Teníamos claro que el viaje de vacaciones este año iba a ser
a Italia, ya que la madre y la hija querían visitar Roma. Les dije que
esperaran para organizarlo a ver si por casualidad me clasificaba para el
Mundial de Gravel, pero tras el "fracaso rotundo" en La Indomable y
en la Ranxo, había que plantear un plan B. Y así, buscando alguna prueba
interesante por la zona centro de Italia, encontré la Nova Eroica Buoconvento,
uno de los eventos que organiza L'Eroica, pero que en lugar de estar reservado
exclusivamente para bicicletas vintage, en esta nueva versión las gravel serían
las protagonistas.
El viaje sería de cinco días, los tres primeros en Roma y
los dos últimos en Pompeya, ya que queríamos aprovechar para ver también las
famosas ruinas.
Para la primera noche, como volábamos muy tarde, cogí el
hotel junto al mismo Aeropuerto, por si no llegábamos a tiempo de recoger el
coche de alquiler, así que por la mañana la primera ruta decidí que fuera Fiumicino-Roma,
ya que estaba impaciente por ver el Coliseo.
Los entornos de las grandes ciudades suelen ser muy hostiles
para la bici, pero mirando recorridos por la zona en Wikiloc, pude sacar un
track que tenía pinta de no ser muy complicado, incluyendo varios tramos de
carril bici o ciclovías. Poco después de la salida, se pasaba por las Ruinas de Ostia Antica,
aunque desde el exterior del recinto no pude ver nada, tratando a continuación
de atravesar un espacio considerado Reserva Nacional, teniendo que dar marcha
atrás en la barrera de acceso, cuando un Carabinieri me regaño al verme
tratando de saltarla. Como "todos los caminos llegan a Roma", no
debería haber tenido problema para continuar por otro sitio, pero en un desvío me equivoqué y acabé metido
en la Autoestrade. Haciendo alguna 'pirula' pude volver a enlazar con el
trayecto, ya en la periferia de Roma, que la verdad es que deja bastante que
desear por la escasa calidad en general de las construcciones modernas.
Tras muchos semáforos, por fin el primer contacto con
ruinas, cruzando el Circo Máximo, para enseguida divisar el Coliseo precedido
por el Arco de Constantino, una visión que sin duda se me quedará grabada para
siempre, y que por tenerla ya mereció la pena todo el viaje. No quise
entretenerme mucho porque de todas formas para la tarde teníamos contratada una
visita guiada con Arqueólogo, en la que lo veríamos todo con detalle.
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El Coliseo |
La vuelta, por una carretera secundaria sin mucho trafico
que resultó agradable, aunque cuando pensaba que estaba todo hecho, entre
supuestamente en la Regina ciclarum, pista ciclabe que une Roma con la costa siguiendo
el curso del río Tiber, pero que el primer tramo que encontré en realidad era
un sendero a través de un cañaveral, que cada vez se cerraba más, haciendo
dificilísimo el paso. Conseguí atravesar, y llegar al mar, pero arañado por
todas partes.
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Fuimicino costa |
Después del traslado a Roma y una primera degustación de
auténtica comida italiana, visita al
Panteón, sin duda el edificio romano mejor conservado, y que asombra por el
perfecto estado de su inmensa cúpula de hormigón...cuesta imaginar como pudo construirse con tanta perfección, hace 1.900 años.
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El Panteón |
Posteriormente, la visita programada, que pese a durar tres
horas, con bastante calor, resultó muy interesante, visitando los Foros
imperiales, el Palatino, y el Coliseo, que desde dentro impresiona aún más,
sobre todo, comprobando que pasados cerca de dos mil años, su estructura y
funcionalidad es similar a la de cualquier estadio moderno importante.
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Interior del Coliseo |
Al día siguiente tenía la prueba, así que muy pronto me puse
en camino hacia Buonconvento.
El gravel se ha puesto de moda estos últimos años, pero los
italianos la verdad es que nos llevaban bastante ventaja y lo demuestra los
cerca de 1.500 inscritos que había.
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Salida de la Nova Eroica Buonconvento |
Por allí estuvo un ilustre como es Vincenzo Nibali, aunque solo en un paseo que habían organizado el día antes, por lo que no pude verle.
La carrera en sí, muy parecida a la Strade Bianchi, de
hecho, pasamos a escasos 15 km de Siena, por lo que seguro que compartimos
alguno de los tramos de sterrato, que la verdad, son una pasada, por lo bien
que los conservan, no encontrando ni una piedra más grande de la cuenta en los
cerca de 60 km que hicimos.
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Tramo de sterrato |
Tengo que decir, que tras volver de la Ranxo, estuve con problemas estomacales un par de semanas, encontrándome muy débil en las salidas previas, pero afortunadamente, el cuerpo parecía responder y pude hacerla sin sufrir demasiado, pese a los 2.100 m de desnivel acumulado a base de repechos (19 los reconocidos por la aplicación del Garmin Connect).
En total 130 km, en algo menos de 6 horas, quedando
clasificado el 196 de la general (41 M 40), lo que está bastante mejor que en
las pruebas anteriores, ya que aquí seguramente el nivel de los participantes
era más normalito.
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Llegada a Meta |
De vuelta a Roma, vista al Vaticano y paseo por el
Trastevere, dónde cayeron unas buenas pizzas. El secreto está en la masa,
aunque los ingredientes también influyen, sobre todo la salsa de pomodoro.
El día siguiente tocaba traslado a Pompeya, pero antes había
que hacer una rutilla con salida desde Roma. Aprovechando que allí amanece como dos horas
antes, a las 6:00 se puede estar pedaleando con luz más que suficiente, y con
escaso tráfico, por lo que era un gusto circular por el centro, pasando de
nuevo por el Vaticano, el Castell de Santa Angelo, o la Ribera del Tiber,
aunque la Fontana de Trevi, a las 6:30, ya estaba llena de turistas...
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Plaza del Vaticano |
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Castel Sant Angelo |
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Ribera del Tiber |
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Fontana de Trevi |
Tras pasar de nuevo por El Coliseo, la idea era llegar a
Castel Gandolfo por la antigua vía Appia, dónde se conservan algunos tramos de
la calzada original, que verdaderamente costaban pasar aún yendo con la gravel,
recordándome por momentos a la Paris Rubeaix.
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Calzada romana Vía appia |
Una vez que se pierde la vía, desvío ya por carretera, iniciando una subida que resulta exigente, y que al ser por lo visto una ruta de peregrinación o algo, tenía señales de prohibido bicis, por lo que iba preocupado por si en cualquier momento, me pararían.
No fue el caso, y pude llegar hasta la plaza donde está el
Palacio que sirve de residencia al Papa en verano, aunque lo más interesante
fue la vista sobre el lago Albano.
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Palacio Papal de Castel Gandolfo |
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Lago Albano |
El regreso a Roma, casi todo favorable, con una última parada en la plaza del Pópolo, cerca de la que estábamos alojados.
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Plaza del Popolo |
CLIC AQUÍ PARA VER RUTA: Castel Gandolfo por Vía Appia
Nada
más llegar, a recoger y poner camino a Pompeya, aunque antes quisimos entrar en
las Termas de Caracalla, otras de las ruinas romanas más emblemáticas y que son
verdaderamente impresionantes por su dimensión y el lujo con el que fueron
concebidas.
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Ruina de las Termas de Caracalla |
Y ya en Pompeya, directamente visita a las ruinas, de las
que solo cabe decir que son únicas...ahora cualquier sitio arqueológico va a
saber a poco en comparación. A parte de haber recuperado la trama completa de
la ciudad, y numerosas edificaciones, lo más sorprendente sin duda son los
restos de las decoraciones interiores de las viviendas, aunque también destacan
detalles del urbanismo como los pasos de peatones y las fuentes públicas.
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Interior de Domus de Pompeya |
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Urbanismo de Pompeya |
Pero lo que más llama la atención en la zona sin duda es El
Vesubio, que con su imponente presencia, domina toda la zona de la Bahía de
Nápoles, así que al día siguiente, la ruta estaba clara...
Opté por hacer un recorrido circular, que bordea todo el
parque Nacional del Vesubio, teniendo una panarómica de 360 grados sobre el
volcán, saliendo justo enfrente de las ruinas, sí bien es verdad que en su cara Norte se pierde un poco la referencia.
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Ruina de Pompeya desde Vía Plinio |
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Cara Norte del Vesubio |
A la altura de Herculano, la otra ciudad arrasada por la
erupción del 79 d.C se inicia la subida, de unos 10 km, y que llega
prácticamente al cráter, a donde ya solo se puede acceder a pie y con entrada,
que no tuve forma de conseguir, porque había que comprarla online y estaban
todas agotadas. Vi una cancela abierta e hice el amago de colarme, pero pensé
que podía meterme en un lío y decidí desistir, aunque sí que cogí unos cuantos
fragmentos de lava de recuerdo.
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Gran Cono del Vesubio |
Tras la bajada, me tuve que enfrentar al caos de tráfico que
hay en la zona, y que ya habíamos comprobado la noche anterior al haber
decidido ir a cenar a Nápoles, que incomprensiblemente está totalmente
descuidada, resultando horrible por momentos (solo se salvaron las pizzas del
restaurante Il presidente).
Pero me sorprendió que los conductores sí que parecían
respetar a los ciclistas e incluso muchos con los que me cruzaba me pitaban
saludando, hasta que en una rotonda, un nota me gritò "Forza Napoli"
y entonces lo comprendí...llevaba puesta la ropa celeste de "Mi
Grupeta", que coincide con los colores del Nápoles, y es que la pasión que
tienen allí por el fútbol es exagerada, y de hecho en la región se ha celebrado
por todo lo alto la consecución del campeonato de liga esta temporada,
encontrando en todas las ciudades las principales calles decoradas para la
ocasión con cintas de colores azul y blanco y fotos de los jugadores actuales y sobre todo, de
Maradona, que sigue siendo su D10s.
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Decoración por la victoria del Nápoles en la liga italiana 2022-23 |
Tras la anécdota, el plan para ese día era ir de excursión a
la isla de Capri, famosa por sus paisajes, y por haber sido convertida en
destino turístico de lujo, aunque por poco no llegamos a tiempo de coger el
ferry por culpa de nuevo del tráfico...1 hora para hacer 30 km... y por fin en
el puerto, pago del "impuesto revolucionario": 40 € el parking.
Ya allí, vuelta completa a la isla en barco turístico, que
resulta muy agradable, viendo todos los sitios de interés y los numerosos yates
que navegaban por allí, aunque, por lo que nos mereció la pena, fue por poder
ver la villa Malaparte, uno de los iconos de la arquitectura contemporánea aunque solo algunos frikis la valoremos...
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Villa Malaparte en Capri |
Tras la vuelta al puerto de Sorrento, la tarde la
completamos recorriendo la costa Amalfitana, muy similar por ejemplo a la Costa
Brava, pero que con la estrechez de las carreteras, y el intenso tráfico,
cruzándonos con numerosos autobuses que apenas cabían, fue muy estresante. Sí nos pudimos relajar en Amalfi, cenando en
la plaza principal y probando los típicos sorbetes de limón de la zona, siendo
la vuelta a Pompeya bastante más tranquila.
Esto me sirvió además para reconocer la zona, ya que el último día quería hacer algo por allí y no tenía claro que opción elegir. Finalmente, visto que la zona de Sorrento convenía evitarla, decidí hacer una ruta circular pasando por Amalfi, con doble paso por los Montes Lattari, cordillera situada entre Nápoles y la costa Amalfitana.
La ida, subiendo por Corbara, con impresionantes vistas de nuevo sobre el Vesubio, y bajando por Maiori, para llegar enseguida a Amalfi...qué fácil resultó hacer este trayecto en bici, en comparación con el día antes en coche, y escasamente en media hora más.
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El Vesubio desde la subida a Corbara |
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Vista de Amalfi |
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Duomo de Amalfi |
Las vistas de los acantilados eran un espectáculo, pero la pega fue que en todos los miradores
tenía el sol de cara y era complicado
hacer fotos decentes, pero una idea se puede hacer...
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Costa Amalfitana |
La vuelta, subiendo por Argerola, por unos enormes zigs zags
para coronar en un túnel en el que indicaba prohibido bicis, pero que tuve que
pasar porque no vi otra opción. Sólo quedaba bajar, de nuevo con las vistas
sobre el golfo de Nápoles, y los kilómetros finales peleando con el tráfico,
consiguiendo terminar justo a tiempo para el desayuno...
CLIC AQUÍ PARA VER RUTA: Costiere Amalfitana
Tocaba volver al aeropuerto, con lo que se terminaban las
mini vacaciones de verano, que han resultado verdaderamente intensas,
disfrutando a la vez de lo mejor y de lo peor de Italia, país al que volveremos
todas las veces que sea posible.
Y ahora a pensar en lo próximo…