que pensé que lo más difícil estaba hecho y continué.

El siguiente puerto, de 3ª, sería como la subida de El Gastor, y ya solo quedarían, Gaidovar y el Boyarin…pues nada que ver, para empezar, tras el puerto, que sí fue relativamente fácil, metieron un par de repechos no puntuables, pero que terminaron de machacarme, sufriendo calambres ya cada vez que el porcentaje pasaba del 5%, así que como se volvía a pasar por Eibar, pensé seriamente quedarme ya allí.

Pero como uno es masoquista, y lo que quedaba era la parte que había visto por la tele, había que seguir.

Como dije antes, viendo como subió Vingegard, parecía fácil, pero Izua es muy duro, casi con los mismos números de Krebelin, pero afortunadamente, más constante y sin grandes rampas. Fue un poco agónico, pero se consiguió superar, y el último puerto, Urkaregi, ya no suponía una gran dificultad, así que ya solo se trataba de llegar a la meta como pudiera.

Porque fueron generosos y el cierre de control lo habían puesto a las 16;30, pero necesité 6 h 48 min, cuando los Pro, hicieron sobre 3 h 40 min, llegando de los últimos…menos mal que las pruebas son mi excusa para ir a conocer los sitios, porque si la motivación fuera más competitiva, tendría que empezar a pensar en la retirada, je je.

En la Meta.

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Para último día me había reservado el Monte Oiz, el Top 1 de los puertos del País vasco, y aunque había diseñado una ruta enlazándolo con la subida a Urkiola, que hubiera resultado espectacular,  tal como estaba no me lo podía plantear, por lo que decidí salir desde Durango, para subir por el Balcón de Bizkaia y luego bajar directamente. 

Lo único, que en vez de hacer la subida convencional del Balcón de Bizkaia, atravesé por una pista de hormigón, en la que de nuevo me metí en problemas, encontrando rampas de hasta el 22%, con lo que llegué al mirador algo resentido.

Para colmo, si en los días anteriores el tiempo fue extraordinario, aquí se fue estropeando conforme ganaba altura, empezando a haber niebla cada vez más espesa.

Balcón de Bizkaia

Ya metido en el tramo final de la ascensión al monte Oiz, la visibilidad era prácticamente nula, lo que unido a la dureza extrema de las rampas, hacía que empezara a ser desagradable. A pesar de todo, superé la parte más dura, con dos kilómetros a más del 12 % de media y picos de hasta el 20%, y llegué a la ermita de San Kristobal, justo donde comienza el descenso hacia Durango. Así que viendo el panorama, no le vi ya sentido a seguir, y decidí ahorrarme los últimos dos kilómetros, dejándome ya caer hasta el coche..

Ermita de San Kristobal. Monte Oiz.

Viendo luego fotos del sitio, me lamenté que el día no estuviera despejado, porque hubiese sido todo muy diferente…si vuelvo por la zona, se volverá a intentar. De todas formas, aunque algunas cosas no salieron como esperaba, en general, la visita a Euskadi  resultó bastante positiva, aunque físicamente quizá haya acabado peor que nunca.

Cima del Monte Oiz, sin niebla.

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Las próximas citas son todas de gravel: La Indomable en Almeria, La Gigante de Ruidera en Albacete  y la Rantxo gravel, en Girona, coincidiendo en alguna de ellas con un tal Alejandro Valverde…a ver que pasa.